Cada 3 de diciembre se conmemora el “Día Internacional de las Personas con Discapacidad”, el cual fue declarado en 1992 por la Asamblea General de las Naciones Unidas. El objetivo es promover los derechos y el bienestar de las personas con discapacidades en todos los ámbitos de la sociedad y el desarrollo, así como concienciar sobre su situación en todos los aspectos de la vida política, social, económica y cultural.
Este año el tema del Día Internacional de las Personas con Discapacidad (IDPD) es «Liderazgo y participación de las personas con discapacidad en la construcción de un mundo postcovid inclusivo, accesible y sostenible», indicó la ONU.
Además, la ONU recalcó que la inclusión de la discapacidad es condición esencial para el respeto a los derechos humanos, el desarrollo sostenible, la paz y la seguridad. También es una cuestión clave para cumplir con la promesa de «no dejar a nadie atrás» de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Respetar los derechos de las personas con discapacidad no es solo una cuestión de justicia, sino una inversión en un futuro común.
Ante lo anterior António Guterres, secretario general de las Naciones Unidas expresó: “Insto a todos los países a que apliquen por completo la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, aumenten la accesibilidad y eliminen las barreras jurídicas, sociales, económicas y de otro tipo con la participación activa de las personas con discapacidad y de las organizaciones que las representa”.
De acuerdo con los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) más de mil millones de personas, un 15% de la población mundial, tiene algún tipo de discapacidad, las cuales no necesariamente tiene que ser de nacimiento, sino que se pueden adquirir en cualquier momento de la vida, y esta cifra va en aumento debido al creciente envejecimiento de la población y a la prevalencia de enfermedades crónicas, como la diabetes.
A la discapacidad en el mundo se suman otros dos factores muy importantes: la desigualdad y la pobreza, los cuales tienen un gran impacto en su prevalencia, ya que alrededor del 80% de las personas con estas condiciones viven en países en vías de desarrollo.
Otro dato que es importante destacar es cómo el género también influye, ya que aparte de haber más mujeres que hombres con discapacidad, ellas son más vulnerables a la discriminación.
El acceso a la educación, al trabajo y a la salud, los prejuicios y la falta de información son solo algunos de los obstáculos a los que se enfrentan las personas con discapacidad y ponen en riesgo la vida de este colectivo.
Como si lo anterior fuera poco, la crisis provocada por la pandemia del covid-19 a nivel mundial ha complicado las desigualdades existentes y ha puesto en evidencia el grado de exclusión y la urgente necesidad de incluir a las personas con discapacidad, porque son de los grupos más excluidos y más afectados por las crisis.
Para luchar por la inclusión de este sector, la ONU tras muchos años de trabajo en el área de las discapacidades aprobó en 2006 la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, que cuenta con 82 países firmantes y recoge cómo se defienden y han de aplicarse sus derechos.
Además, en junio de 2019, Guterres lanzó la “Estrategia de las Naciones Unidad para la Inclusión de la Discapacidad», que constituye la base de un progreso sostenible y transformador hacia la inclusión de la discapacidad en todos los pilares y reafirma que la realización plena y completa de los derechos humanos de todas las personas con discapacidad es un componente individual, inseparable e inherente de todos los derechos humanos y libertades fundamentales, todo esto con miras de alcanzar los objetivos de la Agenda 2030.