El Salvador
domingo 24 de noviembre de 2024

“Si un niño no cree en Dios no siente empatía o tolerancia”

por David Ernesto Pérez


Según la diputada de ARENA la Biblia inyectará a los estudiantes valores que les guiarán a la hora de decidir entre lo malo y lo bueno

Lucía del Carmen de León permanece sentada en su curul. Le muestran unos documentos. Se para. A su alrededor casi no hay nadie. En el pasillo principal del Salón Azul de la Asamblea Legislativa los diputados salen a toda prisa como si estuvieran convencidos que la comida de todos los restaurantes del mundo estaba a punto de terminarse y no habría más para nadie. Es mediodía y la sesión plenaria ha terminado, como muy pocas veces, antes de las 2 de la tarde.

La diputada de ARENA fue una de las últimas que discurseó durante la plenaria. Y lo hizo para secundar la propuesta que presentó Juan Carlos Mendoza, de GANA, de reformar la Ley General de Educación para que el Ministerio de Educación (MINED) establezca como una materia más de la currícula de las escuelas la enseñanza de valores morales y cívicos. Eso lleva implícito obligar a los estudiantes a leer la Biblia antes de iniciar las actividades académicas.

¿La Biblia para qué? Según la diputada del principal partido de oposición en el estudio de la moral debe agregarse el libro sagrado de los cristianos porque inyectará valores a los niños que les guiarán a la hora de enfrentarse a la cruel disyuntiva de lo malo y lo bueno. Agregó, además, que inculca respeto, tolerancia, empatía y otros que ayudarán a frenar la ola de violencia que agobia a El Salvador y que tiene como uno de los factores más indignantes los 23 asesinatos diarios que acontecen como consecuencia de la guerra entre pandillas.

Ejemplificó con el salmo del Buen Pastor que, según ella, es una muestra del abanico de valores que pueden aprender los alumnos. “Si un niño no cree en Dios no siente empatía o tolerancia hacia otro niño”, expresó. Existen casos, señaló, como cuando un estudiante puya a otro con un lapicero y el agredido responde con otro golpe y “así llegan al ojo por ojo, diente por diente y así todos vamos a terminar muertos… se trata de parar de una vez la violencia”.

Ese tema no es nuevo. El 29 de junio de 2010 la Asamblea aprobó –con votos de todos los partidos, menos el FMLN- la lectura de la Biblia en los centros educativos públicos y privados como un método de prevención de la violencia.  El Ministerio estaba obligado, de acuerdo al decreto que avalaron ARENA, PCN, GANA y PDC, a coordinar con las iglesias cristianas los temas que iban a impartirse.  Ese día el pedecista Rodolfo Parker sugirió que la sesión durara siete minutos porque es un número bíblico.  Casi un mes más tarde el entonces presidente Mauricio Funes vetó la reforma porque atentaba contra la libertad de culto y el derecho de los padres a decidir sobre la educación de sus hijos; las violaciones eran a los artículos 25 y 213 de la Constitución. Al rechazo incluso se sumó José Luis Escobar Alas, arzobispo de San Salvador, porque preveía que iba desatar una “lucha entre religiones” y se preguntaba: “¿Qué pasará con un maestro que sea evangélico y tenga que guiar la lectura a niños que sean católicos y viceversa?”.

Pero no se trata solo de la Biblia sino del paquete completo que incluye cursos sobre historia nacional, los símbolos patrios y la oración a la bandera.

Según la parlamentaria la propuesta no atenta contra el laicismo del Estado que ordena la Constitución porque no impone la enseñanza de las doctrinas católicas o protestantes. “No estamos hablando de una religión sino de la Biblia que es un libro universal (…) no queremos entrar a confrontar con ninguna religión”, comentó.

En la comisión de Educación y Cultura de la Asamblea hay expedientes que datan de 2012 con propuestas similares a los que se sumará la de GANA. No ha comenzado el estudio de ninguno.