Tradicionalmente, cada Viernes Santo un gran número de personas siguen la imagen que representa el pasaje de Jesucristo hacía la Cruz. El recorrido une la Iglesia El Calvario con las ruinas de la iglesia San Esteban, en el Centro Histórico de San Salvador.
Este año fue diferente. La Pasión de Cristo se conmemoró al interior de la parroquia. Terminado rito se les pidió a los feligreses que salieran, se cerraron las puertas del templo y los verdugos crucificaron en una gran cruz de madera la imagen de Jesús ya muerto.
Las autoridades eclesiales mantienen ciertas medidas de protección para evitar contagios de Covid-19. Las pocas celebraciones que se realizan, son al interior de los templos, en algunos casos a puerta cerrada transmitidas por medios de comunicación y redes sociales.
Durante la pandemia es la segunda ocasión en 350 años, que esta tradición se ve modificada en su forma de realizarlo y vivirlo en esta vicaría.
Fotografías: D1/MIGUEL R. LEMUS