La inteligencia artificial se está expandiendo en la automoción. Con automóviles que ya conducen solos a partir de sensores y la detección de semáforos, peatones y cualquier obstáculo. En el ámbito social, con todo tipo de dispositivos “inteligentes.
También en lo militar, con la investigación aunque en secreto por motivos tácticos de robots militares con capacidad para tomar decisiones en guerras del futuro.
El director del Instituto de Investigación en Inteligencia Artificial del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), López de Mántaras, asegura que “la inteligencia artificial permite descubrir muy rápidamente si algo que existe en el mercado puede usarse para otra cosa”.
Por ahora las máquinas están capacitadas para comprender únicamente cosas relativamente sencillas en contextos muy delimitados.
López de Mántaras no descarta que algún día existan máquinas con cualidades mucho más sofisticadas y más o menos similares a las de las personas, aunque precisa que nunca podrán tener exactamente las humanas.
En el caso hipotético de que algún día se llegara a desarrollar alguna inteligencia artificial “extremadamente sofisticada” y por tanto más similar a la humana, algo que hoy en día es ciencia ficción, ha dicho, se incurriría en un riesgo muy importante: que los valores de esa máquina fueran muy diferentes a los de los hombres y eso sería un enorme problema.