El Salvador
lunes 25 de noviembre de 2024

Benicio del Toro, «el Brad Pitt latino»

por Redacción


Sus películas con Steven Soderbergh le han valido varios galardones, como el oscar al mejor papel secundario y un Golden Globe por su interpretación en "Traffic" (2000) así como el premio de interpretación masculina en el Festival de Cannes (2008) por "Che".

A veces le dicen el «Brad Pitt latino», pero Benicio Del Toro, de 48 años, de origen puertorriqueño que creció en Estados unidos, brilla con luz propia en el firmamento del séptimo arte.

Este sábado acudió a Cannes para la proyección de «A Perfect Day» del español Fernando León de Aranoa, que cuenta las peripecias de cuatro trabajadores humanitarios que tratan de poner un poco de orden en el caos que dejó la guerra de Bosnia (1992-95) en la que comparte cartel con Tim Robbins, Olga Kurylenko, Melanie Thierry y Fedja Stukan.

También participa en Cannes con otro filme, «Sicario», un thriller del canadiense Denis Villeneuve, que aspira, al contrario de la película del director español, a la Palma de Oro en la selección oficial.

Sus películas con Steven Soderbergh le han valido varios galardones, como el oscar al mejor papel secundario y un Golden Globe por su interpretación en «Traffic» (2000) así como el premio de interpretación masculina en el Festival de Cannes (2008) por «Che».

Su personaje de policía mexicano en «Traffic» catapultó la carrera de este actor atípico, que ya había pasado a un nivel superior en 1995, cuando interpretó a un extraño gánster en «Sospechosos habituales» de Bryan Singer.

En dos ocasiones, le dirigió su amigo Sean Penn, en «The Indian Runner» (1990) y «El Juramento» (2001).

Con unos ojos achinados rodeados de grandes ojeras -asegura que ya las tenía de pequeño- coronados por unas espesas cejas, Del Toro ejerce un atractivo animal.

Jefe de guerra carismático de la revolución cubana en la primera parte del «Che», encarna en la segunda a un Che Guevara casi mesiánico cuyo rostro desaparece progresivamente bajo su barba y cabello, hasta el sacrificio final.

Benicio Monserrate Rafael Del Toro Sánchez nació el 19 de febrero de 1967 en Puerto Rico en una familia de abogados. Su madre falleció de hepatitis cuando él tenía 9 años y unos años más tarde, su padre se trasladó con su familia a Pensilvania, Estados Unidos.

El James Bond más joven y malo 

Este apasionado del baloncesto y de la pintura al óleo inició sus estudios universitarios en San Diego (California), pero una clase de teatro le atrapó para siempre y entró al conservatorio Stella Adler y después al Square Acting School de Nueva York.

Tuvo pequeños papeles en la televisión, como en «Corrupción en Miami», en 1984, y actuó por primera vez en el cine en «Big Top Pee-Wee» en 1988. En 1989, Del Toro se convirtió en el James Bond más joven y malo en «Permiso para matar», que pasó sin pena ni gloria.

Los años siguientes también actuó en el «El funeral» de Abel Ferrara (1996), «Basquiat» de Julian Schnabel (1996) y «Fanático» (1996), una película más comercial junto con Robert De Niro, y en «Miedo y asco en Las Vegas» (1998) de Terry Gilliam.

En esta película delirante inspirada en la obra del periodista «gonzo» Hunter S. Thompson, Del Toro encarnó a un abogado permanentemente drogado, junto con Johnny Depp. Para este papel no dudó en engordar una veintena de kilos.

2000 fue un excelente año. Además de en «Traffic», hizo una comedia policíaca «Snatch: cerdos y diamantes» del británico Guy Ritchie (entonces marido de Madonna) y otra de suspense, «Secuestro infernal» de Christopher McQuarrie (guionista de «Sospechosos habituales»).

En 2002, el mexicano Alejandro González Iñárritu le ofreció un bello papel de exconvicto convertido en creyente ferviente, que mata a dos niños y a su padre en un accidente de coche en «21 gramos», un papel que le valió la nominación a los óscar al mejor actor secundario (2003).

Como personaje violento también interpretó entre otros a un policía corrupto en «Sin City» (2006) de Robert Rodriguez y Frank Miller y después Pablo Escobar, el «barón de la droga» colombiano, en «Paraíso perdido» de Andrea Di Stefano (2014).

Benicio del Toro también pasó tras la cámara, con el corto «Sumisión» (1995) y «Siete días en La Habana» (2012).

Desde febrero de 2014, este bisnieto de vasco y catalana obtuvo la nacionalidad española, aunque conserva la puertorriqueña.

En 2011 fue padre de una niña junto con Kimberly Stewart, la hija del cantante Rod Stewart.