El gobernador de California, Jerry Brown, firmó este jueves una ley que autorizará la emisión de licencias de conducir para inmigrantes indocumentados, que beneficiará a más de un millón de conductores.
Brown firmó la ley en el Ayuntamiento de Los Ángeles con la presencia de líderes comunitarios y activistas de derechos humanos, el alcalde Eric Garcetti y el jefe policial Charlie Beck.
«Éste es sólo el primer paso. Cuando un millón de personas sin documentos manejen legalmente y con respeto al estado de California, el resto del país tendrá que tomar nota», dijo Brown, en referencia a una exhaustiva reforma migratoria que está ahora estancada en el Congreso.
«Ya no hay personas indocumentadas viviendo en las sombras. Están vivos y son bien respetados en el estado de California», agregó el gobernador, citado por el diario local Los Angeles Times.
La ley AB60, que otorga licencias de conducir a los residentes de California sin importar su estatuto migratorio, fue aprobada el mes pasado por la Asamblea con 55 votos a favor y 20 en contra.
La medida, que entrará en vigor a más tardar en enero de 2015, es especialmente importante en ciudades como Los Ángeles –y en el sur de California en general–, que están cruzadas por autopistas, fueron diseñadas en función de los automóviles y cuyo sistema de transporte público es lento y disperso.
Desde 1993, cuando una ley impidió conducir a los inmigrantes sin papeles, «miembros de la comunidad (…) han sido sujetos de detenciones de tránsito arbitrarias e incluso arrestos y deportaciones, sólo porque se les negaba una licencia de conducir debido a su estatus migratorio», dijo a la AFP Julia Harumi Mass, abogada de la influyente Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU).
No obstante, las licencias para indocumentados, que especificarán que no pueden utilizarse para fines federales, se diferenciarán de las regulares al identificarse como «DP» (por «Privilegio de Conducir», en inglés), en lugar de «DL» (por «Licencia de Conducir»).
Esto generó críticas en algunos sectores, en particular los sindicatos, que consideraron que así las licencias estarán «marcadas» y argumentaron que tal diferenciación fomentará el racismo de parte de la policía hacia los inmigrantes indocumentados.
«La AB60 no es una ley perfecta, pero evita la incautación de los coches de millones de conductores de California, que enfrentan luego fuertes multas», señaló la Coalición de Derechos Humanos de Los Ángeles (CHIRLA), en un comunicado. «Y como cada conductor ahora deberá superar un examen escrito y práctico, las calles serán más seguras para todos», agregó.
Los indocumentados pueden obtener licencias de conducir en estados como Nuevo México, Utah, Nevada, Oregon y Colorado (en el oeste) y Washington, Illinois, Maryland y Connecticut (en el este).