Las Cuevas de Altamira, consideradas la Capilla Sixtina del arte rupestre, abrieron este jueves sus puertas a cinco afortunados elegidos por sorteo, por primera vez desde su cierre en 2002 para preservar las pinturas.
Poco después de las 11h30 GMT, los cinco elegidos, vestidos con monos desechables, gorro, mascarillas y calzas especiales para proteger las pinturas, cruzaban la pequeña puerta que da acceso a la cueva en Santillana del Mar, en el norte de España.
Antes de la entrada, los visitantes recibieron algunas instrucciones sobre la forma de comportarse en el interior como no tocar la roca, por parte de una guía, que también los acompañó al interior de la cueva.
Altamira, descubierta en 1868 y que estuvo habitada entre hace 35.000 y 13.000 años, contiene unos de los mejores conjuntos pictóricos prehistóricos, a lo largo de más de 270 metros
Los afortunados elegidos podrán así ver la famosa sala de los bisontes, pintada hace al menos 14.000 años, donde se pueden ver bisontes rojos y amarillos, pero también caballos, ciervos, humanos con cabeza de animal y signos misteriosos.
Esta visita es la primera de las que tendrán lugar de forma experimental hasta agosto, de manera que cada semana cinco personas elegidas por sorteo entre los visitantes del museos por lo que hasta el fin del programa habrán visitado la cueva 192 personas.
Desde que se cerrara la cueva en septiembre de 2002 para preservar las pinturas, los visitantes han tenido que conformarse con una réplica exacta de la cueva construida cerca de la original, a la que desde hace diez años, sólo han accedido científicos.
Antes del cierre, por recomendación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CESIC), el sitio había sido prohibido al público una primera vez en 1977, antes de volver a abrir con un régimen de visitas limitadas en 1982.