Científicos de un centro de investigación suizo lograron comunicarse por primera vez con personas completamente paralizadas por la enfermedad degenerativa de la neurona motora, y descubrieron que dicen ser felices.
El informe, publicado en la edición de este miércoles de la revista PLOS Biology, se basa en cuatro personas con síndrome de enclaustramiento total, lo que significa que no pueden moverse debido a la esclerosis lateral amiotrófica (ELA o enfermedad de Lou Gehrig), que destruye la parte del sistema nervioso responsable del movimiento.
La enfermedad paraliza la musculatura voluntaria y los pacientes no pueden ni siquiera parpadear o mover los ojos, y respiran con la ayuda de un respirador.
Sin embargo, utilizando una interfaz cerebro-computadora no invasiva que midió los niveles de oxígeno en el cerebro, los investigadores fueron capaces de detectar si los pacientes estaban pensando «sí» o «no» en respuesta a una serie de preguntas, con una tasa de precisión de alrededor de 70 %.
Algunas de las preguntas eran comunes, como la de si el nombre de su marido era Joachim, o si Berlín era la capital de Francia.
A los cuatro pacientes del estudio se les preguntó: «¿Eres feliz?» Cada uno de ellos reiteradamente respondió «sí» durante semanas siendo consultados.
«Al principio nos sorprendieron las respuestas positivas cuando le preguntamos a los cuatro pacientes con síndrome de enclaustramiento total sobre su calidad de vida», dijo el autor principal, Niels Birbaumer, profesor del Wyss Center for Bio and Neuroengineering en Ginebra, Suiza.
«Los cuatro habían aceptado la ventilación mecánica para mantener su vida cuando la respiración era imposible, de modo que en cierto sentido ya habían elegido vivir».
Hasta ahora, los investigadores creían que las personas con esta condición eran incapaces de comunicarse porque carecen del pensamiento dirigido a un objetivo necesario para usar una interfaz cerebro-computadora.
«Los impactantes resultados anulan mi propia teoría de que las personas con síndrome de enclaustramiento total no son capaces de comunicarse», dijo Birbaumer.
«Descubrimos que los cuatro pacientes que estudiamos fueron capaces de responder a las preguntas personales que les hicimos usando únicamente sus pensamientos», añadió.
«Si podemos repetir este estudio en más pacientes, creo que podríamos restablecer la comunicación útil en estados de enclaustramiento total para las personas con enfermedades de las neuronas motoras».
Para el estudio se utilizó espectroscopia de infrarrojo cercano combinada con electroencefalografía (EEG) para medir la oxigenación sanguínea y la actividad eléctrica en el cerebro.
Otras interfaces cerebro-computadora han ayudado a pacientes paralizados a comunicarse, pero tienden a requerir movimientos oculares para trabajar.
Se planean más estudios para ver si la técnica podría ayudar a más personas con parálisis como consecuencia de ELA, o que han sufrido un accidente cerebrovascular o una lesión de médula espinal.