Astrid Oyarbide se siente capaz de tocar a fondo los factores que provocan el desuso del transporte público. Aunque es de conocimiento de todos que la delincuencia, los malos tratos, la gente accidentada, unidades viejas son los puntos evidentes que provocan un caos que se consolida, para ella que solo se toquen “tangencialmente” impide que se pueda renovar y modernizar el sistema.
Oyarbide es originaria de San Salvador, presidenta de la empresa Trade International, que brinda servicios de tarjeta prepago en autobuses, y ahora corre como candidata a diputada por el Partido de Concertación Nacional (PCN). Aceptó la propuesta porque considera que al no haber sido escuchada como simple empresaria, podría lograr meter sus proyectos desde la política.
La candidata a legisladora se acomoda para iniciar la entrevista. Con ella, solo un fólder de abundantes páginas le acompaña. En la portada se lee proyecto Sistema Integrado de Transporte del Área Metropolitana de San Salvador (SITRAMSS). Entre las páginas blancas, viñetas de colores saltan a la vista: lo tiene marcado, con observaciones, críticas. No está de acuerdo con la inversión hecha por el Gobierno en el SITRAMSS. Lo califica como un error y considera que jamás funcionará: comenta que las calles de San Salvador no están hechas para un sistema de tal magnitud.
Pero, además, abona durante la entrevista otra crítica al SITRAMSS: “No estoy de acuerdo con quitarle el negocio a los transportistas y dárselo a una compañía X. Cómo van a venir a estar alturas a decirles les quitamos la concesión”.
Para mejorar, Oyarbide cree que sí hay alternativas pero no será ella, sostiene, quien las dirá. “Que las averigüen ellos”.
¿Cuál es la solución para mejorar el transporte público?
Para cualquier negocio que se quiera instalar necesita una inversión. El Salvador tiene tres bancas de inversión, pero a esos volúmenes con esos montos no. Un banco centroamericano no va dar. No se puede sectorizar el transporte. Nosotros fuimos los precursores de la tarjeta prepago, como ellos le llaman, o un pago electrónico, pero el pago no era simplemente el hecho de venir y hacer que la gente pagara. Tenía un montón de “por qués”. Se quería meter todo el flujo de dinero de transporte en un fideicomiso para que sirviera de fondo de garantía para poder financiar las unidades nuevas que no lo podían hacer por sí nuestros bancos. De esa forma, sí se podía hacer una renovación de la flota de manera ordenada. Pero ellos renuncian al flujo del dinero y que el dinero no lo inviertan.
¿Y qué hará entonces el Sitramss?
El Sitramss no está resolviendo el problema del tráfico, ni del transporte público. Cuando se hace un proyecto de esta magnitud hay que ver todos los factores. Si bien se va a tener un sistema de buses articulados bonito, tiene que hacerse una erogación de dinero mucho mayor en subsidios de la que tiene actualmente. Si ahorita, no estoy segura, se están dando $31 millones al transporte, al Sitramss le va a tener que dar $50 millones, porque no va a ser capaz de mantenerse. No son auto sostenibles, para que sean auto sostenibles se necesita una población que use el sistema de transporte aproximadamente de tres millones de personas. No tenemos tres millones de personas. No creo que lleguemos a las 60 mil personas.
Pero eso tiene que ver porque la gente por la delincuencia cada vez usa menos el transporte público, cada vez se usa más carro, cada vez se compran más carros…
No pueden usar el autobús por la delincuencia, es otra cosa que se tomó en cuenta cuando presentamos el proyecto al Ministerio de Obras Públicas, antes de que se hiciera ese desastre. El principal motivo de poder hacer un proyecto de esta magnitud, era la seguridad del usuario monitoreado desde un centro de control con un botón de pánico y un sistema de GPS. Si una persona entraba en lo que destruye una cámara, las otras tres siguen grabando. Si una persona se pone de frente y dispara a un motorista ya quedó grabado. Si una persona roba dentro de un bus quedó grabado.
FOTO: Nelson Dueñas.
¿De eso trataba su propuesta?
Sí, era de ubicar las cámaras, poner un data center, renovar la flota, poner un GPS y el pago era con dos formas tarjetas o efectivo. La tarjeta es que se puede subsidiar a ese sector de la población y si no el otro con efectivo. Con la tarjeta prepago usted controla las horas pico, cuánto se tarda un bus en dar la vuelta, cuántas unidades hay, cuántas salen, cuánta gente suben. Y se examinan desde un data center. Si alguien activa un botón de pánico, automáticamente se activa.
No se puede cargar el problema al sector transporte. Nosotros manejamos dos tarifas: la técnica y la política. La política es de $0.20 pero la técnica es la real, cuando viene y ve los costos de lo que le cuesta a un transporte. Pero no podemos ayudar a que paguen las multas, empezando que las multas no las paga el empresario sino el motoristas
¿Y qué pasó con ese proyecto?
Sencillamente el gobierno no lo ejecutó, no le interesó. Ellos se centraron en la parte política de presentar un medio de transporte moderno para tener un rédito político. Y segundo es agenciarse a una compañía privada para apoderarse del flujo efectivo quebrando a los demás transportistas. Si es cierto que alguien va a hacer negocio, tiene que ganar el Estado, tiene que ganar la banca, la empresa privada. Todos tienen que ganar.
Y tras su paso por México, ¿cómo evalúa el funcionamiento de los buses articulados?
Bueno, México tiene un sistema de transporte increíble. Empezando que las avenidas son gigantes, si está en la avenida La Reforma y tiene una calle de ocho carriles, además el lateral, un sistema articulado no se nota, no se siente. Las calles, las avenidas, las arterias son arterias. Pero si tiene un país que las calles son pequeñas y le va a robar dos carriles a esas calles, se paseó en todo el tráfico. No era un proyecto para El Salvador.
¿Y cómo el país puede mejorar su sistema de transporte, si no se puede a través de buses articulados?
Es igual que en Europa, son los mismos buses.
Solo con rutas de autobuses.
Son buses nuevos, modernos con aire acondicionado. Estos buses, a través de un GPS, con un data center, usted puede decir en horas pico “entren 1,000 buses” y una hora más tarde, cuando toda la gente está trabajando “salgan 500”. Usted los maneja.
Con esa propuesta es que el PCN la ve a usted como candidata del PCN.
No sé cómo fue…
¿O usted fue la que los contactó?
No, me contactan y parece paradójico el asunto pero ellos sabían que yo había expuesto este tema en varios medios de comunicación. Ellos se dan cuenta y me hacen una propuesta. Y a mí me interesó la propuesta: siento que si no lo peleo desde el punto de vista político, el Sitramss va a seguir. Y siento que el Sitramss es un error terrible para El Salvador: vamos a tener que invertir no solamente los $45 millones, después lo van a tener que quitar. Van a tener que quitar los sapos, esas estaciones porque ese sistema no va a funcionar. Bajo cualquier óptica que lo mire no va a funcionar.
Y por esa razón acepta
Sí, me reúno con ellos. Me gusta el respaldo que sentí.
¿Pero nunca se había puesto a pensar que era necesario hacer política?
Estando en este medio del transporte uno tiene contacto con todos los partidos políticos. Tanto con ARENA como el FMLN, con el PCN, porque yo estaba interesa en que este proyecto se hiciera: desde el punto de vista de mi trabajo, no partidario. Y yo siempre he tenido, creo en la democracia, tengo una tendencia más de derecha. Si bien este proyecto se le presentó a ARENA y al FMLN, ninguno de los dos lo ejecutó. Ahora viene el PCN y me da la mano y cómo no lo iba a tomar. El PCN por tradición siempre ha defendido los intereses de los transportistas, no sé por qué ha sido así pero así se ha manejado.
Será porque algunos de los dueños de transporte han mostrado su apego al PCN.
Pero también de ARENA y en el FMLN.
Es entonces el transporte el principal tema de campaña que manejará.
Lo que pasa que es el que yo manejo muy bien, pero tengo otras propuestas a echar a andar. Uno de ellos está relacionado con contaminación ambiental: es el tema del agua. El Salvador registra índices de contaminación del agua altísimos. Cómo se ha disparado el cáncer.
Y cómo se siente usted estando dentro de un partido en el que tiene mayor predominancia la figura masculina.
Lo que pasa es que yo he vivido siempre en ambiente donde tiene predominancia la figura masculina: en mi casa tenía cuatro hermanos, estudié Ingeniería Civil, que cuando yo entré éramos 150 hombres y tres mujeres. Trabajo en un proyecto de transporte en donde no hay mujeres. No he visto una mujer que maneje un bus. Y sí hay empresarias de transporte, pero es mínimo. Entonces, para mí es normal. He sido muy bien aceptada en el partido.