El Salvador
domingo 24 de noviembre de 2024

Francisco Merino: “Hacer política no es andar de sobalevas”

por David Ernesto Pérez


"Nunca quise ser presidente de la República", asegura el veterano pecenista mientras dice que desde que salió de ARENA las posibilidades de aspirar a ese cargo quedaron casi anuladas

Eran las dos de la madrugada. A media cuesta un sujeto se bajó de una lujosa camioneta y disparó a la patrulla de la Policía Nacional Civil (PNC). Por tratar de esquivarse el conductor perdió el control y chocó con la parte trasera del pick up  contra un poste del tendido eléctrico que abastecía de energía la exclusiva colonia Escalón, en San Salvador. Una bala alcanzó en el pecho a la agente Flor de María Meléndez quien junto a su compañero acudió a ayudar al vigilante privado que, vía telefónica, denunció al Sistema Nacional de Emergencias que un hombre lo había amenazado con un arma.

Según los reportes periodísticos de los hechos ocurridos el 26 de agosto del año 2000, José Francisco Merino López, diputado del Partido de Conciliación Nacional (PCN), en un profundo estado de ebriedad conminó a un vigilante y disparó contra los policías que lo persiguieron, desarmaron y capturaron como a un sospechoso más que había infringido la ley en la fría madrugada del domingo; luego la institución lo acusó de lesiones graves, homicidio tentado y amenaza agravada. A su favor dijo que lo habían intentado matar en un altercado del que, en ese momento, no tenía explicaciones. Solo sabía que el FMLN debía controlar a su gente y para eso reclamaba que Manuel Melgar, entonces diputado efemelenista, llegara a la calle República Federal de Alemania, es decir, donde estaba esposado con la corbata desarreglada y su fino traje lleno de polvo.

Ese mismo día en la madrugada fue entregado a la Asamblea Legislativa. Y pocos días después el caso comenzó a tratarse oficialmente. Como algo inusual casi todos los diputados estaban de acuerdo en desaforarlo, como lo había pedido la Fiscalía General (FGR). Pero nada estaba escrito en piedra y al final ARENA, PCN y PAN resistieron los embates y no le quitaron la inmunidad legislativa aunque a cambio –como lo denunciaron muchas figuras públicas-  en la madrugada del 30 de noviembre votaron a favor de la dolarización que entró en vigencia el 1 de enero de 2001 impulsada por el presidente Francisco Flores y sus hombres de confianza Rafael Barraza, Juan José Daboud y José Luis Trigueros.

14 años y once meses después hay una explicación: una trampa que le tendieron los que gobernaban, es decir, Flores y ARENA a la que sobrevivió gracias a la intervención de tres miembros del Batallón Presidencial asignados a Enrique Borgo Bustamante, exvicepresidente de la República. “Realizaron un plan creyendo que me sacaban de una carrera presidencial que para mí nunca existió”, recordó Merino en su oficina llena de sombras ubicada al fondo del pasillo de la sexta planta del edificio legislativo. ¿Y cuánto éxito tuvieron sus enemigos? Consideró que muy poco porque desde entonces no ha hecho más que aumentar el caudal de votos con los que gana las elecciones de diputados que cada tres años celebra El Salvador.

Ese episodio no se tradujo en la destrucción de este viejo lobo de mar curtido en mil batallas cuya vida en política inició a principios de los años 80 cuando en la televisión el mayor Roberto d´Aubuisson encantaba a las masas con un mensaje hipnótico con el que exhortaba a luchar contra las hordas comunistas que, controladas desde el Kremlin, La Habana y Managua, intentaban hacerse con el poder absoluto para acabar con el sistema de libertades y prosperidad económica.

El hijo del contador certificado Francisco Merino González y Blanca Leticia López se había graduado como ingeniero industrial en la Universidad de El Salvador en 1975. Regresó a su natal San Miguel a establecerse como ganadero, algodonero y fundar la empresa Técnica Agroindustrial que distribuía equipos de bombeo de agua, riego, y movilización de materiales de construcción a proyectos gubernamentales. El trabajo lo llevó a organizarse en gremiales como la Asociación de Ganaderos, miembro del Consejo Bancario Hipotecario y el Comité de la Feria Industrial desde las que planeó cómo sobrellevar la violencia que provocaban los enfrentamientos entre los insurgentes organizados en el FMLN y la Fuerza Armada. Parecía, sin embargo, que desde esa trinchera muy poco podían hacer para frenar los efectos de la Guerra Civil que se avecinaba como una estampida.

¿Y la política? Merino y sus colegas la rechazaban porque en el mundo empresarial el tiempo es dinero y despilfarrar es un verbo sacrílego. Pero las palabras de d´Aubuisson royeron tanto su voluntad que para septiembre de 1981 ya estaba inmerso en ese círculo y estuvo a un paso de convertirse en uno de los fundadores de ARENA de no ser porque una de las empresas de taxis aéreos en la que mandó su cédula de identidad a San Salvador se atrasó. Al año siguiente fue designado como uno de los candidatos a diputado por San Miguel y junto a Herbert Prudencio Palma Duque ganaron dos de cinco escaños. Desde entonces se ha mantenido en la función pública durante 32 años ininterrumpidos.

En las elecciones para instalar la Asamblea Constituyente el PDC ganó 24 curules, ARENA 19, y PCN 14. De la noche a la mañana el nuevo partido había logrado posicionarse como la segunda fuerza de oposición. Como sus políticos eran inexpertos les enseñaron los primeros trucos los exdiputados José Francisco Guerrero y Mauricio Gutiérrez Castro. Eran los años en que la Asamblea, con menos de 200 empleados y con oídos abiertos a la opinión ciudadana, redactó la Constitución de 1983 inspirada en los estados socialdemócratas del Norte de Europa.

Terminada la Carta Magna los 60 constituyentes transmutaron en legisladores. El diputado más joven no se hacía a la idea de hacer carrera política hasta que d´Aubuisson le pidió ser parte del Consejo Central de Elecciones. Él lo reflexionó mucho porque significaba quemar las naves y abandonar sus aspiraciones empresariales. Pidió guía a Atilio Salazar Castro, Oficial Mayor de la Asamblea (una espcie de gerente general). Dos semanas más tarde aceptó el cargo.

Para entonces d´Aubuisson había perdido las presidenciales de 1984 en las que se alzó como ganador el democristiano José Napoleón Duarte. Ese mismo año Merino había sido nombrado vicepresidente de ideología de ARENA y gracias a eso trabajó con él.

Sobre d´Aubuisson existen dos versiones: según la primera fue uno de los organizadores de los escuadrones de la muerte que funcionaban paralelamente con los agentes de seguridad de la dictadura y que coordinó al grupo que el 24 de marzo de 1980 asesinó de un disparo en el corazón a Monseñor Óscar Arnulfo Romero mientras oficiaba misa en la capilla de la Divina Providencia en la colonia Miramonte; o la de Merino que lo veía como un hombre inteligente, audaz, hábil, carismático, de lenguaje sencillo que daba esperanzas, con un sentido social de avanzada que quedó plasmado en la Constitución y además como el honorable político que dio un paso al costado para permitir que Alfredo Cristiani se convirtiera en la máxima figura de ARENA y que así pudiera concertar con sus opositores y, a futuro, llevar a la presidencia de la República al partido.

En 1988 comenzó nuevamente la carrera para las presidenciales. Afuera de ARENA sonaban cuatro nombres de precandidatos: Cristiani, d´Aubuisson, Sigifredo Ochoa Pérez, entonces militar de baja y Enrique Altamirano, director de El Diario de Hoy. Adentro, sin embargo, sabían que el elegido era Cristiani. Por eliminación los aspirantes a convertirse en el compañero eran dos: Armando Calderón Sol y Merino. Como el primero tenía impedimentos legales porque un año antes había sido presidente de una autónoma automáticamente asumió el segundo.

Foto Diario1.

Foto Diario1.

Los más poderosos empresarios del país nunca se acercaron a Cristiani y ARENA antes de que ganaran las elecciones a los democristianos Julio Adolfo Rey Prendes y Fidel Chávez Mena. Después todo cambió.

En la administración de Cristiani y Merino los salvadoreños vieron la firma de los Acuerdos de Paz con el FMLN que puso el punto final a doce años de Guerra Civil. Dos años más tarde llegó el turno de Calderón Sol y el partido empezó un lento desmoronamiento que se reflejó en los resultados electorales: en primera vuelta no alcanzó a ganarle al efemelenista Rubén Zamora que había obtenido 262,311 votos contra 504,632 del oficialismo. En tercera posición quedó Fidel Chávez Mena, candidato del PDC.

Merino sintió que algo no andaba bien. El mayor d´Aubuisson había muerto de cáncer en la lengua el 20 de febrero de 1992 y a la dirigencia había entrado Gloria Salguero Gross, a la que veían como una mujer discriminadora. En la cúspide arenera empezaron roces que líderes como él, Gutiérrez Castro y otros no soportaban. Percibían, asimismo, que el partido había tomado un rumbo diferente que lo distanciaba de los ideales con los que fue fundado. Entonces pidió a Calderón Sol y a Cristiani reconsiderar los movimientos que estaban haciendo. La respuesta que recibieron fueron: “Mucho joden, mejor váyanse”.

El 5 de enero de 1997 Antonio Cornejo Arango, Merino, Gutiérrez Castro, Ochoa Pérez y cuatro más desertaron de ARENA y recalaron en el PCN que entonces lideraba Ciro Cruz Zepeda Peña.

El debilitamiento arenero se hizo más evidente con el triunfo de Flores.  ARENA disminuyó su caudal de votos y el PCN mejoró a tal punto que se transformó en la llave de la mayoría legislativa. En ese entonces Merino fue designado como presidente de la Corte de Cuentas y descubrió cómo habían administrado el erario sus excompañeros. Zepeda Peña siempre le había insistido que debía ejercer un cargo público aunque fuera de suplente con tal que tuviera fuero. Temía que alguien lo salpicara en un delito.

En el imaginario colectivo la relación ARENA-PCN se traduce en connivencia para la aprobación de leyes como la dolarización y el TLC. Los pecenistas, sin embargo, también tuvieron que lidiar con el temperamento de Flores con quien Zepeda Peña tenía fuertes disputas en privado. En público aparecían sonrientes.

En esos años Merino fue detenido por los disparos en estado de ebriedad en la colonia Escalón. No se ha visto envuelto en escándalos de esa magnitud aunque es uno de los diputados protagónicos en las comisiones de Hacienda y Relaciones Exteriores de la Asamblea a las que pertenece desde 1982.

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32 años como funcionario. ¿Cuál es el secreto?

Cuando alguien es joven piensan: “Este a lo mejor quiere (ser presidente)” aunque uno ande jurando hasta con los dedos de los pies que no quiere. Al final de cuentas están más tranquilos y se dieron cuenta que no quería. Hacer política no es andar de sobalevas de nadie, uno tiene que aprender a valerse de sus propias ejecutorias. Yo le dedico tiempo a esto, no me siento cómodo con pasarla a la ligera. Trato de incidir, opinar, construir acuerdos. Me he mantenido en la Comisión de Hacienda por muchísimos años porque allí se necesita mucha sensatez, allí se juega el destino del país. Me tengo que abstraer de ese vaivén de si hay elecciones o no, eso no me interesa, uno tiene que aprender a llevar el rumbo. En Junta Directiva sé que hay colegas que brillan por su ausencia, allá ellos, por lo menos a mí nadie me puede decir que soy Chico el viajero, el haragán. Afortunadamente hay un equipo de colegas que trabajan con mucha mística. En 35 años he visto pasar de todo.

¿Qué es lo mejor que ha visto pasar?

Los cambios de gobierno, la participación de la izquierda alzada en armas porque es gente que ha asumido con mucha entrega, gente que se prepara, si ves los debates en el pleno no es lo mismo agarrar el micrófono y ponerse como placera a gritar que llevar una exposición. Eso necesita tiempo de estudio, preparación, ser puntual.

¿Y lo peor?

Es que yo aprecio la evolución positiva. Si algo negativo puedo mencionar es el despilfarro al que se ha llegado porque el crecimiento de la institución no se justifica. Por ejemplo, seguimos siendo 84 diputados pero hay más personal, eso demanda bienes y servicios, más recursos del presupuesto pero a la hora de los resultados no ves un costo-beneficio favorable. Es difícil ir contra eso porque estás tocando partes interesadas. Pero cuando puedo les hago la historia de cómo era la asamblea con 60 diputados y que no se necesitaba tanto personal. Claro, me escuchan por cortesía pero no los veo dispuestos a hacer una transformación; la institución no ha podido romper ese círculo vicioso de desprestigio.

¿Alguna vez quiso ser presidente?

No. He estado en posiciones importantes, he hecho equipo con los que ostentan presidencias y desde el momento en que pasé a un partido más modesto sabía que eso no era alcanzable. Hay realidades políticas porque para ir a elecciones tienes que tener maquinaria.

Y dinero…

Y entonces hay bipartidismo establecido, ARENA y FMLN son los únicos que puede aspirar. El país demanda personas que quieran entregarse de lleno a liderar procesos porque los aparatos de gobierno se han hecho muy pesados, lentos.

¿Piensa en el retiro?

Si la política tiene puerta de entrada debe tenerla de salida. Puedo decir con toda solvencia que no he andado de achichincle ni sobalevas de nadie, al contrario, hasta incomodo a algunos dirigentes porque no soy reverente con ellos. Eso puede significar hasta poner en riesgo los apoyos de un partido pero prefiero tener mi consciencia tranquila que andar tolerando cosas y abusos solo para que me mantengan en las planillas. No tiene sentido que cuando uno está a una edad en la que puede ser útil en otras cosas se pretenda seguir en lo mismo. En el PCN fundado recientemente tengo responsabilidades de dirección y le hablo a la estructura departamental que hay que estimularles a participar, pero lo peor del mundo es que me aparte y nadie gane. Estamos a tres años de las elecciones y se puede crear una estructura sustitutiva, pero seis meses antes no se puede. Yo por lo menos tengo la satisfacción de decir: Me ha ido bien en la política.

¿Su hijo Francisco Merino Reyes será su heredero político?

Me sorprendió cuando se lanzó al Parlacen. Hasta que ya lo había hecho lo platicamos. Lo que dije a él –y lo mismo a los jóvenes- que cuando uno quiere ser exitoso tiene que estar dispuesto a sacrificar algo pero no puedo serlo si quiero tener mi fin de semana siempre con mi familia y pasear y tener vida de disfrute porque el trabajo cuando más puede hacerse es en los fines de semana. Yo, por ejemplo, me divorcié pero viéndolo retrospectivamente a lo mejor si hubiera sido un hombre de casa habría sido quizá un matrimonio feliz pero si quería ir a una posición… vaya, por ejemplo, si había un cohete en La Unión allá estaba y al día siguiente en Ahuachapán. En ese estilo de vida de repente te das cuenta que los hijos ya crecieron.