El Salvador
viernes 29 de noviembre de 2024
ZONA 1

La verdadera historia de la captura del exalcalde Galileo González

por Redacción


Al antiguo edil se le vincula con el secuestro de un empresario por quien se pagó rescate y fue asesinado. Eso se produjo porque se creía que el plagiado sabía dónde estaban otros $15.4 millones colocados en barriles. También se le atribuyen otros secuestros. Él dice que todo es "persecución política", pero su captura abre un capítulo criminal que puede sorprender a todos.

La captura del exalcalde de San Luis La Herradura y antiguo teniente del Ejército, Milton Galileo González López, podría ser el capítulo final de una historia secuestros, de un intento de engañar a la Agencia Antidrogas de los Estados Unidos (DEA) y hasta una explicación de los $14.5 millones que aparecieron enterrados en barriles en San Rafael de Obrajuelo.

La captura de Milton Galileo González −un hombre que también fue un influyente dirigente del Partido Conciliación Nacional (PCN) y actual “asesor” de ese grupo parlamentario− junto a varios agentes policiales, podría revelar una profunda historia criminal como pocas veces se ha conocido.

A González se le vincula con el secuestro de un empresario cometido el 30 de diciembre del 2013 con la ayuda de dos agentes policiales de San Luis La Herrdura, La Paz.

Cuando secuestraron al empresario, este ya había sido plagiado otras dos ocasiones y debió pagar fuertes sumas de dinero para que lo liberaran.

Los secuestradores −a quienes ahora se vincula al exalcalde− se llevaron al empresario Óscar Mauricio Rodríguez, pescador de la zona, después de que intentaran convencer a agentes internacionales de la DEA de que él tenía escondido otro barril con $10 millones.

Rodríguez es originario de La Herradura y le dicen “El Tripa”. En enero de este año, se le atribuyó el secuestro a un subinspector de la Policía Nacional Civil (PCN) y otros tres agentes policiales destacados en ese mismo municipio y en Santiago de Nonualco.

Pero ahora la Fiscalía General de la República (FGR) está convencida de que es Galileo González, de quien se dice también es asesor de la Asamblea Legislativa asignado al PCN, es el cabecilla de la banda que secuestró a “El Tripa” Rodríguez y cometió otros plagios en el país.

González aseguró a periodistas que su detención, sucedida ayer, es producto de una persecución política del FMLN.

La Fiscalía no quiere revelar detalles del secuestro del empresario de la pesca ocurrida el 30 de diciembre del 2013.

Sin embargo, Diario1.com publicó el 14 de enero de este año una historia periodística sobre ese secuestro y su conexión con otra versión: la posible existencia de otro barril con una gigantesca cantidad de dinero. Esto se ha vuelto una leyenda.

Lo que pasó

El descubrimiento de varios barriles con $14.6 millones descubiertos en el cantón Penitente Abajo, jurisdicción de Zacatecoluca, en la hacienda El Recolado, originó toda suerte de versiones.

Pero después de ese hallazgo, que sorprendió a todo el país, comenzó a correr la versión, nunca confirmada, que existían otros barriles con $15.6 millones en dinero en efectivo.

Se decía que ese dinero estaba enterrado en otro sitio del país. Así nació la leyenda.

Después trascendieron otros hechos. Las investigaciones revelaron que el dinero era propiedad de unos narcos guatemaltecos que siempre gastaron dinero, a manos sueltas, en San Rafael de Obrajuelo. Este es el lugar, precisamente, donde aparecieron los barriles de plástico con $14.6 millones.

Al menos dos guatemaltecos habían tomado como base esa población y hasta le regalaron una camioneta Ford Explorer a un alcalde.

Los guatemaltecos compraron voluntades hasta decir basta porque habían creado una base para sus operaciones en el narcotráfico internacional.

¿Cómo encontraron el dinero? Es evidente que alguien delató el lugar donde se encontraba el dinero a los principales funcionarios de seguridad de la época.

No fueron, sin embargo, esos guatemaltecos quienes delataron el sitio de los barriles con dinero que fueron hallados con la ayuda de tractores.

Diario1.com conoce que fue una mujer salvadoreña, descrita como una dama hermosa y de afinado cuerpo, quien, obligada por las circunstancias, “cantó” el sitio de los barriles.

Marta Irene, como se llama, a quien se conoce como “La Churra”, se relacionó con un guatemalteco de apellido Ortega.

Él era uno de los principales contadores y colaboradores del “Gordo” Paredes, un poderoso narcotraficante guatemalteco que está en prisión.

La mujer −quien también fue amante de un influyente empresario vinculado a un partido político− es originaria de San Rafael Obrajuelo.

Capturada

“La Churra”, quien vivía aquí como millonaria al lado del guatemalteco Ortega, fue capturada un día antes de que aparecieran los barriles en el Aeropuerto Internacional de Comalapa.

La detención se produjo cuando se disponía a volar a Panamá transportando una fuerte cantidad de dinero en efectivo.

El guatemalteco Ortega esperaba encontrarse con ella en Panamá. Según las investigaciones, ellos estaban acostumbrados a llevar fuertes sumas de dinero desde El Salvador hasta Panamá.

Con esa actividad, el “Gordo” Paredes pagaba la droga a los proveedores colombianos y de América del Sur.

Cuando la policía del aeropuerto de Comalapa llevó a Marta Irene para interrogarla en una sala policial especial, ella dijo a las autoridades que en una finca había $30 millones enterrados (no sólo los $14.6 millones). Fue ella quien citó la finca El Recolado.

Además, aseguró a sus interrogadores que su amante guatemalteco tenía el encargo de mover esos $30 millones hasta Panamá. Llenó de detalles las mentes de las autoridades.

Paredes es el jefe del Cártel de Jutiapa, un territorio fronterizo con Guatemala. En el 2008, fue detenido en Honduras . Actualmente, está en una prisión de Nueva York, adonde se le condenó a sufrir una pena de 31 años.

Nace la leyenda

De esa manera, nació la leyenda de los restantes $15.6 millones que estarían enterrados en territorio salvadoreño.

Una de las versiones es que el empresario pesquero, Óscar Mauricio Rodríguez, “El Tripa”, sabía dónde estaba el dinero restante.

El secuestro lo ejecutaron, el 30 de diciembre del 2013, el agente de la PNC William Alberto Alfaro, el subinspector José Concepción Marín y los agentes Antonio Laínez Valencia y Carlos Anaya.

Alfaro fue quien, supuestamente, convenció a las otras autoridades de la época que secuestraran a “ El Tripa”.

Pero antes de eso, él se había reunido con un agente de la DEA, para tratar de convencerlo que Rodríguez recibía, en San Luis La Herradura, cargamentos de droga. Le aseguró al agente que “El Tripa” no era pescador sino narcotraficante.

También le dijo al agente de la DEA que Rodríguez ocultaba barriles de plástico con al menos $10 millones en dinero en efectivo.

La DEA no le dio relevancia a la información del agente Alfaro. Sobre todo porque al representante de la agencia no le dio pruebas.

Poco después de eso, según se sabe ahora, Alfaro, quien era motorista del subinspector Marín, llegó dos meses antes de San Vicente a San Luis La Herradura por problemas disciplinarios y lo convenció para que secuestraran al empresario Rodríguez.

Entre ambos, también convencieron a los otros dos agentes de la PNC.

La idea era, además torturarlo, para que les dijera dónde estaban los supuestos restantes barriles.

Rodríguez se dedicaba a comprar pescado en San Luis La Herradura y La Libertad y venderlo en San Salvador.

Pero ahora la Fiscalía dice tener pruebas que el autor intelectual del secuestro de Rodríguez, sucedido en diciembre pasado, fue el exalcalde Galileo González.

ex alcalde

El secuestro

El 30 de diciembre del 2013, Rodríguez, y otro acompañante, circulaban por el kilómetro 57.5 de la carretera que une a Zacatecoluca con San Luis Herradura cuando Alfaro y sus compañeros detuvieron el vehículo en que viajaban.

Los policías habían establecido un retén policial. Cuando detuvieron a las dos personas, los subieron a un pick up blanco y los llevaron hasta una casa de Tamanique, en La Libertad, propiedad del subinspector de la PNC de apellido Marín.

En esa casa, las dos personas privadas de libertad, fueron amarradas. Fueron los hermanos Orlando y Raúl Mejía, alias los “Cuches”, quienes se encargaron de vigilar a las víctimas.

Mientras eso sucedía, los secuestradores pidieron $50 mil por el rescate.

Durante el cautiverio, los secuestradores se dieron cuenta de que Rodríguez no tenía el dinero que Alfaro aseguraba. Entonces decidieron asesinarlo después de recibir el rescate.

El problema para los secuestradores es que la otra persona secuestrada huyó. Se reunió con la familia de la víctima y las autoridades intervinieron.

Rápidamente, con la ayuda del otro plagiado, las autoridades capturaron a todos los que se relacionaron con el secuestro.

En ese momento, hasta se encontraron los teléfonos celulares con los que los plagiarios se comunicaron con los familiares de la víctima asesinada.

En Guatemala se sabe que investigadores de ese país creen que el dinero restante está en algún lugar de El Salvador.

Eso ha profundizado la leyenda sobre esos nuevos barriles, sobre todo porque se cree que el guatemalteco que cuidaba los millones de dólares habría muerto.

Conexión con el exalcalde

De lo poco que ha trascendido al ser detenido el exalcalde Galileo González, es que tanto Alfaro junto con el otro agente Juan Carlos Anaya fueron guardaespaldas del antiguo edil.

Incluso, existen versiones en que los fiscales vincularían a Galileo González con dos anteriores secuestros de Rodríguez en los que pagó $59 mil y $20 mil como rescate.

El exalcalde, quien fue uno de los principales precursores de la última candidatura a diputado del líder del PCN, Ciro Cruz Zepeda, por el departamento de La Libertad, podría ser, a la vez, una ficha de un problema criminal más profundo en San Luis La Herradura.

Galileo González, quien también fue militar, fue alcalde de San Luis Herradura durante tres períodos consecutivos.

Cuando eso pasó, mandó a colocar rótulos por todo el municipio de San Luis La Herradura en los que se leí:”Los hechos hablan más que mil palabras”.

Ahora hay fiscales e investigadores que aseguran que, efectivamente, los hechos hablarán por sí solos.