El Salvador
sábado 16 de noviembre de 2024

Arturo Menéndez: “Quien toca un Óscar, nunca se lo va a ganar”

por Karla Espinoza


Una solicitud de exclusividad le exige llevar el filme “Malacrianza” (The Crow’s Net) a Estados Unidos para presentar la historia salvadoreña real de Don Cleo, el personaje principal que huye de sí mismo, de sus propios miedos.

Director y productor de cine, es considerado una de las joyas salvadoreñas que actualmente pesan dentro y fuera de las tierras salvadoreñas. Después de “Cinema Libertad”, fue catapultado y consagrado como un creativo que se caracterizó por hacer las cosas diferente y ahora, aunque no busca reconocimientos, hace sus trabajos con pasión y entrega. El resultado: la exportación de sus cintas.

Al hablar de Arturo Menéndez se podría mencionar a un director, guionista y productor de cine que desde los 17 años produce. Hace más de cinco años hizo un filme que rompió los esquemas nacionales y creó una esperanza en la cinematografía nacional. “Cinema Libertad” tuvo fuertes críticas por conocedores, y a pesar de haber contado con un presupuesto inicial de $1,500, fue un éxito.

Ahora, dos producciones después, logra en Estados Unidos un espacio en el cine extranjero y una solicitud de exclusividad le exige llevar el filme “Malacrianza” (The Crow’s Net) a dichas tierras para presentar la historia salvadoreña real de Don Cleo, el personaje principal que huye de sí mismo, de sus propios miedos y logra cautivar los corazones extranjeros.

La cinta tuvo un lleno total. De acuerdo con Menéndez, se vendieron 400 entradas, de las cuales la mitad del público eran salvadoreños y el resto estadounidenses. La premiere mundial de la producción salvadoreña, se llevó a cabo el pasado sábado 4 de octubre en el Silver Theatre del American Film Institute (AFI) de Silver Spring, Maryland.

El cineasta asegura que lo más duro en otras tierras es la crítica, aunque hubo estudiantes de cine estadounidenses quienes manifestaron su apoyo a la película.

Se me acercaron contentos que les había gustado mucho y eso fue de mucho orgullo para mí, dijo.

asistentes eeuu2

-¿De $2 mil fue el presupuesto final?

-No, con eso comencé el proyecto; con el tiempo fue incrementando. Al principio no había nada de plata y se pudo terminar como Dios manda. Estamos hablando de más o menos $100 mil solo en post producción.

¿Cuándo viene la cinta al país?

En eso estamos. No sabemos si voy en un par de semanas o hasta diciembre. Hemos estado en reuniones viendo la posibilidad para llevarla. La película en San Salvador creo que andaría por febrero, marzo o abril, quiero pensar que por ese trimestre y ojalá se pueda.

¿Hay otras solicitudes en otros países?

El que tengo asegurado es un festival latinoamericano en Nueva York y esperamos un par de cosas por ahí y cuando eso se dé les contaremos dónde más se podrá ver.
Sin embargo, no todo ha sido tan fácil para Menéndez. Cuando “Cinema Libertad” se estrenó en el país (2009), el único salvadoreño ganador del Óscar vino a las tierras cuscatlecas y desde su punto de vista hizo una crítica fuerte. Arturo no lo recibió de la mejor manera y es así como llegan a un encuentro no tan favorable. Ahora, años después, André Guttfreund el galardonado salvadoreño se suma al equipo y trabajan juntos en las producciones de Menéndez. Guttfreund se suma como el productor del filme.

¿Se ha sumado André Guttfreund a su producción?

André fue un gran apoyo de la película, fue un gran maestro, productor creativo y gran maestro. Estuvo metido en la producción. Tuvo que ver mucho en la televisión y ha estado al lado mío apoyándome. Ha sido un bastón muy importante dentro de la película.

Cuando salió “Cinema Libertad” hubo una confrontación entre ambos. ¿Qué pasó?

Cuando llegó André a El Salvador, nuestro primer encontronazo fue de pelearnos porque él no llegó a endulzar o ensalzar mi primer trabajo que era “Cinema Libertad”. Me criticó dura y severamente a mí y a mi producción y fue algo positivo, porque no era algo para destruirlo, sino que fue una crítica constructiva: Yo me enojé mucho en el momento, pero un día nos reunimos a comer y hablamos de que ambos teníamos el mismo objetivo de hacer las cosas bien y entonces por qué no trabajar.

¿Podría hacer una comparativa de “Cinema Libertad”, “Una Historia de Miedo” y ahora con “Malacrianza”? ¿Cómo ha sido esta evolución?

Ha habido, obviamente, un crecimiento y eso es natural. Una clave para todos los jóvenes que quieran hacer cine, es que tienes que rodearte de un grupo de gente que sepa lo qué estás haciendo; si ellos no saben lo que están haciendo, te va muy mal, y eso se nota en el trabajo y uno va entendiendo. Yo también soy guionista, soy escritor. De hecho, lo que hago actualmente tiene que ver con eso. Para darme cuenta de esta situación tuvo que pasar mucho tiempo. Cada vez comprendo más mi trabajo y lo que hago para vivir siempre tiene que ver con guión y escritura y cada vez uno va evolucionando.

¿Conserva muy buenos elementos de pasadas producciones como Meridiano 89?

Exactamente, Meridiano es mi casa y así lo he dicho siempre. Ahí está el Carlos “El Chino” Figueroa uno de mis productores; Santiago Gutiérrez, es de mis productores y un gran director de fotografía y mi director de fotografía; Francisco Moreno, que sigo con él e incluso tengo proyectos a futuro que con él que quiero desarrollar. Con Meridiano que los quiero involucrar. Tengo un proyecto de una película en inglés que se desarrollará en El Salvador con una productora canadiense y Meridiano fueron los primeros que yo dije que íbamos a involucrarnos también, siempre los conservo. Son mis amigos.

Como todo artista detrás de este gran triunfo vienen más sorpresas. Menéndez asegura que proyectará “Malacrianza” en otros festivales más. Tampoco quiso adelantar cuáles, pero destacó que luego siguen otros estados norteamericanos y será hasta el primer trimestre de 2015 que El Salvador verá la luz con “Malacrianza”. Como todo creativo se encuentra haciendo otros proyectos. El también hijo de uno de los más grandes artistas salvadoreños, César Menéndez, se ha abierto las puertas para crear más cinematografía.

¿Sobre qué hablaría este trabajo, nos puede adelantar del proyecto?

Es más bien una película que se iba a hacer en Cuba y en su lugar el productor dijo que quería a El Salvador como locación; estamos pensando filmar en el oriente del país. No tiene nada que ver con el contexto salvadoreño, y eso me agrada mucho también.

Hemos tenido en nuestras pantallas mucha realidad nacional, pobreza, niñez abandonada. ¿Qué más nos falta por ver de su parte?

Esos son los temas que me nacen escribir. Digamos que lo que yo entiendo y leo debajo de esa línea es lo que me gusta. No sé, uno va cavando y encuentra nuevas cosas.

¿Sobre la banda sonora de “Malacrianza”?

Tenemos cuatro de los mejores en el soundtrack, “Cartas a Felice”, “Adhesivo”, “Akumal” que los vine a conocer en México, que son grandes músicos que se están preparando en México y Pescozada que son mis hermanos. Cuando ellos comenzaron su carrera yo también lo hice y hemos crecido juntos. Tengo el privilegio de contar con estos músicos. Hay más músicos con los que yo quisiera trabajar siempre, yo admiro mucho a bastantes músicos. Me hubiera gustado incorporar a Pamela Robin, Shaka y Dres, Marcial Amaya y pues Safari Volvo a quienes admiro mucho.

Para el artista la crítica es necesaria para obtener mejores resultados en lo que se realiza. De esta forma

¿Qué piensa del fenómeno malinchista?

La crítica buena o mala es necesaria, si no la hay uno no aprende. Yo estoy expuesto a que me hagan pedazos. Todos los que estamos en estos estamos abiertos a que nos insulten o a que nos digan sus críticas. Esto es parte de ser artistas, en el momento que uno decide ser artista uno se expone a todo esto. Uno va a tener detractores y seguidores. La gente que diga que está sufriendo porque lo están criticando, pues a todos nos pasa. Uno puede tener grupos a los que le van a gustar nuestros trabajos, pero también otros que lo van a odiar, ¿y qué voy a hacer?, no lo voy a cambiar. Lo importante es hacer las cosas lo mejor posible, de la mejor calidad, rodearse de gente que sepa lo que está haciendo y hacer las cosas lo más honestamente posible.

¿Qué tan cerca te sentís de ganarte un Óscar?

Sonríe con nerviosismo y contesta – Yo no hago las cosas pensando en eso, no tengo ni idea ahorita. Ojalá que algún día pase. Yo siempre digo a André que el Óscar que tiene en su casa exhibido en la sala solo lo veo de lejos, no se lo he querido tocar porque hay una maldición que dice “quien toca un Óscar, nunca se lo va a ganar”. Yo no pienso en eso nunca. Si viene, será bienvenido, y estaré feliz, no lo niego, pero no está en mis planes ahorita, ni las pienso.

¿Cuál ha sido tu mayor obstáculo en El Salvador?

No siento que haya tenido obstáculos, a veces sucede que no hay plata. El dinero es un problema en El Salvador, en México y en China, en todos lados. Creo que es uno de los primeros obstáculos que hay en las artes. No lo veo como problema, sino como una manera de ser más creativo.

César empezó a producir desde pequeño. “Me gustaban las películas y las comentaba. Desde chiquito dije que quería ser crítico de cine, pero con el tiempo me fue gustando la fotografía y la lectura”. Sin embargo fue hasta los 15 años que le llega a su vida una adicción a la lectura.

Me leía tres o cuatro libros a la semana y me obligaba mucho a terminarlos. Con el tiempo fui viendo que me gustaba la literatura, la fotografía y el cine. Contar historias me fascinaba, era bien mentiroso desde chiquito, me gustaba aumentarle a las cosas. El tiempo pasó y como mi padre es artista, comprendió y vio que quería estudiar cine y me echó la mano para que pudiera estudiar.

¿A qué edad produce su primer trabajo?

A los 16 años hice un corto con una amiga, invitamos gente porque quería extras y personajes y nos quedó bien feo, pero la experiencia de buscar luces y transporte y esas cosas, para nosotros era una especie de fiesta. Luego a los 19 hice un corto en Nueva York; se llamaba “Wake Up”, un día lo pondré online. Luego mi segundo corto fue “Parábola” y ese corto me sigue fascinando a mí y a mucha gente y luego el que me abrió las puertas fue “Cinema Libertad”.