La exvicepresidenta de Guatemala, Roxana Baldetti, quien está acusada de montar y participar en una organización criminal que cobraba sobornos a importadores de ese país a cambio de pagar menos impuestos, usó a El Salvador para esconder parte de su patrimonio mal habido.
El descubrimiento de 117 archivos en la computadora del hombre que le manejaba las sociedades y empresas en las que Baldetti escondía sus ganancias con “La Línea” (nombre que se da a esa organización criminal), revela que la exvicepresidenta manejaba algunos «asuntos» en El Salvador.
La computadora se le decomisó a Estuardo González, a quien se le conoce como “Eco”. En ella se descubrió un archivo en el que se menciona una sociedad salvadoreña encubridora de los negocios de Baldetti.
Es Estuardo González, quien además distribuía en efectivo el 50 por ciento de las ganancias al ex presidente Otto Pérez y a Baldetti, quien escribe a la ex vicepresidenta:
“Es urgente e importante que se documente la compra y venta de acciones a la sociedad salvadoreña y que sea ésta la accionista en lugar de las dos que hoy aparecen”.
Las investigaciones de fiscales internacionales que laboran para la Comisión Internacional Contra la Impunidad de Guatemala (CICIG), permiten conocer que lo que se pretendía esconder en El Salvador era el 51 por ciento de las acciones del periódico Siglo XXI que compró Baldetti y posiblemente el expresidente Pérez.
González le pidió a Baldetti, como lo demuestra el archivo de su laptop, que debía reunirse con Edín Barrantes, un directivo y propietario de otro porcentaje de acciones de Siglo XXI, un diario creado hace varias décadas y que, por momentos, jugó un papel muy influyente en Guatemala.
Los investigadores estiman que Baldetti compró el 51 por ciento de las acciones del periódico Siglo XXI con dos sociedades que controlaba Juan Carlos Monzón, su ex secretario privado, y Víctor Hugo Hernández, testaferro de la ex vicepresidenta y el exgobernate Otto Pérez.
Esas dos sociedades eran, precisamente, las que querían en setiembre pasado desaparecer para entregarle las acciones a una sociedad salvadoreña que posiblemente se creó en el país hace algún tiempo.
Todo eso lleva a enderezar una serie de pesquisas en El Salvador donde pocos dudan que Baldetti, y quizá Pérez, fundaron sociedades bajo su control para esconder patrimonios mal habidos en Guatemala.
Hasta ahora se desconoce cuáles son esas sociedades aunque Estuardo González, según se supo, trata de buscar un acuerdo con la CICIG y otros fiscales para que lo conviertan en testigo protegido y quede ausente de responsabilidades penales en el caso más escandaloso de la historia de Guatemala.
Si eso ocurre, es muy probable que González, ex administrador de bienes de Baldetti, entregue toda la información sobre el tinglado de negocios que habrían creado en El Salvador.
Dentro de la computadora de González también se encontró otro archivo que, supuestamente, debía analizar con la exvicepresidenta Baldetti.
Se trata de lo que se denomina “OTI2GT”. Este es un archivo enviado por Luis Sanfeliú , un empresario salvadoreño de telecomunicaciones.
A González se le vincula con lo que se denomina el “bufete de la impunidad” y que está compuesto por un grupo de abogados guatemaltecos que vendían impunidad en el sistema judicial de ese país.
También lo conectan con Francisco Javier Ortiz, alias “teniente Jerez”, un hombre de 67 años quien fue lugarteniente del salvadoreño Alfredo Moreno Molina. Este llegó a ser, hasta el 2013, el zar del contrabando de Guatemala. Controlaba las aduanas de ese país a su antojo y pocos descartan que él fuera el maestro de todos los que construyeron “la línea” en Guatemala.
Se presume que Otto Pérez y Alfonso Portillo también fueron discípulos de Moreno Molina.