El Año Nuevo Lunar Chino inició el lunes 8 de febrero dando pasó al año del mono. Esta es la fiesta más importante para todos los chinos del mundo y la comunidad china en El Salvador la celebró el lunes en la Asociación Centro Chino de El Salvador.
Comida típica china, fuegos artificiales y las costumbres propias de la celebración del año nuevo fueron parte de las tradiciones que la comunidad china salvadoreña comparte con la población salvadoreña.
Una de las costumbres practicadas por la comunidad china es cuando los niños les desean un feliz Año Nuevo a sus mayores y reciben dinero en un tradicional sobre rojo que significa salud y prosperidad. “Todos los años celebramos el año nuevo chino con los salvadoreños”, relata el encargado y secretario de la Asociación Centro Chino de El Salvador, Roque Mocán.
Las celebraciones del Año Nuevo Lunar Chino duran 16 días a partir de la víspera de Año Nuevo, hasta el Festival de la Linterna en el 15° día del primer mes lunar. Según el calendario lunar chino tradicional, el primer día del año lunar chino puede caer en cualquier día entre finales de enero y mediados de febrero.
Mocán ha vivido más de 66 años en El Salvador, más de la mitad de su vida, y como el mismo reconoce, aun le cuesta hablar español. Dice que “es muy difícil”. A los 15 años de edad, viajó solo a El Salvador cuando terminó la Segunda Guerra Mundial. Realizó un viaje que duró tres días cuando salió de su natal Cantón, al sur de la República Popular China. Y después de cuatro escalas −una en Filipinas, dos en los Estaos Unidos, en Hawái y San Franciscos (California), respectivamente, y una en Guatemala− llegó a El Salvador donde su padre ya residía.
Toda su adolescencia la vivió en San Miguel donde su padre tenía un almacén en el centro de la ciudad, frente a la Catedral de Nuestra Señora de la Paz. A los años se casó con una china-salvadoreña y procreó a todos sus hijos, y estos a sus nietos, en tierras cuscatlecas, dice el octogenario chino. Y en con un tono simpático sostiene: “Yo soy más salvadoreño que chino”.
El nombre que lleva Mocán es el mismo que tenía su padre. Y entre risas confiesa que es una coincidencia que lleve el mismo nombre del poeta salvadoreño Roque Dalton. Mocán afirma que su padre adoptó ese nombre para poderse adaptar mejor a la cultura salvadoreña ya que los nombres chinos son muy difíciles de recordar.
Es amante de las pupusas de Olocuilta y admirador del festival de las bolas de fuego de Nejapa y el Día de los Farolitos en Ahuachapán.
Vivió en Guatemala durante la guerra civil de los años ochenta. Mocán recuerda como en los años noventa podía salir a pasear por la calles de San Salvador pero que poco a poco eso se fue perdiendo por la situación actual de seguridad del país. Al preguntarle si es una opción regresar a China responde que no, porque “todo mi familia está aquí, allá solo hay desconocidos”.
En El Salvador residen aproximadamente unas tres mil personas de nacionalidad china, la mayoría comerciantes, asegura Mocán. En 2014 el Fondo Monetario Internacional (FMI) señalaba que China era la primera potencia económica mundial. La dura competencia provocó que los comerciantes buscaran más mercados fuera de las fronteras, entre ellos El Salvador.
Unos de los lugares con mayor presencia de comerciantes chinos es el Centro Histórico de San Salvador. Almacenes de artículos al mayoreo, artículos de plástico y restaurante se encuentras en las diferentes calles de San Salvador. Ellos tienen que pagar una “extorsión”, como la llama Mocán, para comercializar sus productos en el centro, pero asegura que esto no ha disminuido a la población china comerciante. “Las raíces son muy profundas acá en el país, ya no nos podemos ir”.
Mocán indica que la comunidad china seguirá celebrando y compartiendo junto a los salvadoreños, no solo las festividades del año nuevo sino que toda su cultura y tradiciones. Y de igual forma él asistirá a las tradiciones salvadoreñas y seguirá comiendo pupusas que tanto le gustan.