Todo comenzó en la Biblioteca del Colegio Liceo Francés. Cierto día llegó una maestra y le preguntó a Isabel, la bibliotecaria, si entre los cientos de libros había alguno que abordara el tema de la buena alimentación.
En los estantes había muchos. Pero la maestra no quería cualquier libro. Quería uno con una historia amena, divertida, formativa. Quería que sus estudiantes aprendieran buenos hábitos alimenticios a través de un entretenido relato.
Después de una minuciosa búsqueda, Isabel se dio por vencida. Ni en la biblioteca física ni en la biblioteca virtual había un libro como el que había pedido la maestra. Así se lo hizo saber. Y fue entonces que florecieron ideas que ya andaban en la cabeza de Isabel: escribir un libro de literatura infantil que planteara la temática de salud alimenticia.
Así comenzó todo. Meses después nació el libro Lucía la guacalchía, un ave que comienza a alimentarse con comida chatarra hasta llegar a la obesidad. Pero de pronto aparece Neto, un zanate que le señala las consecuencias de comer golosinas. El objetivo del relato es hacer conciencia en los niños para que coman saludable.
Isabel se costeó la ilustración y la publicación del libro. Lo presentó y tuvo mucho éxito. Lo vendió con rapidez. Transcurría 2015. Meses después participó en FILGUA, una de las ferias de libros más importantes de Guatemala.
“Yo buscaba dos cosas: estar en la feria y encontrar algún editor que se interesara por mi libro. Y fue la editorial Piedrasanta, una editorial de mucha tradición en Guatemala quien se interesó. Me entrevisté con la propietaria, doña Irene Piedra Santa. Le mostré mi libro y a ella le gustó y me dijo que sí”, dice Isabel.
Tras el éxito de su primer libro vinieron muchos más. “La gente me dijo que les había gustado mucho, que escribiera otro”. Y así lo hizo. Su segundo libro lo tituló El bosque de los pericos. Y así surgieron muchos más. Todos con un mensaje educativo.
“Tenía más ideas de hacer libros sobre aves que desempeñan algún rol y dan enseñanzas. Pensé hacer una serie, una colección sobre el tema de aves”, manifiesta. Luego agrega: “Mis libros son narraciones imaginarias, pero tienen contenido real y sustentación científica. Yo no puedo mentir a mis lectores”.
El gremio
Isabel Barrientos se graduó de bachillerato en letras, pero fue hasta muchos años después que se interesó por la escritura. Había pensado ser comunicadora social, pero acabó estudiando profesorado y psicología. Entró a trabajar al mismo colegio de donde se había graduado: el Liceo Francés. Dio clases por un tiempo. Luego se hizo cargo de la biblioteca. Ahí comenzó la aventura literaria.
Es amante de las aves. Por eso sus primeros libros tienen como personajes principales a las aves. “Es un gusto heredado por mi papá, porque a él le gusta volar y de hecho fue piloto de riego en los años ochenta. Siempre ha sido su pasión volar y yo lo conecté con las aves. Los aviones no tienen sentimientos pero las aves sí. Las aves hacen todo lo que los humanos hacemos”.
Pero las narraciones de Isabel no solo tienen a las aves como protagonistas. Los árboles son los segundos personajes que ha comenzado a trabajar en sus cuentos.
En agosto de 2016, con una amiga cuentacuentos, decidieron crear la Gremial de Escritores de Literatura Infantojuvenil Salvadoreña (GRELISAL). Ahí se han aglomerado otros escritores de literatura infantil.
“Pensamos en hacer una asociación donde recibir cursos para mejorar la forma de escribir, para presentar catálogos juntos en librerías, en ferias y hasta en el Ministerio de Educación. Así ya no estamos aislados y unificamos esfuerzos.