La dinámica de la Tierra sigue el ritmo de las placas tectónicas. Su movimiento despierta volcanes, libera grandes terremotos y regula las corrientes oceánicas y patrones climáticos. En ellas se desplazan los seis continentes del planeta que, en un futuro lejano, formarán una única extensión de masa terrestre que se convertirá en un supercontinente: Pangea Última.
Un equipo de investigadores de la Universidad de Lisboa señala que la Tierra cuenta con un ciclo regular de formación de supercontinentes de 600 años aproximadamente. Así como surgió la formación del supercontinente Pangea hace más 310 millones de años, proyectaron la aparición de otra gran masa terrestre que aglutinará a todos los continentes del planeta, informó National Geographic.
En este sentido, las placas tectónicas seguirán moviéndose por los siglos venideros para unirse nuevamente. Al término de este proceso, las Américas estarán unidas a África en el norte y la Antártida en el sur. En tanto, África estará chocando con Europa y Oriente Medio, mientras que Australia estará fundida al este de Asia.
Los restos del océano Índico rodearán al gran continente, que tendrá una especie de mar interior que recordará al Mediterráneo, con una India con forma de bota que se presentará como una Italia reemplazante, según los estudios retomados por el sitio Big Think.
El Himalaya dejará de ser la cadena montañosa más alta del mundo. El impacto entre los continentes dará lugar a una imponente cordillera que emergerá en las áreas de Florida y Georgia, que colisionarán con Sudáfrica y Namibia.
Los geólogos proyectaron varios escenarios que podrían dar a la aparición de Pangea Última, así como otras posibles formaciones que resulten en un único mega continente, según el hemisferio en el que resulte formarse.
Entre los modelos proyectados similares a Pangea Próxima se halla Novopangea, donde el océano Atlántico permanecería abierto y el Pacífico se cerraría en su formación como único continente. Otro modelo de supercontinente es Aurica, que tendría como territorio central las antiguas tierras de Australia y América, formándose alrededor del ecuador y extendiéndose en el hemisferio norte y sur.
Se suma otro modelo de formación, Amasia, donde todos los continentes se desplazarían al norte del planeta y dejarían sola a la Antártida en el sur.
Tanto la formación de Aurica como la de Amasia provocarían cambios significativos en el clima global, afectando las condiciones de vida de la flora, la fauna terrestre y los seres humanos que lograran sobrevivir hasta ese momento.
Con Aurica llegaría un aumento drástico de temperatura por la absorción de la luz solar en esa zona de la Tierra, lo que se agravaría con la ausencia de cascos polares para ese período de tiempo. En tanto, con Amasia se pronostica una nueva era de hielo que dañaría la biodiversidad de las áreas tropicales.