A Víctor Hugo Rodríguez algunos lo identifican como el votante que se comió la papeleta, un hecho que dejó a varias personas desconcertados por esta manifestación en la emisión del sufragio; para el “Crack”, como también se hace llamar, se trató de un performance que buscaba dar un mensaje social y político: un momento único para emitir el poder del pueblo y elegir a quién mejor le pareciere, pero también una crítica para el abstencionismo, y para los votos nulos.
No es un artista cualquiera, a pesar de haber cometido el delito de “fraude electoral” por destruir material de las elecciones y ser procesado por los tribunales, ha sido becado por la Fundación colombiana MISOL, la cual selecciona artistas sobresalientes en diferentes naciones. Además, está próximo a recibir una beca más en Suiza y otra en México para seguirse abriendo espacios.
Por si eso fuera poco, Rodríguez es el responsable de diferentes performances (representaciones escénicas que buscan provocar a la audiencia), es un curador de artistas emergentes y fue uno de los responsables de la selección de la exposición “Transmigraciones”, realizado en el Centro Cultural de España (CCESV). Su representación el pasado 9 de marzo, cuando se comió la papeleta de votación en la segunda vuelta de las pasadas elecciones presidenciales, dice que fue nada más una manifestación artística que muchos no entendieron, pero que lo llevó a pagar grandes costos, de los cuales, no se arrepiente.
Desde pequeño, Rodríguez, se caracterizó por llamar la atención o dar un mensaje siempre sobre algo que pensaba; lo cierto es que el estudiante del colegio Champagnat siempre fue criticado por las autoridades de la institución y hasta expulsado por sus obras. Ahora está a punto de enfrentar una nueva audiencia por destrucción de material electoral, una reapertura del caso a petición de la Fiscalía General de la República (FGR).
Sin embargo, estos procesos en su contra no son lo suficiente para frenar a este creativo. Asegura que tiene bajo su manga dos representaciones más que próximamente se darán a conocer, así como el acto de hincarse en maicillo, en el medio de la Plaza Libertad en 2014; salir a vender paletas en pleno centro de Santa Tecla y otros accionares que entre el círculo de artistas son aplaudidos.
A sus 34 años de edad ha trascendido a ser un artista conceptual que presenta sus performance en diferentes espacios públicos, una forma de manifestar sus mensajes; aunque este tipo de arte no es bien conocido en el país, sigue intentando recrear las piezas.
¿A qué se dedica?
Soy un artista conceptual, en principio era cerrajero, mi familia se dedica a eso, estudié diseño gráfico, quería estudiar algo que se apegara al diseño y saqué un técnico en la Universidad Don Bosco.
¿Con qué tipo de arte se expresa?
Lo que últimamente estoy usando son acciones, conductas en lugares específicos que pueden provocar a las personas. En un momento u otro pueden transformar la situación, de repente por descontextualizar la situación. Últimamente he llegado a participar a los lugares, el más reciente fue el de espacios públicos en Honduras. Lo que busco es llegar al lugar y hacer una acción.
En Honduras traté de jugar con un alambre tipo razor con la estética de un slinky (resorte con los colores del arcoiris, comúnmente utilizado por niños); la pieza se llama “Al final del arcoíris”. Yo trato de confrontar símbolos, el símbolo de seguridad que es el razor con un slinky que es un juguete, son símbolos de seguridad con símbolos de recreación, cuál es el encierro y entonces empiezan todo tipo de preguntas, se empieza uno a generar preguntas. La intención de que yo haga arte es por eso, porque yo empiezo a preguntar en los lugares donde no hay espacios de preguntas, porque todo está, supuestamente, equilibrado, entonces yo hago este tipo de acciones y también redefino objetos. Estoy haciendo una serie de combinaciones con las acciones, utilizar los objetos con un diálogo que redefino, como por ejemplo el slinky y hacer algo correspondiente a este y que tenga una relación.
Anteriormente, ¿qué tipo de arte hacía?
Anteriormente hacía arte digital, pintura, pero creo que este tipo de arte convencional como pintura, no va más allá de un lugar expositivo que está en un museo, en una galería, es solo el acceso para para gente exclusiva; en cambio, el arte en calle, el arte acción, el arte relacional tiene ese aporte de permitir hacer una acción más globalizada de que cualquier persona tenga ese acceso. A mí me parece que sea una representación, pero nosotros lo que hacemos este otro tipo de arte intentamos de que trasgreda de ser una representación a una presentación porque estamos viviendo, somos el presente. El arte contemporáneo tiene que ir a la par de la vida.
¿Muchos lo recuerdan por el acto de comerse la papeleta, ¿por qué lo hizo y qué significó?
Esta pieza nace de la impotencia como ciudadano de percibir democracia por parte de los principales partidos políticos y sus propuestas de gobierno del país, Norman Quijano (ARENA) y Sánchez Cerén (FMLN). Al final solo teníamos dos opciones para votar y la tercera que no era muy consoladora (Elías Antonio Saca, por GANA). A mí me indignaba no poder hacer nada ante la inconformidad de la gente.
Me pregunté ¿qué puedo hacer? Si solo tenemos 5 o 10 segundos y esperar otros cinco años más para volver a elegir y solo tenemos un espacio; entonces uno no le pone esa importancia en el momento, a esto se le suma que la gente solo llegue anular su voto y eso me parece que es indignante. Se trata de todo el hecho de ir a votar para luego solo anular el voto o escribir algo, pero me parece importante, porque van a ejercen su deber y su derecho. Caso contrario es cuando no van. Nosotros no tenemos que dejar de hablar de eso, todos somos políticos, y no tenemos que dejar de serlo. Todos tenemos que incidir, hablar de política, cuando nosotros estamos dentro de una polis vamos a votar, somos parte de esto; de eso se trata, de hambre y poder, de tener más hambre nosotros que ellos. En estos tiempos de elecciones empiezan los rostros que no queremos ver, las sonrisas que son forzadas, que van rellenando todo lo que pasa, es un cuestionamiento de hambre y poder.
¿Logró su objetivo con su obra?
Logré muchos objetivos. El más importante: darle acceso a la gente para decirles esto es arte, pero la inclusión de opiniones al referirse a que yo estaba loco, que esto no es arte, y que sí y que no sé qué. Hubo gente que tras esta representación empezó a buscar lo que se está haciendo. Si realmente tenía relación a lo que se hace en otros lados, aunque esto es viejo, ya desde hace bastante se hacía en otros lugares, pero me pareció que esta era una plataforma excelente. Claro, hubo gente que insultó, pero es normal, ese es el hecho, peor hubiera sido que lo vieran y no dijeran nada; la intención es incidir, molestar, acabar con esa cotidianidad, hacer preguntas porque estábamos muy tranquilos con una tranquilidad muy desconsoladora.
¿Cuáles fueron las consecuencias?
El hecho de hacer arte, bueno, ese tipo de arte también lleva mucha responsabilidad; yo sabía que esto era tirarme a un abismo de espaldas, no sabía hasta dónde iba a terminar y todas las consecuencias que iban a tener de crear una situación y decir esto es lo que me parece, me hacía responsable. Entonces, desde el momento que dije “me tengo que comer la papeleta” había adquirido una responsabilidad, ya no podía echarme atrás, sino era un cobarde; además de ser artista siento un compromiso como humano, como persona, entonces tendría que pagar con una consecuencia y asumí las consecuencias al mismo proceso, pero es parte de la responsabilidad que debemos tener como artistas, nos han dado el grato privilegio de pensar y tenemos que adquirirlo.
¿Hubo cárcel o arresto domiciliar?
Por el nivel de la acción, como no era algo ofensivo, aparentemente no ofendía a nadie, entonces en el momento la gente no sabía qué hacer. En el momento yo también les dije “esto es una acción artística” y me comí una parte de la papeleta y deposité la otra inmediatamente y por eso se anuló el voto. Yo les dije: “esto es una manifestación porque esto tiene que cambiar” y bueno, me dejaron ir, firmé y todo, me pusieron tinta indeleble y todo el proceso de elección se ejecutó.
Me fui a mi casa y tranquilo, hasta que empezó a aparecer en redes sociales; fue ahí que la Fiscalía empezó a buscarme, yo no estaba en mi casa en esos momentos y ni me aparecí ahí. Yo me fui hasta que se diera la audiencia con todo y citatorio. Fue entonces que me presenté a la audiencia con documentos que me permitieron estar en libertad, tenía que firmar cada 15 días hasta que se diera la otra audiencia, en la siguiente audiencia me presenté con otros abogados porque los iniciales no me iban a cobrar, pero al final sí, y eso no estaba en mi presupuesto. Entonces, gracias a los abogados de la UCA, que me apoyaron, fuimos y el juez dijo que el caso debía pasar a una instancia superior porque sentía que eran débiles las pruebas de Fiscalía y que les daba un año para poder presentar algo modesto. Mis defensores apelaron en el caso para anularlo y el fallo fue a favor de mi persona y se cerró en la Cámara. Pero Fiscalía presentó un recurso para reabrirlo y estamos a la espera de este. Nos dijeron que dentro de ocho meses a un año y ya vamos con tres meses después de eso. Estamos esperando a ver qué sigue. A mí me parece hasta chistoso que sigamos dándole importancia a esto, creo que Fiscalía tiene otras cosas más importantes qué hacer.
¿Cómo qué?
No sé, otros casos más fuertes pero no se puede, porque es así el poder.
Creo que esto lo han hecho para que este tipo de cosas no se les salgan del huacal. Yo creo que es para sentar un precedente.
¿Cree usted que realizar este performance y con todo lo que ha pasado valió la pena?
Sí, valió la pena, yo no me arrepiento de decir lo que pienso, no sé me estaría defraudando de poder expresar lo que siento porque, no podría vivir con ese nivel de cobardía para mí es algo importante.
¿Y su familia qué dice?
Ellos siguen enojados conmigo; mi mamá incluso hace unos días me cuestionó el por qué. Todavía hay mucha gente que no entiende y ella es de ese grupo, creo que me siento muy bien por ese hecho, había que hacerlo, no estaba ofendiendo a nadie.
¿Volvería a hacerlo?
Si tuviera algún valor lo volvería a hacer, pero como ya lo dije no trato de repetir piezas, ya lo dije todo en la primera y no es la intención, sino crear nuevas situaciones para salirnos de estas zonas de comfort y de sentido común para que esto mejore.
¿En qué trabaja actualmente?
Estoy en varios proyectos actualmente, si todo sale bien me voy a México a trabajar en una residencia artística. Yo trabajo en The Fire Theory, somos un grupo de cuatro artistas que tratamos de hacer arte con otros artistas y curamos obras; en el país hay pocos curadores. Trabajo con otros artistas de México, “Landings Proyect”; anteriormente hicimos 10 exposiciones con ellos, yo personalmente participé en con unas tres o cuatro exposiciones, luego seguimos con el libro “Container” que trata de darle seguimiento a lo que se hace a nivel Centroamericano, sur de México y el Caribe. Hay varios proyectos, espero irme en agosto a Suiza, me nominaron para la residencia artística “Teaser”. Estamos esperando eso y un montón de oportunidades que se abren, porque la gente afuera valoró mucho este acto y me dio más apertura en otros lugares. Hay otras cosas que tengo pensadas hacer y ahí nos vamos a ver.
¿Qué trabajos ha curado?
Hemos curado exposiciones pequeñas de artistas emergentes, gente que hace cosas nuevas, por ejemplo “Transmigraciones” del Centro Cultural de España; afuera mis amigos artistas montamos una exposición en una galería en Colombia. En estos momentos Ernesto Bautista está en la Bienal de las Fronteras, en Canadá en una residencia artística y nosotros lo apoyamos con una pieza, “Al final de la fronteras”, en México. Estamos en ese proceso y a veces nos toca hacer la parte de productores, filmar, hacer fotos. Hay varias cosas que estamos haciendo y se pueden ver en mi página crackrodriguez.com
¿Usted considera que acá se pudo apreciar su arte?
Sí, hay una buena parte que sí lo hizo; para los que no, no puedo controlar su forma de pensar, y eso corresponde a lo que han vivido, no todos tenemos acceso a pensar símbolos, y yo les trato de explicar. Hay gente que se acerca y me dice que no entendieron por qué me comí la papeleta. Entonces les explico que comer significa nutrirse, para llenar ese espacio que hace falta. La papeleta es una parte del Estado y les empiezo a explicar la pieza; antes creía que era importante introducirlos en este lenguaje porque no es fácil y la gente está acostumbrada a ver el arte alejado y en un lugar físico, pero esta es una forma de decir que el arte está en todas partes. Entonces, me tomé la responsabilidad de decirles que este es un símbolo de hambre, este es un símbolo de democracia, este es un símbolo de tener poder y ¿cómo no tener poder si lo deposito y se fue? Entonces trato de nutrirme de la democracia y es una cuestión como de tocar madera. La gente también tiene derecho a insultar y saber lo que está pensando la gente y lo que les molesta.
Pero el acontecimiento se viralizó; hubo hasta memes comparativos con otros casos de gran trascendencia nacional
Es difícil porque hay que hacerse del ojo pacho, y lástima que estábamos en un momento así con el señor (Francisco) Flores, porque es quién aparece en la mayoría de memes. Eso le afecta más a Fiscalía que a mí, es una cuestión más grande y hay dinero de por medio, no sé cuánto cuesta una papeleta que me haya comido, no corresponde a la otra cantidad que se vincula al expresidente; la verdad solo somos presos de símbolos. Creo que Francisco Flores es un símbolo de muchas cosas que no se pueden ver, al final quizá hasta es una víctima de lo que podemos ver. Esa es la otra visión que te da el arte, porque hay símbolos más grandes que tienen mayor contenido, su alambre tipo razor, la personalidad del organismo, que le queremos poner un rostro.
¿En qué momento decide crear arte?
Fue en 2005, empecé en un festival de arte digital de la Fundación Clic y tuve la oportunidad de mostrar mi trabajo, al cual le faltaba más simplificación; presenté un arte impreso y un digital, pero gané un segundo lugar en categoría impresos, también presenté un video que me dio la oportunidad de conocer otros artistas que luego me llamaron para invitarme a participar en sus trabajos. Tuve ese chance de poder tener acceso a otro tipo de pedagogía.
¿Cómo descubre su arte?
Desde joven yo dibujaba y hasta molestaba con lo que hacía, regalaba soles a la gente, más que todo a mis novias. Me incorporaba a las actividades de teatro, de expresión. Estudiaba en el Chanpagnat y tuve muchos problemas con los hermanos maristas. Hacían requisas y querían encontrarme, quizá, cigarros o licor, pero abrían mis cuadernos y me encontraban los dibujos.
Una vez dibujé la cabeza de un hombre que tenía una mujer en sus manos con un cuchillo, entonces por eso me expulsaron, tuve problemas porque pensaba diferente. Siempre tuve esa necesidad de expresarme, no sé si porque me vieran o porque tenía la necesidad de expresar un montón de cosas. Yambién el hecho de querer ser alguien que tuviera siempre algo que decir a fin de que la gente se acuerde de uno. Yo siempre buscaba que se acordaran de mí.
¿Cuándo lo ven en la calle todavía se recuerdan?
Antes me reconocían, ahora que me ven con este camuflaje (se toca una larga barba) muy pocos me identifican, yo puedo pasar desapercibido. A veces mis amigos me presentan con los demás como “hey, este es el que se comió la papeleta”, y la gente se asombra o a veces la gente se me queda viendo y me dice “yo a vos te conozco”, a veces les digo quien soy y a veces los dejo en el aire.
Compartimos video de esa ocasión.
https://www.youtube.com/watch?v=98OgYai3YBo