El Salvador
miércoles 15 de enero de 2025

Lotería genética para saber si sobrevivirás o no al ébola

por Redacción


El trabajo confirma que estas respuestas tan diferentes entre unos individuos y otros no tienen nada que ver con la variabilidad genética del virus, sino que se deben a sus víctimas.

Estudios recientes de la Universidad de Washington, señalan que para sobrevivir o morir ante la infección del virus se trata de una especie de lotería para los humanos. Médicos han observado diferencias vitales en la respuesta de unas personas y otras a la infección, con esto se estaría cubriendo todo el abanico desde la resistencia total al virus hasta la muerte por hemorragias internas generalizadas.

Se trata de una investigación con ratones que descubre que la causa más probable son las diferencias genéticas entre individuos, y apunta a los genes esenciales que subyacen a esa sutil diferencia entre la vida y la muerte.

“Esperamos que los investigadores médicos puedan aplicar rápidamente nuestros resultados para desarrollar candidatos a fármacos y vacunas”, explicó el jefe del estudio, el microbiólogo Michael Katze, de la Universidad de Washington.

Los genes clave que han hallado en los ratones tienen su equivalente en el genoma humano, y es probable que conduzcan con rapidez a definir los marcadores genéticos de la resistencia al ébola y estos permitan estudiar en profundidad los fundamentos fisiológicos del desarrollo de la enfermedad y, en consecuencia, probar pequeñas moléculas (candidatos a fármacos) que puedan bloquear esos procesos devastadores.

Los investigadores de Washington han colaborado con el laboratorio Rocky Mountain de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH), en Montana, y la Universidad de North Carolina en Chapel Hill (EEUU). Su inspiración ha sido utilizar no una cepa concreta de ratones (ninguna había servido para estudiar la patología del ébola tal y como se presenta en las personas), sino todo lo contrario: un modelo de variabilidad genética, llamado Collaborative Cross, que habían desarrollado previamente para investigar las distintas respuestas humanas a otro virus, el de la gripe.

Los genes clave que han hallado los ratones tienen su equivalente en el genoma humano
“El Collaborative Cross” que es una población de ratones que combina ocho cepas homogéneas: cinco líneas clásicas de laboratorio y otras tres obtenidas del campo. En conjunto, estas ocho cepas contienen el 90% de la variabilidad genética de todos los ratones que andan por el planeta.

Para casi cualquier propósito práctico, su combinación se puede considerar un modelo de la laboratorio de la especie natural, pero con una diferencia crucial: los investigadores conocen hasta la última letra los genomas de las ocho cepas fundadoras, y pueden saber en todo momento de qué cepa proviene cada gen, y cada parte de cada gen, en un ratón que les interese por cualquier razón. Por ejemplo, porque sea resistente al ébola. Esto conduce a los genes responsables de la resistencia de manera casi instantánea, como en una Islandia de ratones.

Al infectarles con ébola, todos los ratones perdieron peso en los primeros días, como ocurre en humanos. Pero, también exactamente como ocurre con las personas, algunos ratones (19%) recuperaron el peso en dos semanas y no sufrieron el menor síntoma de la enfermedad; otros (11%) sufrieron los síntomas con un abanico de gravedad, mostrando una resistencia parcial al virus; el 70% restante sufrió los síntomas clásicos del ébola, con inflamación del hígado, coagulación retrasada, bazo hinchado y hemorragias internas, con un desenlace fatal en la mitad de los casos. No solo los síntomas, sino incluso los números aproximados, emulan con una fidelidad escalofriante la situación en humanos.

El trabajo confirma que estas respuestas tan diferentes entre unos individuos y otros no tienen nada que ver con la variabilidad genética del virus, sino que se deben a sus víctimas. Los científicos han insistido estos días en que la extraordinaria gravedad del actual brote de ébola en África occidental no se debe a que el virus se haya hecho más transmisible. La causa hay que buscarla más bien en la demografía de la población a la que ha atacado, organizada en ciudades más que en aldeas.