El gobierno italiano prohibió el paso de cruceros gigantes frente a la plaza de San Marcos, en Venecia, a partir de noviembre del 2014, tras las protestas y polémicas generadas por los riesgos que constituyen para el frágil medio ambiente de la ciudad sobre las aguas.
Los cruceros deberán pasar por un nuevo canal, según anunció en un comunicado el gobierno tras una reunión de ministros con las autoridades locales involucradas.
Los cruceros de más de 96.000 toneladas de peso dejarán de entrar al Canal Grande, lo que constituye una reducción de cerca del 45% de las naves que pasan de frente a la célebre plaza veneciana.
Según cálculos del diario Il Corriere della Sera se impedirá el paso de en total unas 300 embarcaciones enormes.
Las autoridades limitarán a cinco el número de enormes cruceros con autorización a anclar al día en Venecia, los cuales podrán zarpar sólo en horarios precisos, al amanecer o en la noche.
Era preocupante ver pasar navíos altos como edificios a pocos metros de lugares excepcionales como la Plaza San Marco o la Punta de la Aduana.
A partir del 1 de enero del próximo año se reducirá también la circulación de ferrys por el canal de la Giudecca, lo que disminuirá la contaminación en toda la ciudad, según el gobierno.
El alcalde de Venecia, Giorgio Orsoni, manifestó su satisfacción por la decisión.
«Por primera vez el gobierno interviene con medidas concretas», reconoció Orsoni, mientras manifestó sus dudas sobre la construcción del nuevo canal para las embarcaciones gigantes.
Para Silvio Testa del Comité «No Grandes Naves», se trata de «una victoria», aunque anunció que la batalla continuará para impedir que se construyan nuevos canales y terminales marítimos que multiplican el tráfico por la laguna veneciana.
Existe una fuerte controversia entre los defensores del patrimonio de la Serenísima, preocupados por el impacto de esos barcos en el medio ambiente, y los partidarios de esos gigantes de los mares, que representan un importante aporte a la economía de una ciudad que vive fundamentalmente del turismo.
Para la firma Cruise Venice, que organiza los cruceros, la ciudad perderá enormes beneficios.