Un grupo de diputados de derecha amenazó este jueves con renunciar en masa en caso de que el Senado vote a inicios de octubre a favor de la expulsión de Silvio Berlusconi del parlamento tras su condena a cárcel por fraude fiscal, lo que tensó el clima político en Italia.
Buena parte de los diputados de derecha firmaron una carta en la que anuncian la intención de renunciar en bloque, una decisión tomada en una reunión de los parlamentarios del Pueblo de la Libertad (PDL), el partido de Berlusconi.
La línea dura fue matizada algunas horas más tarde por uno de los voceros del PDL, Renato Brunetta, quien invitó a los diputados y senadores a «actuar según la propia conciencia».
La amenaza, que podría desembocar en una crisis de gobierno, generó duras reacciones del presidente de la República, Giorgio Napolitano, así como del jefe de gobierno, Enrico Letta, quien lidera una coalición inédita entre izquierda y derecha y se encuentra en Estados Unidos para intentar seducir a los inversores extranjeros.
Napolitano tachó de «inquietante» la amenaza, que podría paralizar al país, ya que aún no han sido aprobados los presupuestos, claves para reactivar una economía en recesión desde hace dos años.
El presidente, el único que puede disolver el Parlamento y que aceptó permanecer en su cargo para garantizar el acuerdo político, pidió a los seguidores de Berlusconi que «respeten el veredicto» de la justicia, que lo condenó el pasado 1 de agosto en forma definitiva a una pena de cárcel de cuatro años, reducida a uno, por fraude fiscal.
El magnate de las comunicaciones, de 77 años, que gobernó durante 12 de los últimos 19 años, llegó a tildar la condena de «golpe de Estado» para eliminarlo políticamente, desatando reacciones de todos los sectores.
Una comisión del Senado se pronunciará el 4 de octubre probablemente a favor de la expulsión del magnate, tal como prevé la ley italiana después de una condena definitiva.
El Senado, en asamblea plenaria, deberá ratificar luego la votación para que pueda entrar en vigor.
Berlusconi debe cumplir su condena en su domicilio –acaba de optar por su residencia de Roma–, o bien realizar labores socialmente útiles.