Ver televisión, lectura constante, ingerir dos tazas de café diarias o conversar regularmente son actividades para ejercitar el cerebro a las que nos podemos habituar para no padecer de enfermedades relacionadas con la pérdida de facultades cognitivas en la vejez, tal como el Alzheimer.
Para el Dr. William Arias Sifontes, neurólogo del Instituto de Neurociencias de El Salvador, es importante realizar estas actividades desde edades tempranas. “Se le presta poca importancia a la prevención porque no pensamos que nos pueden atacar enfermedades como el Alzheimer. Por otro lado se ignora la existencia de terapias sencillas pero muy efectivas, como la gimnasia cerebral, que se pueden hacer en cualquier edad previa a la vejez”.
Arias destaca que los hábitos alimenticios ejercen una influencia positiva para mantener el cerebro activo, entre ellas el consumo de vino y café en cantidades moderadas.
Además de prevenir enfermedades cardiovasculares y envejecimiento prematuro, el vino tinto ayuda a reducir el riesgo de padecer Alzheimer, según un estudio publicado en la revista Journal of Biological Chemistry de Estados Unidos. Detalla que el consumo moderado de esta bebida, así como del té verde interrumpe el proceso que detona esta enfermedad debido a que estas contienen el antioxidante EGCG.
Asimismo, una investigación del científico Michael A. Yassa, del nstituto de neurobiología de la Universidad de California, obtuvo resultados iniciales que concluyen que la cafeína puede contribuir a reforzar la memoria.
Arias Sifontes también enfatizó en la necesidad de tener una dieta sana y balanceada.
Pero hay prácticas sencillas que se pueden llevar a cabo todos los días que ayudan no solo a prevenir enfermedades, sino a desarrollar destrezas mentales y agudizar los sentidos.
Gimnasia cerebral. Al igual que la actividad física, la gimnasia cerebral es vital para mantener activas las funciones , asevera el Dr. Arias Sifontes, Consiste en ejercicios de las funciones cognitivas, ejecutivas, intelectuales, procesos de pensamiento y conocimiento, mediante la utilización de todos los sentidos.
Entre las actividades concretas se encuentra la resolución de acertijos, crucigramas y armado de rompecabezas. Igual de efectiva es la lectura en voz alta, ya que ejercita el oído, la mente, la vista y por supuesto la voz.
Otra práctica son los movimientos corporales cruzados. Se trata de tocar la rodilla derecha con la mano izquierda y la izquierda con la derecha, ya sea de pie, sentado o recostado. Esto pone a funcionar los hemisferios cerebrales para desarrollar la concentración.
Tales ejercicios generan una óptima circulación sanguínea en el cerebro y un mejor desempeño de las redes de neuronas. Los beneficios se perciben inmediatamente, cuando se mejora la capacidad de observación, comprensión, atención, creatividad y autodominio, entre otras.
La lectura. El cerebro de un intelectual de la talla de Albert Einstein ha sido objeto de numerosas investigaciones. Muchas de ellas, desde distintos matices, indican que el porcentaje de tejido glial, encargado de proteger las neuronas, era muy superior que el de los seres humanos promedio.
Con la lectura, este tejido crece y el cerebro en general se ejercita. Un hábito lector continuo ocasiona que las regiones del oxipital, del lóbulo frontal y del lóbulo temporal aumenten su tamaño y eficiencia.
La lectura también genera que el hipocampo (parte del cerebro localizada en el lóbulo temporal), encargado de la memorización, aumente, y que las neuronas se tornen más activas.
Las personas que lean habitualmente obtienen mejores resultados en pruebas académicas y pueden ayudar a enfrentar mejor el Alzheimer y padecimientos asociados con la demencia.
Ver televisión. Esto también contribuye a mejorar la actividad cerebral, pero el neurólogo Arias Sifontes recomienda seleccionar los contenidos idóneos para esto, ya que “no se trata de encender el televisor y ver cualquier cosa”. Por eso sugiere observar películas y series televisivas con una trama compleja, donde el televidente deba recordar detalles de la acción para reconstruir la trama de la historia. A esto se le suman los programas de los canales didácticos y de carácter educativo.