A punto de escuchar la rendición de cuentas del presidente de la República, Salvador Sánchez Cerén, los legisladores se pusieron de pie para recibirle. Música regimental sonó al fondo para rendirle honores. Salvador Sánchez Cerén entró al Palacio Legislativo acompañado de su esposa, Margarita, y el vicepresidente de la República, Óscar Ortiz. Sánchez Cerén traía atravesada la banda presidencial en su cuerpo, esa cinta gruesa de seda que le recuerda que la tarea impuesta no es del todo fácil. Evitó los saludos, apresuró el paso, sonrió y alzó la mano un par de veces.
Era la misma hora de hace un año, cuando fue investido como mandatario por parte del entonces presidente del Legislativo, Sigfrido Reyes. Pero hoy, 365 días después de ese momento, Sánchez Cerén se hizo presente en la Sesión Solemne de rendición de cuentas de su primer año de gestión.
Se colocó con firmeza frente a los diputados, invitados, ciudadanos que le veían desde atrás de un vidrio y enunció: “Hace un año recibí la banda presidencial con humildad y respeto, y expresé dos frases que caracterizan este primer año de gobierno…”.
Los dos compromisos del presidente, planteados el 1 de junio de 2014, buscarían ejercer la Presidencia “con honradez, austeridad, eficiencia y transparencia” y trabajar “incansablemente para alcanzar los grandes acuerdos de nación que nos permitan resolver los principales problemas del país”.
“Afirmo que la palabra empeñada ante ustedes y el pueblo salvadoreño ha sido cumplida”, dijo de forma campante.
Seguido, externó que su labor estaría encaminada en el legado del beato Arnulfo Romero: “Él y su mensaje son luz en este camino hacia un mejor El Salvador”. Sánchez Cerén terminó de introducir su discurso, recibió aplausos del partido oficialista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), Gran Alianza por la Unidad Nacional (Gana), Partido de Concertación Nacional (PCN) y de un diputado del partido Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), Juan Valiente para ser exactos. Segundos después, el diputado arenero Rodrigo Ávila también lo hizo; aplaudió unas tres veces con lentitud, cauto, como si tratara de coartar la intención.
El primero de cinco años del mandato de Sánchez Cerén cupo en un discurso de 30 minutos: habló del crecimiento económico del 2% conseguido, de avanzar a un país educado y libre de analfabetismo, de su preocupación por la violencia, de las 200 estructuras de pandillas que han atacado y la detención de más de 10 mil pandilleros, los proyectos de ley engavetados como la Ley General de Aguas, de la necesidad de concertación entre fuerzas sociales y políticas, de diálogo.
“Gobernar con la gente tiene un valor profundamente humano. El centro de nuestras políticas es la persona, nuestra política social tiene como objetivo distribuir con justicia la riqueza que genera nuestra sociedad y mejorar la calidad de vida de todas y todos, especialmente los sectores históricamente excluidos”, prosiguió.
Aplausos traspasaron la separación acristalada de la segunda planta del Salón Azul; fueron provocados por ciudadanos que se sumaron al grupo invitado a participar en la sesión. Abajo, y atrás de los diputados, también estaban presentes los ministros, secretarios y titulares de seguridad. Pero no todo el gabinete llegó: faltaron algunos pesos pesados. En la otra punta escuchaban los magistrados de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), invitados especiales y, muy al fondo, en una esquina, Sigfrido Reyes -quien recién abandonó el Legislativo entregó la presidencia a la diputada efemelenista Lorena Peña-.
La mano de unos cuantos diputados de la oposición apuntaba con rapidez cada palabra del presidente. No dejarían pasar ningún dato que luego pudieran refutar. Sobre las curules de los legisladores de ARENA había un pequeño cartel que levantarían en el momento oportuno: decía “basta ya”, campaña que lanzaron para mostrar su desacuerdo con las políticas implementadas por Sánchez Cerén.
Cada diputado tenía uno; un mínimo porcentaje lo levantó, otros ni recordaron que lo tenían, y había uno que otro que hasta llegó a pintarse el mensaje en la palma de su mano izquierda.
El presidente continuó. Expuso que la pobreza en el país va en disminución, que los datos reflejan que se ha reducido del 24,9% en 2009 a 20% en 2014. Satisfecho dijo haber logrado que la pobreza extrema bajara de 10.5% a 6.2% en ese mismo período.
“Ratifico mi voluntad de seguir construyendo entendimientos con todos los sectores empresariales y productivos del país. A ellos y a todos los sectores de la sociedad, les exhorto a que asumamos juntos estos retos”, declaró.
Sánchez Cerén reconoció que hay desafíos por delante, ratificó su voluntad de generar entendimientos con sectores, exhortó a las fuerzas políticas, económicas a trabajar para lograr la justicia del país y, con la mirada puesta en la fracción de ARENA, concluyó: “Trabajemos sin egoísmos partidarios o personales, por un El Salvador próspero, seguro y educado”.