Un tiranosaurio relativamente pequeño reinó en el Ártico hace 70 millones de años, según un informe publicado este miércoles (ayer) sobre una nueva especie identificada a partir de huesos de cráneo y mandíbula fosilizados hallados en Alaska.
Este dinosaurio, bautizado Nanuqsaurus hoglundi, tenía el tamaño de un hombre moderno y era dos veces más pequeño que su primo cercano, el temible Tyrannosaurus rex o T. rex, indicaron paleontólogos, que reportaron su hallazgo en la revista estadounidense PLOS One.
El cráneo de la feroz criatura, descrita como un «lagarto oso polar», medía 64 centímetros de largo, frente a los más de 1,5 metros de T. rex, indicó el análisis de Anthony Fiorillo y Ronald Tykoski, del Museo Perot de Naturaleza y Ciencia de Dallas, Texas (sur de Estados Unidos).
Este tiranosaurio, que se desplazaba por tierras a oscuras durante la mitad del año y donde las lluvias, heladas y nevadas eran frecuentes, probablemente tenía un fuerte sentido del olfato y una visión aguda para cazar presas en la noche.
El animal tenía un tamaño similar a otro dinosaurio carnívoro que vivía en Alaska, el Troodon, dijo Fiorillo a la AFP.
«Este tiranosaurio pigmeo es realmente interesante, ya que nos informa sobre el medio ambiente que existía en el antiguo Ártico», explicó.
«Pero lo que es aún más cautivante de este descubrimiento es que el Nanuqsaurus hoglundi nos revela la riqueza biológica del mundo polar de ese momento, cuando la Tierra era mucho más cálida que hoy», añadió.
Los huesos fueron encontrados en un acantilado sobre el río Colville, en el norte de Alaska. Restos de T. rex mucho más grandes habían sido hallados antes más al sur, repartidos por todo el oeste de Estados Unidos, donde el clima era supuestamente más cálido.
Un hallazgo «muy emocionante»
El área dentro del Círculo Polar Ártico donde se encontraron los huesos del nuevo dinosaurio no era tan fría hace 70 millones de años, y probablemente tuviera un clima similar a la moderna Seattle en Washington (noroeste de EEUU), o Calgary en Alberta (suroeste de Canadá).
Los fragmentos del cráneo del tiranosaurio se encontraron en un agujero junto a un dinosaurio con cuernos al cual probablemente mató y trató de comer, de acuerdo con las marcas del tamaño de dientes en los huesos del herbívoro, dijeron los investigadores.
Al enviar los datos del descubrimiento para su publicación, los investigadores tenían cuatro pedazos de huesos, algunos cruciales porque mostraron el crecimiento de la cabeza de un Nanuqsaurus hoglundi adulto, permitiendo a los científicos estimar el tamaño total del cráneo.
Desde entonces, más fragmentos fueron desenterrados, dijo Fiorillo.
«Tenemos una imagen bastante completa del cráneo ahora. Lo bueno es que el sedimento que lo llenó conserva la forma del cerebro y podemos ver que este animal también tenía un sentido bien desarrollado del olfato», agregó.
El paleontólogo Paul Sereno, de la Universidad de Chicago, quien no participó en la investigación, consideró el hallazgo como algo «muy emocionante».
Cuando se encontraron los primeros fósiles de dinosaurio en el Ártico hace tres décadas fueron confundidos con huesos de ballena.
Al principio, algunos expertos creían que los dinosaurios podrían haber migrado, pero descubrimientos más recientes han desmentido esa hipótesis.
«No podíamos creer que pudieran vivir allí en la oscuridad», dijo Sereno a la AFP, pero agregó que «de alguna manera deben de haberlo logrado».
El nombre de la nueva especie, Nanuqsaurus hoglundi, es un guiño al nombre inuit para el oso polar, Nanook, y el magnate del gas natural Forrest Hoglund, quien ayudó a financiar el museo de Texas donde se exhiben los huesos de dinosaurios del Ártico.