Hoy se cumplen 65 años de la muerte del poeta vanguardista Vicente Huidobro, uno de los más influyentes durante todo el siglo XX.
Fue pilar del movimiento vanguardista en Latinoamérica y en su país natal Chile, al erigirse como el fundador del movimiento creacionista.
Huidobro Nació el 10 de enero de 1893 en la capital Santiago, como parte de una familia de clase alta chilena. Sus estudios iniciales los llevó a cabo en Francia e Inglaterra, a manos de institutrices privadas. Más adelante estuvo en el Colegio San Ignacio de la Compañía de Jesús, Antiguo Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile y en el Trinity College, donde llevó a cabo sus primeros estudios literarios que nunca concluyó.
Su madre, María Luisa Fernández Bascuñán, fue la principal impulsora de la vocación literaria. Ella misma era narradora y poeta. Ambos publicaron la revista “Musa joven”, en 1912.
Pero antes el chileno se había estrenado con “Ecos del alma”, después le siguieron los textos poéticos «La gruta del silencio», «Canciones en la noche» y «Las pagodas ocultas», asís como «Pasando y pasando» (1914) y «Adán» (1916).
Sin embargo la notoriedad la alcanzó a raíz de un debate de ideas, el cual serviría como cimiento para toda una generación. En 1914 vio luz “Non serviam” (No serviré), primer manifiesto creacionista que presentó en el marco de una conferencia. Era un grito contra el realismo, un voto de confianza al autonomía de la obra literaria y el abandono a la imitación de la naturaleza.
En sus viajes constantes por Europa su teoría se puso a prueba con el intercambio de ideas con los intelectuales de la época. Además el contacto con el viejo continente supuso un enriquecimiento cultural y la ampliación de su acervo estético.
Pablo Picasso, Juan Gris, Max Jacob y Juan Miró fueron solo algunas de las personalidades con las que se vinculó en París a partir de 1916.
Luego de “Non serviam” teoría y praxis literaria se integraron en “El espejo de agua” y “Saisons choisies”. Al lado de poetas como Tristan Tzara, André Breton o Louis Aragón publicó frecuentemente en distintas revistas literarias.
En su regreso a Chile en 1925 fundó la revista “La Reforma” y publicó en “Andamios”, “Panorama” y “Ariel”. Además se postuló a la presidencia de la República.
Su primera esposa fue Manuela Portales, de la cual se separó para iniciar una relación con Ximena Amunátegui, con quien vivió en Francia.
Su obra no se limitó al ámbito literario. Incursionó en el cine mediante la escritura del guión de “Cagliostro” a petición del director Nime Mizú. Por este filme fue galardonado en Nueva York. Se interesó también en la plástica, mezclándolo siempre con la literatura. Prueba de esto son sus poemas pintados y sus recordados caligramas.
Al lado de su postulación a la presidencia, desarrolló en sus obras el compromiso político, mediante la relación estrecha entre el creacionismo y el humanismo. El creacionismo alcanzó alto vuelo con la publicación de “Mio Cid Campeador” (1929) y “Altazor” (1931).
Junto con Gabriela Mistral , Pablo Neruda, Pablo de Rokha y Nicanor Parra fueron los poetas de mayor renombre en aquel país sudamericano, en la primera mitad del siglo XX. Su apuesta por la experimentación formal, sus imágenes profundas y de gran indagación metafísica, y su constante inclinación hacia los riegos y la invención poética marcaron su obra.
Sus últimos años de vida los pasó en Cartagena, balneario costero de la región central del país. En 1947 padece un derrame cerebral que se atribuye a una consecuencia de sus heridas de guerra (se enlistó en el Ejército para la segunda guerra mundial) y el 2 de enero de 1948 muere en su casa. En numerosas ocasiones había mencionado a sus familiares que su deseo primordial era ser enterrado en una colina frente al mar. «Aquí yace el poeta Vicente Huidobro / Abrid la tumba / Al fondo de esta tumba se ve el mar», reza el epitafio escrito por sus hijos Manuela y Eduardo Enguita.