viernes 18 de octubre del 2024

Marcos Rodríguez, el charrúa que peleó en las montañas de El Salvador

por Redacción


Rodríguez recibió una lluvia de críticas en redes sociales por llamar indio a un salvadoreño. Algunos se preguntan: ¿Cuántos salvadoreños mató durante la guerra?

Cuando  Marcos Rodríguez  decidió tomar un fusil y enrolarse con la guerrilla salvadoreña,  nunca había subido a una montaña. Tampoco había caminado varios kilómetros con una mochila en la espalda. Mucho menos había disparado una bala. Por eso, siempre dice que si en la guerra mató a alguien fue por su mala puntería.

Llegó a El Salvador en los años ochenta. La guerra recién había estallado. El germen revoltoso siempre estuvo en su sangre. Por eso no le costó combatir en las montañas salvadoreñas.

Pertenecía a esa generación de jóvenes influenciados por la Revolución Cubana, especialmente por el foquismo, una doctrina  inspirada por el Che Guevara que consistía en ir a otros países y crear las condiciones para una insurrección armada. En eso creía Marcos Rodríguez. Por eso desfiló por una serie de países hasta llegar a El Salvador en tiempos de guerra.

Años después, en una entrevista radial habría de recordar aquellos años en que aterrizó en suelo salvadoreño: “Vine de la mano con redes de salvadoreños, no vine a lo loco. Vine organizado. Me fui caminando de San Salvador a Chalatenango…  Nunca antes había subido más de 40 metros caminando salvo en escalera mecánica. El solo hecho de subir una montaña con una mochila al hombro y 15 kilos arriba pensé que me iba morir”.

Marcos Rodríguez nació en Uruguay en 1953.  Desde joven se involucró con movimientos de izquierda. Participó en protestas juveniles y colaboró con los Tupamaros, una guerrilla urbana que se radicalizó en los años setenta.

Eso le acarreó problemas y escapó a Argentina. Ahí  vivió tres años en aparente calma. Cuando los militares argentinos tomaron el poder la situación se agravó. Sus vínculos con movimientos guerrilleros alteraron su tranquilidad. Comenzó a sentirse perseguido y pidió ayuda para salir de ese país.

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Con su esposa e hijos subieron a un automóvil y se dirigieron al aeropuerto. En el trayecto fue detenido. Pero se salvó de ser arrestado porque en el mismo vehículo iban empleados de las Naciones Unidas.

Huyó hacia Suecia.  Ahí trabajó como obrero: elaboraba televisores en una fábrica de la Phillips. También se hizo profesor de kínder. Trabajaba en una guardería mixta sueco-español. La mayoría de niños que hablaban español eran chilenos.

Después entró a la universidad a estudiar economía. Fue entonces que comenzó a entablar relaciones con salvadoreños que llegaban a Suecia a pedir apoyo para hacer la guerra.  En ese país se formaron comités de solidaridad y Marcos participó activamente.

La conducta de los salvadoreños que conoció en Suecia le impresionó bastante. “Me parecieron terriblemente humildes, gente sencilla, mucho más sencilla que los sudamericanos”.

Meses después decidió enrolarse en la guerrilla salvadoreña. Se vino a El Salvador, tomó un fusil, subió a una montaña de Chalatenango y comenzó a disparar balas.

Al finalizar la guerra se quedó en el país. Cuando el FMLN llegó al poder fue nombrado secretario de Transparencia. Durante sus años como funcionario ha estado involucrado en varias polémicas.

Fue acusado por la diputada Ana Vilma de Escobar por el delito de calumnia, pero fue absuelto en tribunales de justicia. También fue acusado públicamente de ser el conductor de un vehículo de Casa Presidencial involucrado en un accidente donde resultó muerto un ciclista.

Marcos Rodríguez ha sido un funcionario activo en redes sociales. Le gusta pelear en esos terrenos. No se queda callado. Le responde hasta a cuentas con perfiles dudosos, falsos, que ni si quiera tienen identidades certificadas.

El lunes pasado, por ejemplo, Marcos se molestó luego de que un usuario en Twitter lo llamara “extranjero indeseable”.  Inmediatamente respondió llamándole “Indio” y con otros insultos. “Cabal eso dicen los gringos racistas cando ven a un indio como ud en sus tierras. Y seguro q entonces ud se siente humillado, pero aqui los imita”, escribió.

Su respuesta generó el repudio de  muchos usuarios en Twitter. Lo han criticado porque consideran que su respuesta fue tan ofensiva como el comentario hacia él. La diferencia es que Marcos Rodríguez es funcionario, alguien que, se supone, debería de dar ejemplo.

El uruguayo Rodríguez, secretario de Transparencia del gobierno de Salvador Sánchez Cerén, recibió una lluvia de críticas en redes sociales. Algunos se preguntan: ¿Cuántos salvadoreños mató durante la guerra?