Un nica-salvadoreño, que se encargó de sobornar a jugadores de fútbol de Centroamérica, apenas ganaba $800 mensuales. Pese a eso, un día sorprendió a todos cuando llegó a entrenar a bordo de un lujoso auto valorado en más de $10.000.
Año 2007. Esto ocurre en el estadio de Ahuachapán, ciudad del norte de El Salvador, cercana a la frontera con Guatemala.
Óscar Collado, un nicaragüense que también posee la nacionalidad salvadoreña, jugaba, en ese entonces, en el Once Municipal de Ahuachapán.
Fue Nelson Ancheta, su entrenador, quien lo miró llegar al estadio, observó el lujoso carro y solo se dijo: “a este se le están haciendo las cosas”.
Collado había llegado a El Salvador como jugador de la selección de fútbol sub 23 de Nicaragua. Tenía una particularidad: siempre le decía a sus compañeros salvadoreños que él llegaría a tener una buena fortuna económica.
“Ya verán. Tendré mucho pisto. Seré rico”, repetía en cada entrenamiento.
El hombre era ambicioso. También atlético. Ancheta le vio habilidades en la selección nicaragüense y luego lo contrató para jugar en El Salvador. “Era rápido, dinámico, poseía un fuerte disparo a puerta y luchaba por el balón”, dice Ancheta. Supuestamente, jugar aquí era el sueño de Collado porque, además, en San Vicente tiene un hermano.
Pero el día que Collado llegó con su nuevo auto a entrenar a Ahuachapán, Ancheta le preguntó, en broma, de dónde había sacado el lujoso auto.
El joven jugador Collado le recordó a su entrenador que siempre le había dicho que él tenía un “promotor” que le enviaba dinero desde Estados Unidos.
Ancheta le prolongó la broma: “¿vos sos el marido de él, para que te mande tanto dinero?”, le preguntó. Collado, que siempre usaba su cabello casi a rape, se rió a carcajadas.
Sin embargo, en esa época no existía el tal promotor estadounidense que Collado mencionaba. Ya desde ese tiempo el nica-salvadoreño, quien luego fue llevado por Ancheta al Alianza, aunque por muy poco tiempo, estaba vinculado con el rey de todos los amañadores: Wilson Raj Perumal, el hombre originaria de Mali, quien ahora está preso en Finlandia por arreglar partidos en ese país y en casi todo el mundo.
Se desconoce cómo fue que Wilson fichó a Collado. Pero esos signos de riqueza de Collado obedecían a un hecho: desde Singapur lo estaban seduciendo económicamente para que luego hiciera tratos especiales con jugadores de fútbol de toda Centroamérica.
Collado era el hombre de más confianza de Raj en Centroamérica. Es posible que lo fichara durante encuentros interselecciones centroamericanas.
Tras la pista de Collado
Después de Ahuachapán, Collado se fue a jugar a Nejapa en la primera división. Ahí siguió en contacto con Wilson Raj, y con varios jugadores salvadoreños.
Pero cuando se dio cuenta, en el 2010, que Ancheta entrenaría a Alianza, uno de los equipos más populares de El Salvador, le pidió que le diera una oportunidad en ese club.
El entrenador Ancheta le llevó un video de Collado al presidente del Alianza, Lisandro Pohl, y ambos decidieron ponerlo a prueba en ese tradicional equipo salvadoreño.
Collado no hizo en Alianza malos entrenamientos en el 2010. Pero siempre parecía ostentar más de lo que ganaba como futbolista, aunque en el equipo de la capital salvadoreña extrañamente nunca cobró un centavo. Probablemente aprovechaba su tiempo para hacer otro tipo de relación con los jugadores.
El problema para Collado es que, en el primer partido amistoso en el que apareció con Alianza, se rompió los ligamentos de una pierna.
Ante eso, le pidió permiso a Lisandro Pohl para recuperarse en Nicaragua. Se le dio autorización. Collado se marchó y nunca regresó.
Lo sospechoso es que no pidió ni un dólar por el tiempo que entrenó en Alianza ni solicitó ayuda económica para recuperarse en Nicaragua.
Armando Collado no necesitaba el dinero de Alianza ni de sus favores. De alguna manera era el joven jugador centroamericano privilegiado por Wilson Raj, quien, en ese momento, volvía sus ojos hacia América Latina para amañar partidos profesionales de fútbol.
Raj lo confiesa: “Armando Collado era el jugador de la selección mayor de Nicaragua que trabajaba para mí. El había construido mi red, poco a poco, y me recordó que era hora de obtener ganancias con mi inversión. A él lo utilicé para obtener contactos frescos en El Salvador”, dice Wilson Raj Perumal, sin empacho, en el reciente libro que acaba de publicar.
Las confesiones de Raj explican muchas cosas. Lo primero es que cuando Collado se va a Nicaragua, ya había construido la red de jugadores en el país.
Su papel de jugador lo acreditaba para hacer nuevas amistades en otros clubes. Como pago de eso, posiblemente le llegó el dinero para que comprara muchos lujos y autos.
Amaño en Metapán
Wilson Raj, quien amañó más de mil seiscientos partidos en todo el mundo, dice que gracias a Armando Collado, el nica- salvadoreño, a finales del 2009 logró arreglar un partido de la fase de grupos de la Liga de Campeones de Concacaf entre el equipo panameño Árabe Unido e Isidro Metapán de El Salvador.
Es muy probable que Armando Collado fuera quien convenciera a los jugadores salvadoreños del Metapán a participar en una catástrofe futbolística. En ese tiempo jugaba fútbol en El Salvador.
Raj dice que a ese partido envió a Anthony, un cercano colaborador suyo, a Panamá, para que “visualizara el panorama”. El “rey de los amaños” sostiene que en Panamá repartieron $50 mil entre los jugadores.
“Los panameños del Árabe Unido pusieron un impresionante espectáculo. Golearon 6-0 a Isidro Metapán. El único arreglo era que necesitábamos que el equipo salvadoreño concediera dos goles en la primera parte y no lo hicieron”, asegura Raj en su libro.
Ante eso, Antonio le preguntó a Wilson si debía quitarle el dinero a los jugadores a lo que contestó: “ya no importa, déjalos con su dinero, de igual manera hicieron un gran trabajo”.
“Dejar a los jugadores con su dinero fue una señal de buena fe y una inversión en el futuro de mis relaciones con el equipo salvadoreño”, según el amañador. Sin duda, Collado tenía una buena dosis de responsabilidad para que Raj estuviera tranquilo. El nica-salvadoreño también ganó dinero con ese arreglo.
Collado nació en San Vicente, El Salvador, el 17 de noviembre de 1985 pero creció en Nicaragua.
A pesar de su juventud (28 años), ya no puede poner un pie en ningún estadio de fútbol y mucho menos jugar en algún equipo formal. La sanción es de la FIFA y de la Federación nicaragüense de fútbol.
El comunicado que lo sacó del fútbol dice que realizó actos que atentan contra la deportividad y la honra de Nicaragua.
Parte de los nuevos problemas para Collado es que también amañó partidos entre la selección de fútbol de Nicaragua y en otras naciones como Guatemala. Las huellas de sus travesuras han quedado en toda Centroamérica. Realmente Collado siempre hizo méritos ante Wilson Raj, el patrón amañador.
El problema es que varios jugadores nicaragüenses confesaron, ante notario público, que Collado los sobornó en varias oportunidades.
Incluso en El Salvador, mientras se investigaba a más de una docena de jugadores por arreglar partidos a cambio de fuertes sumas de dinero, se les enseñó una fotografía de Collado y varios lo reconocieron. Dijeron que él les había dado el dinero.
No obstante, un poco antes de que eso pasara, en enero del 2011 (cuando Nicaragua lo suspendió), escribió una carta en la que decía que su sanción era injusta y que, en aquel momento, tenía un contrato con Alianza por 6 meses.
La carta la escribió desde Budapest, Hungría, donde posiblemente hacía trabajos para Wilson Raj. Pero, a pesar de sus luchas, la FIFA sostuvo las sanciones de los nicas que acabaron su vida como jugador.
Ahora no se sabe donde está Collado. Su jefe está en prisión y, desde ahí, acabó de hundirlo en su libro.
Posiblemente Collado habría sido el gran contacto entre los jugadores salvadoreños, guatemaltecos y nicaragüenses para arreglar importantes partidos de fútbol.
Más amaños
Mucho antes de que lo castigaran, Armando Collado, el ex jugador de Ahuachapán, Nejapa y Alianza, se lanzó a arreglar un partido de grandes ligas en el fútbol.
Wilson Raj afirma algo más en su libro: “El 14 de octubre de 2009 Honduras iba a jugar el último juego clasificatorio para el mundial de Sudáfrica 2010 ante El Salvador. Los catrachos necesitaban ganar para clasificar directamente y así evitar el repechaje”.
Fue a Armando Collado a quien Raj usó para sobornar a los jugadores de la selección de fútbol de El Salvador (sin que se sepa, públicamente, a quienes).
“Mediante Armando habíamos acordado con la selección de fútbol de El Salvador y Ve Han estaba en el terreno e hizo las cosas posibles para mí. Queríamos que El Salvador perdiera por diferencia de dos goles, pero antes de que colocara alguna apuesta en el juego, Ve Han ya había repartido 200 mil dólares entre los jugadores, arruinando las posibilidades para mí. Por fortuna, Honduras jugó un partido muy cauteloso, casi no atacaron y ganaron por diferencia de un gol que anotaron en la segunda parte”, confiesa el rey de los amañadores.
El libro de Raj no dice quienes recibieron esos $200 mil pero los hechos que relata son graves: hasta se atrevió a arreglar un partido de una eliminatoria para ir a un mundial.
En el 2010
En Febrero de 2010, indica Raj, la selección de Estados Unidos estaba jugando un amistoso internacional contra El Salvador en Tampa, Florida. “Desde que mi pasaporte había sido incautado, necesitaba a alguien que viajara hacia allá, así que envié a Danny, un colaborador. Había empezado a preparar el juego antes de mi detención de tres semanas. Aunque tenía algún dinero que podía apostar en el juego, difundí el rumor de que estaba buscando a jefes para financiar mi aventura y así maximizar mis ganancias”, relata el amañador.
Wilson Raj confirma, además, en su libro que recientemente comenzó a circular que ya en septiembre del 2010, Armando Collado, su hombre en Centroamérica, “había sufrido una lesión en la rodilla y no volvería a jugar fútbol”.
Además, Wilson Raj narra que Collado se había enamorado de una mujer paraguaya y ya se había difundido su involucramiento con arreglos de partidos.
En Nicaragua lo suspendieron de por vida porque amañó un partido entre selecciones de fútbol de su país y Nicaragua. Guatemala ganó 5 a 0.
Ante esta situación, desde el 2010 Armando Collado se “convirtió en un amañador a tiempo completo”. La suspensión no bajó su papel. Más bien lo aumentó.
Ahora no se sabe dónde está. El castillo se le derrumbó y sus amigos están presos.
Otros arreglos
Wilson Raj amañó más de mil juegos en todo el mundo. En Centroamérica siempre estuvo activo. Reseñamos otros actos que Raj confiesa en su libro “El Rey de los amañadores”.
El Salvador y Costa Rica
“Alassane, uno de mis principales colaboradores, llegó a Costa Rica, habló con el presidente de la Federación de Fútbol y posibilitó la presencia de nuestro árbitro en el partido amistoso entre Costa Rica y El Salvador, en San Carlos.
Costa Rica es un país ideal para programar partidos amistosos internacionales. No sé por qué, pero si los equipos están ubicados por debajo del puesto 100 en el ranking de la FIFA el juego era televisado, con lo que nos aseguramos 100% que habría apuestas sobre dicho juego.
Para ese momento el presidente de la federación de Costa Rica ya albergaba sospechas sobre mi compañía Exclusive Sport.
Alassane le dijo al presidente que Exclusive Sport cubriría todos los gastos para transportar a los jugadores de El Salvador hacia Costa Rica. El trato era muy favorable para dejarlo pasar y el presidente firmó el contrato; El hombre casi cambia de parecer.
Alassane no tenía las credenciales para firmar el trato, así que usó a un agente certificado por la FIFA para firmar el contrato. Le pagaron una cantidad determinada de dinero.
Alassane se fue con el contrato firmado y estaba convencido que había embaucado a los costarricenses. Había escogido un pequeño estadio en San Carlos para el encuentro, pero hasta ese momento los costarricenses probaron ser más inteligentes de lo que se creía.
Una vez que los salvadoreños viajaron a costa nuestra, la selección de Costa Rica trajo a un árbitro panameño de su escogencia. Al final, le pagamos el transporte aéreo y el alojamiento a los jugadores salvadoreños pero fue imposible ordenarle nada a la federación costarricense.
Nos “jodieron” y no fuimos capaces de hacer dinero con el partido. ¿Cuál fue el marcador? 2-1 a favor de Costa Rica, creo¨.