Las cuatro ediciones originales de la Magna Carta británica que han sobrevivido hasta nuestros días se exponen juntas este lunes en el 800º aniversario de este texto, uno de los primeros en limitar el poder de un rey.
Considerado un pilar de la libertad, la democracia moderna, la justicia y el Estado de derecho, este texto legal de 1215 fue referencia para otros de suma importancia, como la Declaración universal de los derechos humanos o la constitución de Estados Unidos.
Un total de 1215 personas, elegidas por sorteo, podrán ver los cuatro ejemplares juntos por primera vez en la British Library, la Biblioteca británica de Londres, que aporta sus dos ejemplares junto a los de las catedrales de Lincoln y Salisbury.
El jueves serán trasladados al parlamento.
«Ningún hombre libre podrá ser detenido o encarcelado o privado de sus derechos o de sus bienes, ni puesto fuera de la ley ni desterrado o privado de su rango de cualquier otra forma, ni usaremos de la fuerza contra él ni enviaremos a otros que lo hagan, sino en virtud de una sentencia judicial de sus pares y con arreglo a la ley del reino», rezaba uno de sus artículos.
«No venderemos, denegaremos ni retrasaremos a nadie su derecho a la justicia», decía otro.
En junio de 1215, el rey Juan I de Inglaterra (Juan sin Tierra) se vio obligado a aceptar este texto propuesto por un grupo de barones rebeldes y lo rubricó en Runnymede, cerca de Londres.
Aunque el documento fue sustancialmente cambiado en menos de 10 años, sus principios se convirtieron en «un poderoso llamamiento a cerrar filas contra el uso arbitrario del poder», dice un texto de la British Library.