El equipo científico que desde hace un año buscaba los restos de Miguel de Cervantes, autor de El Quijote y figura de la literatura universal, está «convencido» de haberlos encontrado en un convento madrileño donde fue enterrado hace casi cuatro siglos.
Nacido en 1547 en Alcalá de Henares, cerca de Madrid, Cervantes, que publicó su famoso libro en dos partes en 1605 y 1615, vivió sus últimos años en el centro de la capital española donde, según documentos históricos, fue enterrado el 23 de abril de 1616 en la iglesia del convento de las Trinitarias Descalzas.
Con el paso del tiempo y las obras en el lugar, se perdió el rastro de su sepultura, caída en el olvido durante cuatro siglos, hasta que se inició su búsqueda en marzo de 2014.
Desde entonces el equipo rastreó y descifró olvidados documentos históricos, sondeó con un georradar el suelo del convento donde viven aún las religiosas, perforó un camino hacia una minúscula cripta subterrána… Y acabó descubriendo los restos de 300 personas donde en principio creían que sólo había ocho.
Entre ellos, huesos en muy pequeños fragmentos que hace sólo unos días pudieron identificar como pertenecientes a un grupo de unas 15 personas enterradas en el siglo XVII en otro emplazamiento del convento, y trasladados posteriormente, entre los que, según los documentos, se encontraba Cervantes, anunciaron este lunes en una multitudinaria rueda de prensa.
«A la vista de toda la información generada en el caso de carácter histórico, arqueológico y antropológico, es posible considerar que entre los fragmentos de la reducción localizada en el suelo de la cripta de la actual iglesia de las Trinitarias se encuentran algunos pertenecientes a Miguel de Cervantes», afirmó el antropológo forense español Francisco Etxeberría, coordinador del equipo.
«Son muchas las coincidencias y no hay discrepancias», añadió Etxeberría, experto internacional que participó en la autopsia del presidente chileno Salvador Allende, muerto durante el golpe de Estado de Augusto Pinochet en septiembre de 1973.
No obstante, los restos, en muy mal estado y todos mezclados –entre ellos estaría también su esposa Catalina de Salazar– no pudieron ser individualizados, explicó la arqueóloga Almudena García-Rubio.
«Por eso somos prudentes», reconoció Etxeberría. «Y al mismo tiempo estamos convencidos de que tenemos en esos fragmentos algo de Cervantes», subrayó.
Es un hallazgo que «desde el punto de vista literario no aporta gran cosa», considera Jean Canavaggio, especialista de Cervantes. «Lo que se debe retener es que se trata de un personaje con una vida absolutamente apasionante», agrega, considerando que inventó la novela moderna al «dar la palabra a sus personajes en lugar de relatar desde fuera lo que les ocurre».
Cuarto de una familia de clase media con siete hijos, Cervantes vivió una vida con muchas zonas de sombras y llena de aventuras: fue soldado, prisionero de guerra, oficial de cámara de un cardenal, financiero y escritor. Y pese al éxito del Quijote, murió en la miseria.
¿Y las heridas de guerra?
Se esperaba que las características heridas de guerra del conocido como ‘manco de Lepanto’ permitiesen identificarlo: el escritor había recibido dos disparos de arcabuz en el pecho y uno en la mano izquierda, que le quedó inútil, durante la legendaria batalla naval de Lepanto (1571), ganada por la Santa Liga contra los turcos.
Pero, «no hemos podido verificar esas circunstancias porque el nivel de conservación del hueso no lo ha permitido», explicó Etxeberría.
En cuanto a una posible prueba de ADN, también ve dificultades.
La primera, la poca certeza de que el mal estado de los huesos permita extraer información genética. También, que su única familiar enterrada en un lugar conocido, su hermana Luisa, se encuentra en un osario, por lo que primero habría que lograr individualizar esos restos.
Por último, como no se le conocen a Cervantes hijos legítimos, aunque hay varias noticía de ilegítimos, la única descendencia actual de su familia proviene de su hermano Rodrigo y tras 12 generaciones el ADN que pudieran tener en común sería mínimo.
¿Continuará entonces la investigación? De momento no quedó claro.
«Nosotros intentaremos ahora obtener unos perfiles genéticos, pero no sabemos si se conseguirá», afirmó Etxeberría. Además, el resultado de una prueba de ADN «viene con el cotejo, la comparación a algo», advirtió.
Por su parte, la alcaldesa de Madrid, la conservadora Ana Botella, esposa del exjefe de gobierno José María Aznar, garantizó el compromiso de su ayuntamiento con un proyecto que ya financió con 114.000 euros. «Si tiene continuidad, habrá dinero», aseguró.
Y celebró la oportunidad que este hallazgo da para recuperar la memoria del gran escritor.
«Es un día muy importante para España y es un día muy importante para nuestra cultura», afirmó.