Samsung, el mayor fabricante de teléfonos del mundo, atribuyó este lunes a problemas en las baterías los fallos del Galaxy Note 7, retirado del mercado después de que varios dispositivos se incendiaron, un escándalo que lastró la imagen de la empresa y le costó millones en pérdidas.
La investigación interna y otra independiente «concluyeron que las baterías fueron la causa de los incidentes del Note 7», dijo la compañía en un comunicado.
Samsung Electronics retiró a principios de setiembre unos 2,5 millones de ejemplares de Galaxy Note 7 de diez mercados cuando surgieron las quejas de que las baterías de litio explotaban durante la recarga.
Luego tuvo que extender la medida y suspender la producción cuando aparecieron nuevos informes sobre que los teléfonos de reemplazo también se incendiaban.
El aparato que estaba concebido para competir con el iPhone de Apple terminó costándole a Samsung miles de millones de dólares en pérdidas, además de daños en su imagen de marca.
Samsung admitió que fue la empresa la que especificó las características que debían cumplir las baterías.
«Nosotros asumimos las responsabilidades por los fallos a la hora de identificar y verificar los problemas originados en el diseño y la manufactura de las baterías», dijo la marca surcoreana.
«Queremos disculparnos sinceramente por las molestias y las preocupaciones que hemos causado a nuestros consumidores», dijo a la prensa en Seúl, Koh Dong-Jin, director de la unidad de móviles.
Samsung Electronics es la unidad más importante del conglomerado Samsung, el grupo industrial más importante de Corea del Sur, que tiene ingresos que representan casi un quinto del PIB del país.
Cuando comenzó el escándalo de los dispositivos que explotaban, la empresa llamó a revisión a 2,5 millones de aparatos y responsabilizó del fallo a las baterías, que las fabricaba un proveedor, que se cree que era la filial Samsung SDI.
Los teléfonos de reemplazo fueron dotados de una batería fabricada por la firma china ATL, que también presentaron fallas y varios se incendiaron, obligando a la empresa a retirar definitivamente el producto y a suspender su fabricación.
– Descartan acciones legales –
Desde entonces, la empresa intenta recuperar su reputación, con una campaña de prensa en la que ha reiterado sus disculpas en insertos publicados en los diarios estadounidenses más importantes como el The Wall Street Journal, The New York Times y The Washington Post.
En ese mercado, la empresa había vendido 1,9 millones de aparatos y el escándalo casi llegó a la estratosfera, después de que las autoridades aéreas estadounidenses prohibieran abordar aviones a pasajeros portando el Galaxy Note 7.
Para la investigación la empresa contrató a 700 expertos e ingenieros, comparando cerca de 200.000 teléfonos y más de 30.000 baterías.
En el informe publicado este lunes la empresa no identificó al fabricante de las baterías.
Según la firma independiente Exponent, que participó en la investigación, una de las pilas, identificada como Batería A presentaba un problema de diseño que ponía presión en el borde derecho de la misma. En tanto, la Batería B tenía un defecto de las soldaduras internas, indicó Kevin White, principal experto de Exponent.
Koh rechazó la posibilidad de demandar a los fabricantes.
«En cualquier pieza que usemos, la responsabilidad final recae en nosotros por fallar a la hora de verificar su seguridad y su calidad», dijo. «En este momento, no creo que sea adecuado seguir acciones legales», agregó.