Para los alumnos de tercer grado de la escuela primaria Triadelphia Ridge en Ellicott City, cerca de Washington DC, aprender caligrafía resulta divertido pero los adultos se preguntan para qué sirve en la era digital.
«Me gusta escribir así a veces. Es bastante divertido», dice Oren Dubensky después de que él y sus compañeros de ocho años lograran dominar su primera letra -la «I»- tras practicar los trazos básicos con el lápiz durante seis semanas.
«Es como si uno no tuviera que hacer más letras normales», explica otra niña, Sophia Spence. «Puedes hacer letras elaboradas en vez de solo letras normales».
Pero fuera del aula, los adultos estadounidenses debaten para qué sirve la caligrafía en una era de cambios tecnológicos rápidos y profundos.
El currículo escolar que comparten 45 de los 50 estados de la nación desde jardín de infantes hasta la escuela secundaria no dice nada sobre la caligrafía.
Simplemente requiere que se enseñe a escribir a mano, así como «a teclear», una destreza antes llamada escribir a máquina y que según muchos hoy es más relevante que hacer garabatos en una hoja de papel.
«En Estados Unidos, relativamente pocas personas usan la caligrafía», dice Morgan Polikoff, profesor asistente de política educativa en la Universidad del Sur de California (oeste), quien no ve «ninguna razón de peso» para que esta materia siga en el plan de estudios.
«Si en otros países todo el mundo escribiera a mano, se justificaría menos dejar de enseñarla», reconoce Polikoff en un correo electrónico enviado a la AFP. «Aquí, la caligrafía ya está desapareciendo por la vía de los hechos, me parece».
No poder firmar un cheque
«Todo el mundo teclea, todo el mundo envía mensajes de texto, por lo que la caligrafía se ve como una especie de arte perdido», opina Bernadette Lucas, directora de la escuela primaria Melrose Avenue Elementary School en Los Ángeles, donde el consejo escolar está invirtiendo 30 millones de dólares para proporcionar iPads de Apple a sus estudiantes.
A otros les preocupa que Estados Unidos pueda estar, por primera vez en su historia, educando a una generación que no sea capaz de firmar un cheque o leer la Constitución en su forma manuscrita original del siglo XVIII.
«Esto no debería estar sucediendo aquí y ahora. Todavía se usa la escritura a mano para las cosas cotidianas», alega la legisladora de Carolina del Norte (sureste) Pat Hurley, principal impulsora de una ley de educación «de regreso a lo básico», que obliga a enseñar caligrafía en el estado.
Hurley decidió hacer algo -«Demócratas, republicanos, todos estuvieron de acuerdo,» asegura- después de recibir a una clase de cuarto grado de su distrito en la Cámara de Representantes estatal en Raleigh.
«La maestra les pidió que escribieran una nota de agradecimiento en un papel con renglones», dice a AFP. «La de la maestra era caligráfica, las de los niños de impresora. Ahí me dí cuenta de que no les estaban enseñando a escribir a mano».
«Así como la pluma fluye en el papel, también lo hace el pensamiento»
Una investigación realizada por Laura Dinehart, de la facultad de educación de la Universidad Internacional de Florida (FIU) en Miami, concluyó que los niños de cuatro años que escribían bien a mano tenían más probabilidades de destacar en matemáticas y lectura cuando llegaran a la escuela primaria.
En Canadá, una encuesta de 718 estudiantes y maestros de segundo grado en la provincia de Quebec, principalmente de habla francesa, sugirió que quienes aprenden caligrafía logran mejores resultados en ortografía y sintaxis, gracias a una mejor capacidad gráfica.
«Muchos sienten una conexión emocional con la letra escrita a mano», dice Dinehart a la AFP en una entrevista telefónica. «Hay quienes piensan que así como la pluma fluye en el papel, también lo hace el pensamiento».
«Hasta la década de 1930, enseñábamos sólo caligrafía. Así es como el país fue», sostiene Kathleen Wright, de la editorial especializada en educación Zaner-Bloser, centrada en el lenguaje y en materiales de estudio de la escritura.
En aquel entonces, explica, aprender a escribir en mayúsculas era una manera de ayudar a los jóvenes a comprender la palabra impresa. «La mecanografía era una habilidad especializada para adultos, las computadoras eran inimaginables».
Un paso hacia la escuela secundaria
Hoy en día, a pesar de la intensidad del debate sobre la caligrafía, Dinehart lamenta que no haya investigaciones exhaustivas sobre el valor a largo plazo de enseñar a los jóvenes estadounidenses a leer y escribir a mano.
«Realmente no sabemos lo suficiente sobre la caligrafía para saber si realmente tiene valor o no», dice Dinehart, cuyos tres hijos aprendieron la técnica en una escuela bilingüe portugués-inglés en Miami.
«Creo que es lamentable que estemos abandonando la caligrafía, y no sabemos cuál será el efecto hasta que haya desaparecido».
En Maryland (este), el Sistema de Escuelas Públicas del Condado de Howard, que incluye a la escuela primaria Triadelphia Ridge, dedica 30 minutos semanales a la enseñanza de la letra manuscrita en el currículo escolar de tercer grado.
A partir del próximo año, la instrucción caligráfica se iniciará en segundo grado en el condado de Howard, con el objetivo de que los alumnos puedan escribir «de forma clara y legible» en letra manuscrita para quinto grado, según el manual educativo.
«En lo que a los estudiantes se refiere, están entusiasmados con la caligrafía», dice el maestro Christian Buzzerd antes de regresar al aula, donde sus alumnos usan lápiz y papel e ignoran las computadoras eMac de Apple.
«Lo consideran como un paso más en la dirección de la escuela secundaria».