Ellie James, de 44 años, sufre una extraña enfermedad que hace que su cuerpo genere un mal olor. Ello le ha costado varios trabajos e insultos de los que están a su alrededor. Trimetilaminuria, es el nombre de esta enfermedad, que también es conocida como el síndrome de olor a pescado.
James adquirió la enfermedad tras un largo tratamiento con antibióticos que terminaron afectando la enzima flavinmooxigenasa (FMO3). Esta enzima se encarga de descomponer ciertos compuestos como la trimetilaminuria. Sin embargo este padecimiento hace que la FMO3 no funcione correctamente, o no se produzca.
“A esta enfermedad se le conoce como el síndrome del mal olor a pescado, pero en realidad la mayoría de las personas no producen este olor. Más bien tienden a oler a azufre o amoníaco, pero todo depende de lo que comas”, contó Ellie James al rotativo británico BBC.
Gran parte de las personas que sufren este trastorno admiten que tienen mal olor casi todo el tiempo pero señalan que no son capaces de detectarlo. Mucho más aterrador es “no saber por qué hueles y lo peor con frecuencia no me podía oler a mí misma”, señaló la paciente con TMAU.
“Puedo oler a un dulce muy intenso –como perfume barato- o a basura podrida, goma quemada, algún químico, así como a azufre o aguas residuales”, añadió James.
La variedad de olores significa que, hasta cierto punto, el paciente puede controlar lo que transpira.
La trimetilamina es el resultado de la degradación bacteriana de algunos aminoácidos, por ello, James explica que su cuerpo no puede descomponer, por ejemplo la colina, en un compuesto neutro, sino en uno tóxico.
Ellie James manifestó que si se evita comer alimentos con un alto contenido de colina – o trimetilamina- “puede ayudar mucho a minimizar el olor pero no elimina”.
Rechazo. Desesperación e impotencia son parte de la carga de los que padecen la extraña enfermedad. El mal olor que se genera es tan incómodo que Ellie comenta que sus compañeros de trabajo le llevaron jabones y desodorantes e –incluso- varias veces fue atacada verbalmente en el transporte colectivo. Además, ella llegó hasta utilizar desinfectante para quitar el «mal olor».
“No culpo a nadie de la reacción que tuvieron conmigo. Se trata de un transtorno muy raro y actúan por la ignorancia”, detalló la mujer.
La TMU es una enfermedad de la que se conoce poco, tanto es así, que James relató que cuando reunió fuerzas para visitar a un médico terminó en una humillante clase de higiene personal. Ellie James aseguró que “muchos doctores no están al tanto de la enfermedad, debido a que es relativamente rara, no está en la práctica general”.
Si bien este síndrome no tiene cura, el diagnóstico es importante para los pacientes porque ayuda a conocer causas, y así retomar el control de sus vidas.
«Me di cuenta que no puedo cambiar la reacción de la gente, pues sólo lo puedes hacer con un lento proceso de educación, pero lo que sí puedo hacer es cambiar mi reacción hacia ellos», comentó.