Una veintena de máscaras sagradas hopi se subastaron este lunes en París, por cuarta vez en menos de dos años, a pesar de la oposición de esta tribu amerindia, que lucha en los tribunales por su devolución.
La tribu hopi y la asociación de defensa de los pueblos aborígenes Survival International renunciaron esta vez a pedir la suspensión de la venta y prefirieron emprender acciones judiciales para obtener la identidad de los vendedores y compradores de estas máscaras, según su abogado, Pierre Servant-Schreiber.
La subasta de 250 lotes de arte amerindio, esquimal y precolombino, organizada por la casa Eve, se desarrolló sin incidentes en el famoso hotel parisino Drouot, pero el tasador Alain Leroy obligó a dos personas a abandonar la sala antes de la subasta, al estimar que podrían perturbar la venta.
Ante el hotel Drouot, tres activistas portaban pancartas con el lema «No estamos en venta» o «Stop al genocidio cultural».
La acción de los indios hopi recibió el apoyo de la embajada estadounidense en París, que deseaba la suspensión de la venta. «Los indios querrían saber dónde consiguieron los vendedores estas máscaras, si de manera legal o no, y si existe algún medio para devolverlas a sus tribus», dijo Philip Frayne, consejero de Asuntos Culturales.
Los bailarines de las tribus portan las máscaras, consideradas como seres vivos, durante las ceremonias religiosas.
Por su parte, tres representantes de otra tribu, los navajos, asistieron a la venta. Así, pudieron comprar la totalidad de las piezas pertenecientes a su tribu por unos 1.500 euros por lote.
«Estemos felices de llevar a casa estas máscaras sagradas, que nuestros chamanes purificarán» antes de utilizarlas durante las ceremonias de invierno, declaró a la AFP Rex Lee Jime, líder de la tribu navajo, que cuenta con unos 200.000 miembros repartidos entre los Estados norteamericanos de Arizona, Nuevo México, Utah y Colorado.
Compradores anónimos adquirieron, por su parte, las máscaras hopi, tribu que cuenta con unos 18.000 miembros en Arizona.