Teléfonos inteligentes cada vez más sofisticados y una infinidad de pulseras y relojes conectados marcaron la edición 2014 del Congreso Mundial de la Telefonía Móvil, que este jueves cierra sus puertas en Barcelona.
Los grandes fabricantes, mayoritariamente asiáticos como Huawei y Sony, lanzaron en Barcelona las última novedades de sus marcas, buscando diferenciarse unos de otros con la integración de tecnologías más recientes en materia de procesadores, cámaras, sonido o calidad de la pantalla.
Samsung presentó así el Galaxy S5, buque insignia del primer fabricante mundial, que vendió cerca de 300 millones de de smartphones en 2013.
Pero los fabricantes trajeron también teléfonos inteligentes menos lujosos y más baratos, destinados a los mercados emergentes, como el ZTE y el Alcatel OneTouch, en un momento en que los países en desarrollo experimentan una caída de ventas.
La fundación Mozilla incluso anunció la preparación de un smartphone de 25 dólares, gracias a la reducción de los precios de los componentes realizados con el fabricante de elementos electrónicos chino Spreadtrum.
Por su parte Nokia lanzó una nueva gama de teléfonos a menos de 150 euros, los Nokia X, que funcionan con el sistema operativo Android de Google, rival de Windows Phone, la plataforma de Microsoft.
Otra de las grandes tendencias de esta edición, la emergencia de un nuevo fenómeno tecnológicos: los objetos conectados.
Relojes y pulseras están ahora vinculados a los smartphones y permiten leer los correos electrónicos o mensajes de texto, pero también supervisar un recorrido de jogging, tomar el pulso o vigilar el sueño.
Según el centro de investigación Canalys, las ventas de pulseras y relojes conectados pasarán de 17 millones de unidades en 2014 a 45 millones en 2017. Y, según los industriales, habrá en total miles de millones de objetos conectados.
Los fabricantes mostraron algunos ejemplos en Barcelona, desde la pelota de baloncesto conectada que permite mejorar nuestro juego, al cepillo de dientes inteligentes que vigila nuestra técnica de lavado.
«El mundo se acerca a un punto de inflexión en la tecnología», afirmó el presidente de Nokia, Risto Siilasmaa, a la prensa durante el congreso, inaugurado el lunes pero que abrió sus puertas el domingo.
«Vemos un mundo en el que la conectividad se extenderá de forma masiva, vinculando todas las cosas a todo el mundo», afirmó.
Estos objetos serán capaces de conocer su posición y de analizar la temperatura, los movimientos y la composición química de los que les rodean, siendo capaces de comunicar entre sí, explicó el presidente de Nokia.
«Flujos masivos de información llegarán de estos objetos, haciendo que el tráfico de datos actual parezca modesto», agregó.
Excluyendo los ordenadores, teléfonos y tabletas, existían 175 millones de objetos conectados en 2013, un mercado de un valor de 24.200 millones de euros, según el organismo Idate, quien prevé que en 2017 este mercado alcance 470 millones de módulos por un monto total de 40.000 millones de euros.
Esto podría representar importantes ingresos para los operadores y los propietarios de las redes por las cuales circularán estos datos.
Otra posibilidad de crecimiento para ellos: recoger en tiempo real grandes volúmenes de informaciones, potencialmente lucrativas, sobre cada uno de sus abonados.
Porque si los operados aceptan compartir todas las informaciones sobre la localización y los hábitos de sus clientes, esto podría hacer dispararse la publicidad personalizada, según los analistas.
Esta publicidad dirigida podría generar cerca de 44.000 millones de dólares por año en 2017 para los operadores de las redes, según un estudio del grupo de tecnología móvil Syniverse.
Otro gabinete, Gartner, predice por su parte que la publicidad móvil en el mundo pasará de 18.000 millones de dólares este año a 42.000 millones en tres años, en parte procedente de publicidades geolocalizadas de pequeños anunciantes locales.