Pagar salarios, gastos de representación, comunicación, viajes a Suiza, Reino Unido, Italia, España, Chile, Ecuador, Venezuela, Perú, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Estados Unidos, Canadá, 2,100 galones mensuales de gasolina, una lujosa camioneta Toyota Land Cruiser y más de diez empleados –motoristas, secretarias, asesores, ordenanzas- durante cuatro años al saliente presidente de la Asamblea Legislativa, Sigfrido Reyes, del FMLN, costó a los salvadoreños $1,954, 276.06.
Reyes recibía, como sueldo, $3,210.29; en gastos de representación, $1,657.14; y para comunicación y transporte, $914.29. Los tres rubros suman $5,781.72 mensuales, según la Ley de Salarios desde 2011 hasta 2015 publicada en el Portal de Transparencia de la Asamblea. Si se suman los 51 meses que Reyes duró en la presidencia la cifra alcanza los $298,107.72.
Una cantidad similar han ganado los diputados que pertenecen a la Junta Directiva como Lorena Peña, Guillermo Gallegos, Francis Zablah, Guillermo Mata Bennett, Lourdes Palacios, Francisco Merino, Rafael Machuca, entre otros. A eso deben agregarse los bonos que todos los empleados –incluidos los parlamentarios- reciben en junio y diciembre de todos los años así como los aguinaldos que se calculan de acuerdo al salario devengado. A finales de abril de 2012 la legislatura que terminó funciones ayer a la medianoche también intentó recetarse un aumento de $828.58 apadrinada por el Partido de Conciliación Nacional (PCN) y avalada con los votos del FMLN, GANA y el silencio cómplice de ARENA que , aunque no participó, si iba a ser beneficiada.
En la gestión del efemelenista los viajes con gastos pagados por el Estado estuvieron a la orden del día. Salió al extranjero por lo menos unas 33 veces desde julio de 2012 hasta noviembre de 2014, según la información publicada en el Portal de Transparencia institucional. El informe de viajes y viáticos divulgado en julio de 2014 por FUNDE detalla que en 2013 los principales destinos de los diputados fueron Colombia, Cuba, Panamá, Ecuador, Costa Rica y Chile. Reyes, sin embargo, no se limitaba a esos países sino que su radio fue mucho más amplio e incluye Italia, Reino Unido, España, Vietnam, Rusia, entre otros; la frecuencia también fue mucho más extenuante para el exguerrillero: en octubre de 2012, por ejemplo, se vistió de observador de las elecciones en Venezuela cuando ganó su último periodo como presidente Hugo Chávez Frías ante Henrique Capriles, asistió a la Asamblea de la Unión Internacional de Partidos, en Canadá y al final del mes aceptó la invitación a la conmemoración, en España, de la Constitución de Cádiz de 1812; en marzo del siguiente año volvió la rutina de subir y bajar aviones: regresó a Caracas pero al funeral de Chávez que había muerto de cáncer , fue a Nicaragua a la toma de posesión de los magistrados de la Corte Centroamericana (CCJ) y a Quito a la “ponencia del buen vivir”.
En la información colgada en la red falta un detalle: los diputados no han publicado el informe de los viajes que están obligados a elaborar. La FUNDE comenta que la justificación no siempre está relacionada con el quehacer legislativo, los boletos fueron comprados a precios por encima del mercado y pone en duda que los parlamentarios realmente ocuparon debidamente los viáticos que la institución les da.
De los impuestos de los salvadoreños se pagaron $121,724.8 para que él viajara durante sus cuatro años como máximo representante de la Asamblea. Por los altos costos que para el Estado ha significado el uso de recursos de esa manera la presidencia y los diputados han sido severamente criticados, no obstante Reyes se propuso el 15 de enero de 2011, “elevar los niveles de credibilidad del Parlamento”. En el compás de la entrada en vigencia de la Ley de Acceso a la Información –que coincidió con el inicio de su gestión- también prometió usar los fondos públicos de forma transparente.
La presidencia de Reyes solo fue posible gracias a la guerra de doce diputados que se rebelaron en las filas de ARENA y fundaron GANA. Tiempo después los entonces disidentes se movieron ágilmente y se aliaron con el FMLN y PCN para integrar una nueva Junta Directiva en la que el partido que los vio nacer como políticos quedaba casi ignorado. Y ese pacto quedó plasmado en una madrugada de octubre de 2009. Pero el efemelenista atribuía su asunción a un cargo que solo habían ostentado parlamentarios ligados a la derecha a la llegada de nuevos vientos al país que tenía su mejor ejemplo con el triunfo de Mauricio Funes ante Rodrigo Ávila.
Reyes y el FMLN prometían mucho como administradores de la Asamblea. La Prensa Gráfica publicó el 1 de febrero una entrevista en la que aseguraba que iba a manejarse “con transparencia y diálogo” mientras calificaba como “una buena idea” programar desde las 9 de la mañana a las 9 de la noche –a más tardar- las sesiones plenarias y extenderlas solo en casos de emergencia nacional y catástrofes para hacer “nuestro trabajo de cara al pueblo, a los medios de comunicación, sin nocturnidad ni sorpresas”.
Pero al nomás asumir se le vino una avalancha encima cuando varias publicaciones periodísticas pusieron al descubierto que la Asamblea tenía 1,138 empleados que se distribuían en 536 institucionales y 1,138 para los partidos, es decir, 13 para cada uno de los 84 diputados. En un primer momento él dijo que iba a investigar por qué la planilla estaba tan inflada y un par de semanas más tarde promovió un decreto de retiro voluntario que beneficiaba a los asalariados que tenían más de 30 años de labor.
Cuando Reyes asumió tenía 15 empleados, según un informe de la Oficina de Acceso a la Información. Los salarios de los hombres y mujeres que lo rodearon durante cuatro años son bastante onerosos comparados a los que devengan en esos mismos oficios en otras dependencias del sector público. La secretaria, por ejemplo, gana $940; el ordenanza, $785; y el motorista, $870.
En 2012 Reyes tuvo seis asistentes con salarios de $1,000 hasta $1,750. Y así se mantuvieron hasta que en 2014 tuvo un empleado menos y en 2015 solo nueve. En los cuatro años el Estado pagó $1,954, 276 por todos los servicios.
Y al final los impuestos de los salvadoreños terminaron convertidos en vales de gasolina para la camioneta que la Asamblea le asignó. De acuerdo a otro informe de la Oficina de Información los directivos tienen derecho a 2,100 galones mensuales de gasolina para sus vehículos. Haciendo un cálculo conservador en 2011 gastó $95,413 en combustible, como consecuencia de los altos precios del petróleo que había en esas fechas; un año más tarde la cifra aumentó a unos $109,032 y osciló entre esos costos hasta este año que disminuye a $23,016. El costo aproximado total es de $406,013.