sábado 12 de octubre del 2024

EEUU se embarca en un polémico programa de modernización nuclear

por Redacción


El proyecto consiste en unir en un solo modelo, el B61-12, los diferentes tipos de bombas B61, para hacer una bomba nuclear, así como mejorar la seguridad y reducir los costos de mantenimiento.

Estados Unidos se embarcó en una ambiciosa modernización de su bomba nuclear B61, esencial para el futuro de su arsenal y para poder continuar con los esfuerzos para reducir las armas, pero expertos critican su costo prohibitivo y su inutilidad.

En manos de la Fuerza Aérea desde fines de los años 1970, la bomba, al contrario que los misiles lanzados desde los silos o los submarinos, con los que Washington cuenta en buen número, es lanzada por avión. Esto sigue siendo imprescindible, dijeron funcionarios de defensa durante una audiencia ante un panel de la Cámara de Representantes la semana pasada.

«El B61 es la única arma en nuestro arsenal que cumple a la vez misiones tácticas y estratégicas», declaró el general Robert Kehler, jefe del Comando Estratégico: el poder de cada bomba, disponible en cuatro modelos, puede ser regulado para ir de 0,3 a 360 kilotones, el equivalente a 360.000 toneladas de TNT.

Este tipo de bomba es el único que los estadounidenses pueden almacenar -alrededor de 180 ejemplares- en el continente europeo, en las bases de la OTAN en Alemania, Bélgica, Italia, Holanda y Turquía.

El proyecto consiste en unir en un solo modelo, el B61-12, los diferentes tipos de bombas B61, para hacer «una bomba nuclear todo-en-uno», así como mejorar la seguridad y reducir los costos de mantenimiento, resume Hans Kristensen, analista de la Federación de Científicos Estadounidenses (FAS), un grupo de análisis.

Asimismo, prevé dotarla de un kit de orientación para hacerla más precisa y, por lo tanto, reducir la cantidad de material fisible necesario para destruir un objetivo.

Combinada con el futuro retiro de la bomba B83, la más poderosa en el arsenal de Estados Unidos (1,2 megatones), esta modernización permitiría dividir entre seis la cantidad total de material fisible de las bombas lanzadas por aviones, se congratula Donald Cook, el número dos de la Administración de Seguridad Nuclear (NNSA).

Derrapada inflacionaria

Pero el programa de modernización, que aún está en sus inicios, ya derrapa: estimado en 4.000 millones de dólares hace dos años, un nuevo cálculo establece su costo en 8.100 millones, según Medelyn Creedon, encargada de Asuntos Estratégicos del Pentágono. Un panel del Pentágono, en cambio, cree que costará entre 10.000 y 12.000 millones.

Este aumento ya puso en contra a algunos senadores, que denunciaron la desmesura del programa y recortaron un tercio del presupuesto de 537 millones asignado inicialmente al proyecto para 2014.

«Los argumentos en contra de la modernización de la B61 son simples: es inasequible, innecesaria e inútil», afirma Kingston Reif, del Boletín de Científicos Atómicos.

Tom Collina, director de investigación de la Asociación de Control de Armas, cree también que la Fuerza Aérea es demasiado ambiciosa en estos tiempos de austeridad fiscal: ya debe financiar el desarrollo del caza F-35, de un nuevo bombardero de largo alcance y tiene la intención de solicitar la fabricación de un nuevo misil de crucero nuclear para 2030.

En cuanto a la voluntad del presidente Barack Obama de buscar una reducción de las armas nucleares tácticas en Europa, estima que «no tiene ningún sentido gastar miles de millones para modernizar las armas de las que el presidente ya ha dicho que quería deshacerse».

Y esta modernización podría ser contraproducente ante la perspectiva de las conversaciones con Moscú, dijo a la AFP.

A pesar del objetivo declarado por Washington, los rusos, que se apoyan en su ventaja nuclear, especialmente por la relativa debilidad de sus fuerzas convencionales, podrían irritarse, según Collina. «No sé cuál será su respuesta, pero sin duda no será positiva», agregó.

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