La polémica ha resucitado. En la comisión de Educación y Cultura de la Asamblea los diputados iniciaron, una vez más, el debate de llevar a las escuelas la lectura obligatoria de la Biblia para inculcar a los estudiantes valores morales como método de lucha contra la violencia y la criminalidad.
El martes pasado la discusión giró en dos puntos: agregar a la currícula de las escuelas públicas Moral, Urbanidad y Cívica y, dentro de esta, el estudio bíblico; o simplemente no hacerlo porque en la actualidad los maestros imparten, como ejes transversales en todas las asignaturas, esos temas.
Los que están en contra de imponer la lectura de la Biblia también tienen otro argumento: la Asamblea no puede establecer materias de estudio porque eso le compete, exclusivamente, al Ministerio de Educación. Eso equivale a decir que invadiría competencias y se arriesgaría a una reprimenda legal de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia (CSJ).
“Lo que realmente interesa es la praxis de los valores”, comentó Johalmo Cabrera, diputado del FMLN, después de la reunión en la comisión de Educación. Recordó, por ejemplo, que los maestros, directores y alumnos están obligados a participar en los lunes cívicos en los que rezan la Oración a la Bandera, hablan de un valor semanalmente, decoran las escuelas con símbolos patrios, en el mes de la independencia se habla de los próceres, entre otros.
Si la Asamblea fuera una cancha el juego estaría tres a uno. ARENA, GANA y PCN empujan el reinicio del debate de la lectura bíblica mientras el FMLN cree que es tema ya superado porque, además que ya lo aprobaron los diputados el 2 de julio de 2010 y un par de semanas después la vetó el entonces presidente Mauricio Funes, las implicaciones legales pueden ser escabrosas. La próxima semana el pastor Jacob Bolaños Hernández hablará a los diputados de eso.
“Puede ser inconstitucional obligar a los estudiantes a leer la Biblia”, opinó el diputado por Ahuachapán. Comentó, asimismo, que centrar la prevención de la violencia en una lectura es trivial porque en el fondo es un problema estructural que tiene su principal falencia en que el Estado nunca se ha preocupado por invertir en la educación. “Pasaron más de 20 años y no se invirtió nada en educación para la primera infancia”, agregó.
“Plantean que la delincuencia tiene que ver con que no se lee la Biblia, con que no se da la enseñanza de los valores pero es un asunto estructural”, afirmó.
El jueves pasado Juan Carlos Mendoza, diputado de GANA, defendió en el pleno de la Asamblea la iniciativa de llevar a las escuelas la moral, urbanidad y cívica. En su intervención también habló de la biblia.
La primera vez que los diputados tuvieron en sus manos esa propuesta fue en 1999. En el archivo de la comisión hay seis propuestas más en ese sentido, una de ellas firmadas por Antonio Almendáriz, diputado pecenista.