Los buzos italianos continuaron este martes las labores de recuperación de los cuerpos de las víctimas del naufragio del jueves pasado en Lampedusa, en tanto dos buques rescataron en aguas sicilianas a más de 400 inmigrantes.
«Es una operación difícil a causa de las cuerdas y de los cables que flotan en el agua», señaló Ricci, quien explicó que tras arrastrar los cuerpos con una cuerda hacia la superficie, estos deben ser subidos a las lanchas. «Es muy agotador», agregó.
Según el testimonio de Mussiie Ghebberhiert, uno de los supervivientes del naufragio, interrogado por el procurador de Agrigento (Sicilia) al mediodía del martes, «el barco transportaba a 545 personas, entre las que había unos 20 niños cuyas edades oscilaban entre unos meses y ocho años».
Solo 155 personas pudieron ser rescatadas, lo que hace temer que el balance alcance los 300 o 390 muertos. Hasta ahora se recuperaron 288 cuerpos, tras haber encontrado 24 al mediodía del martes y otros 14 por la tarde, según el comandante Filippo Marini, portavoz de los guardacostas.
«La mayoría éramos de origen eritreo, y como mucho diez eran etíopes», añadió Ghebberhiert, precisando que las únicas personas a bordo «de piel clara» eran «el capitán y su ayudante». Este último, muy joven o incluso menor de edad según los testimonios, se encuentra entre los desaparecidos.
En total, este martes respondieron a las preguntas de los investigadores seis supervivientes, que explicaron que pagaron cada uno entre 1.000 y 2.000 dólares para realizar la travesía.
Los inmigrantes alojados en el centro de acogida de Lampedusa protestaron este martes por sus difíciles condiciones de vida arrojando colchones al exterior e intentando bloquear autobuses, aunque la situación no fue a más.
El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) pidió por su parte «la restructuración del centro de acogida de Lampedusa», cuyas condiciones actuales califica de «absolutamente inaceptables».
Por su parte, la fiscalía de Agrigento, encargada de la investigación del naufragio, emitió una orden de detención contra el tunecino Kaled Bensalam, de 35 años y considerado el «comandante» de la embarcación, acusado de homicidio múltiple, naufragio y apoyo a la inmigración ilegal.
Tras haber sido expulsado el pasado abril de Italia, el tunecino fue detenido a la llegada de los primeros supervivientes a Lampedusa.
La dirección antimafia de Palermo decidió abrir una investigación por tráfico de seres humanos.
Por otra parte, el flujo de ilegales en las aguas del mar Mediterráneo no cesa, y dos embarcaciones salvaron a más de 400 migrantes en la noche del lunes.
Un buque de carga con bandera panameña, el «Begonia G.», salvó a 263 migrantes, que dijeron ser sirios y palestinos, a más de 100 km de las costas sicilianas. El grupo, que fue llevado al puerto siciliano de Catania (este), contaba con 63 mujeres y 80 niños.
Otro buque, con bandera danesa, embarcó, por su parte, a 141 inmigrantes, al parecer sirios, entre ellos 39 mujeres y 28 niños. La embarcación se dirigía al puerto de Pozzallo, en Sicilia.
El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, y la comisaria europea de Interior, Cecilia Malmstrom, visitarán el miércoles Lampedusa, acompañados del primer ministro italiano, Enrico Letta, y su viceprimer ministro, Angelino Alfano.