Al menos 20 personas murieron el viernes en Irak en ataques perpetrados principalmente contra sectores de mayoría sunita, forzando a esta comunidad minoritaria del país a cerrar sus mezquitas, al considerar la protección policial insuficiente.
Los ataques del viernes se produjeron contra áreas de mayoría sunita en Bagdad, en la conflictiva provincia de Diyala, y en la principal ciudad del norte, Mosul, dejando al menos 20 muertos y una decena de heridos, según fuentes médicas y de seguridad.
Cinco ataques separados en la capital, incluido uno cerca de una mezquita sunita, dejaron al menos 11 muertos, mientras que tres personas murieron en explosiones en las localidades sunitas de Abu Ghraib y Tarmiyah.
Asimismo, cuatro personas murieron en ataques cerca de Mosul, una ciudad de mayoría sunita en el norte del país.
Por otra parte, hombres armados en Khales, una ciudad en la provincia de Diyala, mataron al imán de una mezquita sunita y a su guardia.
Desde el comienzo de enero más de 5.800 personas han muerto en actos violentos en Irak, 964 de ellos en octubre, el mes más sangriento desde abril de 2008, según datos oficiales.
La violencia se produce en un contexto marcado por un profundo descontento de la minoría sunita, en el poder durante el régimen de Sadam Husein, contra el gobierno controlado por los chiitas, acusado de multiplicar las detenciones arbitrarias.