miércoles 30 de octubre del 2024

Los jóvenes de la robótica

por Rebeca Martínez


Desde hace dos años, los estudiantes que cursan el bachillerato en electrónica con especialidad en mantenimiento y reparación de computadoras han recibido en el aula robótica educativa por iniciativa y pedido de los mismos alumnos.

Un robot dinosaurio, que responde a movimientos mediantes señales que son enviadas desde una tableta, es el nuevo invento del  joven Alberto Peña. El robot dinosaurio, que contiene una tarjeta inalámbrica y 16 motores en su interior, mueve su cabeza, brazos y también camina.

El proyecto lo creó como parte de su trabajo de graduación. Hoy, ha conseguido un valor de $1,800,  financiamiento que ha obtenido con ayuda de sus profesores, compañeros y él mismo.

El joven cursa tercer año de bachillerato, especialidad en electrónica, en el Instituto Nacional Técnico Industrial (INTI), ubicado en la capital salvadoreña,  y a su corta edad ya tiene una lista de clientes a quienes ha vendido sus proyectos a costos entre los $250 y $300.

Alberto es parte de 120 alumnos del INTI que se han dedicado a explorar el mundo de la robótica  creando proyectos, entre los que figuran: humanoides, robots exploradores –terrestres y acuáticos- y cyborgs controlados desde lenguajes especiales de programación, sensores, microchips, softwares libres y motores. Todo armado por ellos mismos.

Desde hace dos años, los estudiantes que cursan el bachillerato en electrónica con especialidad en mantenimiento y reparación de computadoras han recibido en el aula robótica educativa por iniciativa y pedido de los mismos alumnos.

Foto D1

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José Gabriel Aguilar y  Ángel Sánchez son los docentes encargados de impartir la materia y los que han introducido a los jóvenes a la robótica, con el fin de disipar la imagen del instituto involucrada en desórdenes estudiantiles orientándola a acciones positivas en la que la misma juventud se destaque por sus logros.

El proyecto de robótica no cuenta con el financiamiento necesario por parte del centro educativo, por lo que los docentes y alumnos han creado formas alternativas para generar fondos monetarios que cubran los gastos en los que incurren sus trabajos. Aguilar y Sánchez contribuyen con parte de sus salarios para que los proyectos se mantengan. Asimismo, los jóvenes realizan actividades en el instituto que les permiten financiar sus esfuerzos.

“Los muchachos han vendido dulces y comida para lograr comprar piezas para sus proyectos”, comenta Aguilar, quien ha mostrado una entrega incondicional al proyecto que vio nacer.

El desarrollo de la robótica en el instituto, a este nivel, según Aguilar, significaría que se invirtiera “$2,000 para que los alumnos tengan las condiciones y herramientas necesarias”. No obstante, distribuyen el presupuesto general de la materia para atribuir una parte a la subespecialidad de robótica y su desarrollo en los estudios.

Para la mayoría de estos jóvenes este ha sido su primer encuentro con la robótica y lo tecnológico, muchos de ellos no recibieron clases de computación o informática en sus estudios previos. Sin embargo, no ha sido obstáculo para comprender lenguajes de programación complejos o funcionamientos de motores nunca antes vistos.

Marlon Argueta, de 17 años, se interesó por la robótica desde el primer año de bachillerato. Él explica como en una vacación se dedicó por completo a crear, por motivación propia, un prototipo de humanoide. Desde entonces ya suma seis proyectos creados, entre ellos: un carro con un brazo robot, una tortuga a base de bluetooth, un carro, entre otros. Su última creación es un humanoide llamado “Atom”.

Marlon es autodidacta, la robótica ha llenado sus expectativas y ha decidido ampliar sus estudios enfocados en mecatrónica.  Por ahora, su objetivo es mejorar el funcionamiento de “Atom” para “que sea 4X4 y camine en cualquier tipo de suelo”.

Los profesores, Aguilar y Sánchez, ambos ingenieros en sistemas, enfocan sus esfuerzos en investigar y actualizarse sobre el tema de robótica para transmitir el conocimiento a sus alumnos. Por ahora, ninguno de los docentes ha recibido capacitaciones o algún tipo de formación en el rubro tecnológico. Sin embargo, Sánchez ha recibido la oferta de un programa becario por parte de la Dirección Nacional de Ciencia y Tecnología, que consiste en una beca en la India en 2014 para una especialización en el tema de la robótica.

El director nacional de Ciencia y Tecnología, William Ernesto Mejía, explicó que el objetivo es “buscar oportunidades para que los docentes que están involucrados en proyectos con los estudiantes salgan del país para especializarse en conocimiento tecnológico”.

En el caso del docente Ángel Sánchez, la oportunidad de la especialización ha abarcado una beca previa para el estudio del idioma inglés, ya que para efectuar la formación en el extranjero es requisito este idioma. Crecer en conocimiento tecnológico permitirá compartir con los estudiantes del INTI innovaciones en el tema.

Los alumnos  se han convertido en autodidactas de la rama tecnológica en la que han encontrado pasión.

Foto D1: Sara Castro

Foto D1: Sara Castro

Evelyn Reyes habla con soltura sobre programación de “lenguaje C” y aplicaciones Android, al explicar la función de su robot detector de objetos acuático. El aparato está construido de materiales reciclados, ya que por no contar con las herramientas necesarias ni con el presupuesto  idóneo, los jóvenes crean sus proyectos con elementos reusables.

Sánchez manifiesta que otra manera de solventar los problemas de escasez de recursos es a través de las donaciones de equipo inservible que recibe el INTI, del que los jóvenes recuperan y reparan piezas que utilizan en sus proyectos. Para los estudiantes hasta los juguetes son materiales valiosos para reutilizar piezas.

La motivación y cambio de actitud que ha logrado la robótica en las expectativas de los bachilleres ha trascendido al punto que muchos de los exalumnos siguen participando en los proyectos que actualmente se ejecutan. A pesar de este logro, los docentes sienten preocupación por aquellos jóvenes que no tendrán la posibilidad de explotar y especializar su potencial en la robótica con una carrera universitaria por la falta de recursos económicos.

El trabajo y sacrificio hecho por los alumnos del INTI está cosechando poco a poco frutos labrando el camino para fomentar una cultura de tecnología y conocimiento científico. En la 1ª Feria de Ciencia y Tecnología, realizada el pasado martes en el Centro Internacional de Ferias y Convenciones (CIFCO), 46 jóvenes participaron en la exposición de sus logros. La feria fue impulsada por el Viceministerio de Ciencia y Tecnología.

Esta participación no es la primera: en el último año han sido invitados para mostrar su trabajo en innovación tecnológica por diferentes instituciones y ya cuentan con diplomas de reconocimiento a su esfuerzo.

El Viceministerio, a la fecha, ha contribuido con la institución abriendo espacios en eventos de tecnología y robótica que les permiten intercambiar ideas y conocimiento con otros proyectos.

En el país, 43 centros educativos están trabajando en el desarrollo de la robótica. El esfuerzo que realiza el viceministerio, de acuerdo al director nacional de Ciencia y Tecnología, se ha entregado becas para los estudiantes, equipamiento tecnológico, mejoramiento de infraestructura entre otros.

Al INTI se ha dotado con más de 300 computadoras portátiles, lo que les ha hecho más fácil el trabajo a la hora de programar movimientos y funciones a sus proyectos vanguardistas. Con esto, la brecha tecnológica se va acortando en la educación y los jóvenes están sentando las bases de una sociedad del conocimiento.

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