Hipertrofia es una muestra de arte en donde la artista Natalia Domínguez hace una revisión de su propia obra. La artista visual juntó objetos, instalaciones, dibujos pinturas y documentación de acciones que ha realizado con anterioridad.
Natalia Domínguez ha querido unir piezas que están ligadas por la temática de la moral en donde los tópicos van desde el uso del cuerpo y del espacio como medios de expresión, así como los temas de la maternidad y la intimidad para dar una carga de significado a aspectos cotidianos. La muestra reúne trabajos actuales y realizados hace años. “Para seleccionar, agarré toda la carpeta, desde dibujos bien primarios o piezas terminadas, después me reuní con varia gente. Caímos en la cuenta que hay una línea temática,que es la moral. El uso del cuerpo, el erotismo, el desnudo”. Expresó la artista. La exposición se exhibe en La Casa Tomada del Centro Cultural de España.
Hipertrofia contó con la colaboración de artistas visuales como Ronald Morán, Dalia Chévez, Baltazar Portillo, Ana Beatriz De León, entre muchos otros. Domínguez se reunió con estos artistas visuales por el concepto del espacio que manejan. “Para mí es importante porque tienen algún concepto espacial de las cosas, no me interesaba que fuera una experiencia plana, al contrario, darle a cada pieza su espacio”, expresó la artista.
A continuación presentamos algunas de las piezas de su exposición, descritas en boca de la misma Natalia Domínguez:
Ensayo de fe (2007)
Yo trabajaba en Funter en ese momento, y evidentemente veía cosas bien desagradables que no me parecían éticas, como el desperdicio, la voluptuosidad y la miseria de la gente discapacitada. En ocasión de la subasta Juannio, lo que hice fue llevar la silla de ruedas, se la pedí a Funter, me la dieron nueva y le solicité a los trabajadores del Instituto de Neurología que me ayudaran a destruirla, entonces comenzaron a lanzarla que quedó hecha pedazos, extrañamente a nadie le importó. La gente pasaba, enfermeras pasaban, policías pasaban. Era algo extraño pero no era nada importante. Lógicamente esa pieza fue sacada de Juannio, porque evidentemente era una crítica, una burla.
Algo bien importante es que los trabajadores no cobraron, al principio era para ellos como una sensación de “no, cómo vamos a hacer eso, la gente la puede necesitar” y después fue como bien catártico para ellos. Esa fue una pieza bien animal, yo no cuidé nada, ¿si el concepto iba?, nada. Es una pieza bien animal.
Amor, un minuto de silencio (2013)
Cama rodante. Esta pieza es otro tipo de discurso, es otra carga emotiva, es la de la cama rodante porque es la necesidad de dar, dar y dar porque es un servicio que doy gratis para que la gente se suba. La gente preguntaba para qué, con qué fin, cuánto costaba, por qué lo estoy haciendo, publicidad a quién estoy haciendo. Ahí te das cuenta de lo deshumanizados que estamos.
Atuendo (2012)
Ocurre después de que queman el bus en Mejicanos, es una referencia bien clara a las bolsas negras que son para la gente cuando los matan, cuando mueren de forma violenta. Hice un recorrido por el Bulevar Constitución y era como llevar la bandera de El Salvador, llevaba una bolsa negra de bandera. El desnudo era importante en esa pieza, porque es como te vas, como te encontrás. La gente de la calle estaba feliz, pero a nivel de cómo esta pieza se movía a nivel cultural, era como “no, no se ve bien, no” yo no creo que haya un escándalo por el desnudo sino al contrario, como que se cree que ya está pasado de moda.
Las pinturas tengo la impresión que son más chocantes que las fotos (de las acciones). Yo estoy bien consciente que esas piezas no son del todo vendibles, porque sé que la gente no le gusta tener una pieza de una pareja copulando en su sala. Pero me parecía bien importante ser honesta con mis propios procesos. Porque el arte es personal, mi proceso y mi herencia son la moral.
Yo que doy clases, me parece curioso que cuando les paso pinturas de desnudos a los bichos se escandalizan y les pregunto yo cuál es la diferencia con la publicidad. Cuál es la diferencia con la vida real. Más horroroso, mas erótico y provocador no puede ser, entonces por qué quejarte de una manifestación artística que tiene un proceso intelectual y no quejarte de la vida misma, porque hay que ser tan permisivo. Además no se compara con lo que podés ver en internet, jamás, no veo cuál es el escándalo en ese sentido.
Sobre las instalaciones de la muestra
A nivel de instalaciones me ocurre algo, si te das cuenta, ninguna de las instalaciones ha sido creada aquí. Estas son brutales, monstruosas, la del fichero es como un monstruo levantándose y la cama es bien industrial. No han sido creadas aquí, fueron hechas primero en otro país, la propuse para la Bienal Centroamérica y me la rechazaron. Luego me dijeron “qué buena propuesta”. ¿En dónde estamos ubicados? Fue negada porque iba a nivel de proyecto, entonces qué capacidad tenés para creer en lo que puede hacer el artista en libertad.
La cama la tenía a nivel de proyecto. La gente me decía «¿Cómo lo vas a lograr? es estúpido querer poner una placa de cemento sobre una cama». Era no, no y no. Entonces me voy a Puerto Rico y me dijeron “qué necesitás”. Había la apertura para que vos como artista no tuvieras una justificación para no poderlo hacer. Eso me sucedió con la cama, que es una reflexión sobre para qué sirve este objeto tan íntimo si es frío, si te vigilan, si está húmedo. En Puerto Rico había un goteo (sobre la cama) y un micrófono que amplificaba el sonido. Esta pieza es sensorial, te da asco, te da frío A mí me interesa mucho la sensación, activar la sensorialidad del espacio y en la cama se logra mucho.
Con la guardería se trata de llevar al absurdo el problema de la población, a mi concepto de la maternidad. Es enorme, monstruosa, inalcanzable. Hay todo un discurso que se puede dispara para distintas lecturas.