El director belga Gerard Mortier, una de las grandes figuras de la ópera de las últimas tres décadas, falleció a los 70 años, anunció este domingo la ministra belga de Cultura, Fadila Laanan.
Mortier, que tenía un cáncer, fue director artístico del Teatro Real de Madrid hasta septiembre de 2013.
Su paso por los grandes teatros líricos de Europa -entre otros el Teatro Real de la Moneda en Bruselas (1981-1992), el festival de Salzburgo (1992-2001) y la ópera de París hasta 2009, antes de irse al Real de Madrid- lo convirtieron en una de las grandes figuras de la ópera conocido en todo el mundo.
Su carrera no estuvo exenta de polémica, sobre todo por su defensa acérrima de la modernidad en el género y la reivindicación de la dimensión teatral de la ópera.
Nacido en Gante el 25 de noviembre de 1943, hijo de un panadero, Gerard Mortier era conocido por su fuerte personalidad y su predilección por las puestas en escena vanguardistas, por las que fue muy criticado, sobre todo en París.
En Madrid, Mortier consiguió grandes éxitos con óperas como «Cosi fan tutte», de Mozart, estrenada a principios de 2013 con una puesta en escena del cineasta austriaco Michael Haneke, o «A perfect American», del estadounidense Philip Glass.
El pasado 27 de enero, visiblemente debilitado por el cáncer, Mortier asistió al estreno de la ópera «Brokeback Mountain», que había encargado en 2008 al compositor estadounidense Charles Wuorinen, y reivindicó de nuevo la dimensión «política» de su programación.
Tras conocerse su muerte, el presidente del festival de Cannes, Gilles Jacob, recordó en Twitter la figura de «un gran director de ópera, anticonformista e innovador».
El ministro belga de Relaciones Exteriores, Didier Reynders, expresó por su parte su «tristeza» y recordó la gran carrera de Mortier.