La Marina de Estados Unidos cree que finalmente encontró la solución a un problema que ha ocupado a los científicos durante décadas: cómo hacer para utilizar el agua de mar como combustible y reducir así la dependencia del petróleo.
El punto de partida es simple: los hidrocarburos están compuestos de carbono e hidrógeno, presentes en grandes cantidades en el agua de mar. Al capturar el dióxido de carbono (CO2) y el hidrógeno contenidos en el océano, es posible producir un queroseno sintético utilizable en los motores de barcos y aviones.
Los científicos del Laboratorio de Investigación Naval de Estados Unidos (NRL) demostraron la viabilidad de este concepto al hacer volar un avión con un combustible producido a partir del agua de mar.
«Es un hito gigante para nosotros», dijo el vicealmirante Philip Cullom de la Marina estadounidense, que busca reducir su dependencia del petróleo, con sus variaciones de precios.
Y es que la Marina es una gran consumidora de energía: en 2011 utilizó cerca de dos millones de toneladas de combustible.
Tras nueve años de trabajo en el tema, Heather Willauer, química del NRL, no esconde su alegría: «Por primera vez fuimos capaces de desarrollar una tecnología para obtener CO2 e hidrógeno del agua de mar simultáneamente, eso es un gran avance».
Directamente utilizable
El CO2 – que está 140 veces más concentrado en el océano que en el aire – y el hidrógeno son capturados por un proceso de electrólisis y luego licuados y transformados en hidrocarburos.
El combustible resultante tiene una apariencia y un olor similares al del queroseno convencional, asegura Willauer. La gran ventaja, según el vicealmirante Cullom, es que es directamente utilizable en los motores de los barcos y aviones actuales.
La producción de este combustible se realiza en la actualidad en pequeñas cantidades en un laboratorio.
Ahora que han demostrado que puede funcionar, el siguiente paso de los especialistas es producir este combustible en cantidades industriales. Pero antes de eso, y en asociación con algunas universidades, los expertos quieren lograr capturar una mayor cantidad de CO2 e hidrógeno.
«Hemos demostrado la viabilidad, ahora queremos mejorar la eficiencia del proceso», explica Willauer.
Esta innovación es importante en el plano estratégico, porque permitiría acortar significativamente la cadena de suministro, un eslabón débil de cualquier armada que la vuelve más susceptible de ser atacada.
En la Marina «no necesariamente vamos a una estación de gas para obtener nuestro combustible, nuestras estaciones de gas llegan a nosotros en la forma de un petrolero, un buque de reabastecimiento», explica el vicealmirante Cullom.
Estados Unidos dispone de 15 petroleros para abastecer sus buques militares.
Sólo los portaaviones están dotados de una propulsión nuclear. Todos los otros navíos frecuentemente tienen que abandonar su misión durante algunas horas para navegar en paralelo con los petroleros hasta llenarse completamente de combustible, una operación delicada.
Los investigadores, no obstante, advierten a los más entusiastas que se necesitarán al menos 10 años para que los navíos estadounidenses puedan producir su propio combustible a bordo.