El Salvador
lunes 25 de noviembre de 2024

De recoger basura a cosechar bronce con selección

por Astrid Mejía


“Hay personas que se burlan y otras que critican, pero decir que trabajé en La Chureca no me da pena”, dice la futbolista.

La Chureca, un vertedero con unas 42 hectáreas de extensión situado en Managua, es el relleno sanitario más grande de Nicaragua. Ahí, hace seis años, Yorcelly Humphreys, quien ahora es seleccionada nacional sub-20 en el país pinolero, recogía basura para poder subsistir junto a su familia.

«A mí casi no me gusta hablar de este tema. Hay personas que se burlan y otras que critican, pero decir que trabajé en La Chureca no me da pena. Nosotros vivíamos en Ciudadela San Martín, cerca de La Chureca en Tipitapa (municipio de Managua), entonces desde las 5:00 de la mañana iba con mi mamá a recoger plástico, cartón y cobre. Yo me alegraba cada vez que llegaban camiones porque significaba dinero para comprar comida. Así pasamos ocho meses”, introduce la jugadora de 18 años, en una historia trabajada por la periodista Rosa Membreño del diario nicaragüense La Prensa.

Yorcelly la vio difícil cuando tenía 12 años, a raíz de la separación de sus padres, quedándose con su madre, quien tuvo que rebuscarse para que la comida no faltara en casa y fue así como su hija la acompañó al gigantesco vertedero a recoger todo lo que se pudiera vender.

Cuenta Yorcelly que en los tiempos libres jugaba fútbol con los chicos de La Chureca, quienes ahora se sorprenden al verla con la camisa de la selección nica.

“El año antepasado regresé a La Chureca y sentí muchas cosas. Ahí estaban los muchachos con los cuales jugaba y recogía basura. No me da pena decir que recogí basura, pues es un trabajo digno”, dijo la futbolista a La Prensa. “Ellos me dicen que nunca pensaron en que yo iba a ser parte de una selección”, añade.

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Yorcelly Humphreys (izquierda) durante el Torneo Sub-20 Femenino Uncaf FIFA Forward 2019 realizado en noviembre en Guatemala. Foto Fenifut

“Regresábamos a casa luego de las 7:00 de la noche, pero con más de algún dinerito. Lo que recogíamos lo vendíamos a un señor que compraba cobre y cartón. Recogía basura con la mano, llevaba un saquito y ahí echaba las cosas. Encontrar cobre era lo que más costaba. El cartón era lo que más tiraban y eso daba mucho de dinero. En un día podía recoger 100 o 200 pesos o un poquito más luego de todo un día bajo el sol”, prosiguió la pinolera.

Recuerda la jugadora, nacida en Blueflelds, ubicado en la Costa Caribe Sur en Nicaragua, que al principio a su mamá no le gustaba que jugara a la pelota. “Tenía miedo que me pasara algo al jugar solo con varones. Luego, después de tanta insistencia, me permitió jugar”, manifestó.

Así comenzó su pasión desde los siete años y luego practicó otros deportes como atletismo y balonmano, pero lo suyo era el fútbol. Fue así como un día se fue a probar para intentar quedar en la selección sub-15, gracias a la motivación de una compañera quien la invitó. “Había más de 80 niñas y no creía quedar”, sinceró.

Pero fue aceptada y así tuvo la oportunidad de viajar a Estados Unidos, donde representó a su país por primera vez.

Ahora, a sus 18 años, incluso ya formó parte de la selección mayor gracias a su talento como defensa y también hace goles. Su aporte fue clave para que la selección nica lograra medalla de bronce a mediados del mes pasado en el Torneo Sub-20 Femenino Uncaf FIFA Forward 2019 realizado en Guatemala, en el cual también participó El Salvador.