Con Salvador Sánchez Cerén como virtual presidente electo de El Salvador, ya sumarían cuatro mandatarios con pasado guerrillero: el primero fue Daniel Ortega en Nicaragua; luego asumieron José Mujica en Uruguay y Dilma Rouseff, en Brasil.
El efemelenista Salvador Sánchez Cerén, quien alcanzó la mayor cantidad de votos en el escrutinio final, fue un profesor de profesión con una larga trayectoria como activista social desde la década de los sesenta. En los setenta se integra como directivo de la Asociación Nacional de Educadores Salvadoreños (ANDES 21 de junio), y en medio del conflicto armado, formó parte de las Fuerzas populares de Liberación (FPL), una de las organizaciones que participaban del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional.
Con la firma de los Acuerdos de Paz y su partido constituido como fuerza política dentro de la democracia salvadoreña, resulta electo diputado en el año 2000 y con el triunfo presidencial de su partido asume el cargo de ministro de Educación y vicepresidente de la República.
En 2012 se postula como candidato presidencial y se impone en la primera ronda de los comicios de este año, pero no logra superar el porcentaje mínimo para ganar las elecciones. El pasado 9 de marzo resultó victorioso por un ajustado margen de 6,364 votos.
Atrás quedaron los años donde se reivindicaba marxista leninista y luchaba contra lo que él consideraba un sistema social opresor. Parte fundamental de su discurso de campaña , que se refleja en su plan de gobierno, está el llamado a conformar un mandato de unificación nacional, respeto a la Constitución y fomento de la inversión privada y crecimiento económico.
José Mujica: un presidente controversial y sencillo
Mujica, nacido en 1935 en Montevideo, tuvo en su tío Ángel Cordano una influencia política decisiva desde la juventud y a partir de 1956, a la edad de 21 años, comenzó su militancia con el Partido Nacionalista, del cual fue Secretario General de la Juventud. Luego de crear la Unión Nacional en 1962, se incorpora al Movimiento Nacional de Liberación Tupamaros.
Resultó herido seis veces en operaciones guerrilleras. Fue apresado cuatro veces y pasó 15 años en la cárcel, cuyo periodo más largo fue entre 1972 y 1985, bajo torturas. En la época de la dictadura militar, fue tomado como rehén, lo que implicaba ser ejecutado cuando su organización llevara a cabo acciones armadas.
En 1985, con la llegada de la democracia al país, Mujica sale en libertad mediante una ley que le otorgó amnistía de delitos políticos, comunes y militares cometidos a partir del 1 de enero de 1962. Pese a pasar 13 años en prisión su activismo político no menguó. Creó, con otros dirigentes y organizaciones de izquierda, el Movimiento de Participación Popular, como organización dentro del Frente Amplio, actual partido de gobierno.
En 1994 fue electo diputado y dijo sentirse como un “florero” en relación con la labor legislativa. En este puesto, fue una figura política que expresaba el descontento de la población ante la reformas neoliberales aplicadas en el país. Posteriormente fue senador en 1999 y seis años después, en el gobierno del presidente frenteamplista Tabaré Vásquez, fue ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca. Ya desde ese momento era uno de los operadores políticos y formadores de opinión de su partido y de la vida política uruguaya.
Después de vencer a Daniel Astori en las internas de su partido, resulta precandidato presidencial y con una votación cercana a la mitad de los votos válidos ganó la presidencia de su país en 2010.
Su mandato, de izquierda moderada, se ha caracterizado por su sencillez. Se moviliza en un viejo Volkswagen, vive en una pequeña chacra en las afueras de Montevideo y viaja segunda clase en sus viajes oficiales.
No en balde los medios de comunicación lo han llamado “el presidente más pobre del mundo”. “Yo no soy pobre. Pobres son los que precisan mucho para vivir, esos son los verdaderos pobres, yo tengo lo suficiente», respondió Mujica a los periodistas.
Como presidente ha impulsado polémicas medidas, como el matrimonio gay y la legalización y regulación de la producción, venta y consumo de la marihuana, que han generado admiración y antipatía en Uruguay y el mundo. En 2013, la revista The Economist declaró a Uruguay como el país del año.
Dilma Rousseff: la Juana de Arco de la guerrilla
Nacida en el seno de una familia de clase media alta, Dilma Rousseff se vio impactada en 1964 con el golpe militar contra Joao Goulart. Dilma, con apenas 17 años y en un colegio con un movimiento estudiantil activo, asume su compromiso político como militante de base de la organización revolucionaria marxista Política Obrera (POLOP) y luego en el grupo guerrillero Comando de Liberación Nacional (COLINA). Para 1969 pasó a la Vanguardia Armada Revolucionaria Palmares (VAR). En esta última organización conoció a Carlos Araujo, su compañero de vida con el que procreó a sus tres hijos.
En el marco de la represión, fue capturada junto con otros compañeros de la VAR y torturada con el método Pau de arara y Silla del dragón (descargas eléctricas en las partes más sensibles del cuerpo. Fue condenada por un tribunal militar a seis años de prisión y 18 con sus derechos políticos inhabilitados. Al tercer año de prisión, dicho tribunal redujo su pena a dos años y un mes. Cuando fue liberada, en 1972, pesaba diez kilos menos y sufrió de una disfunción en la tiroides.
Con Joao Baptista Figuereido como presidente (1979-1985) el régimen militar propició medidas controladas de apertura democrática, al propiciar el pluripartidismo. Rousseff fundó así el Partido Democrático de Trabajadores (PDT), con el cual permanecería de forma independiente hasta que en 1998 esta organización concretara una alianza con el Partido de los Trabajadores (PT) de Lula Da Silva.
Con Lula como presidente fue Ministra Nacional de Energía y Minas y tras una crisis política a lo interno del partido de gobierno, asume el cargo como Jefa del Gabinete en 2005. Con la bendición del mandatario, su nombre empezó a sonar desde 2007 hasta que fue electa tres años después.
Sus colaboradores destacan su liderazgo en un entorno tradicionalmente dominado por hombres, incluso desde sus tiempos como guerrillera. En medio de su carrera por la presidencia, se difundieron archivos secretos sobre la represión durante la dictadura donde calificaban a Rousseff como la “Juana de Arco de la guerrilla”.
Ortega: al poder por las balas
Daniel Ortega fue el único guerrillero que asumió el poder justo después de la revolución que derribó la dictadura de Anastasio Somoza.
En la década de los sesenta su figura comenzó a ganar prestigio dentro del Frente Sandinista por la Liberación Nacional al ser detenido por asaltar un banco. En 1974, junto con otros guerrilleros asaltan la casa del presidente del Banco Central de Nicaragua, luego de que este saliera de la casa del embajador estadounidense en el país. Durante los momentos más tensos de la lucha armada, entre 1978 y 1979 se refugió en Costa Rica.
Después de la caída de Somoza, la breve presidencia de Francisco Urcuyo Maliaños, y el fin de la guerra civil, integró la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional y el 4 de noviembre de 1984 obtiene la victoria electoral con un 63% de los votos. Presidiría el país de 1985 a 1990, en medio de un recrudecimiento del conflicto entre las fuerzas defensoras del régimen socialista y los contras. Violeta Barrios de Chamorro lo derrota en las presidenciales de 1990 y desde ese año hasta el 2006 es el líder de la oposición.
Posteriormente recuperaría la presidencia desde 2006 y hasta la fecha es el mandatario del país. Las elecciones donde fue escogido por tercera vez como presidente (2011) estuvieron marcadas por rumores de fraudes, pese a su amplio margen de triunfo.
Su gestión ha estado envuelta en medio de denuncias de la oposición por gobernar Nicaragua de forma autoritaria. El año pasado realizó una serie de reformas constitucionales para fortalecer aún más su control político sobre las distintas instituciones del Estado en el país más pobre de América Latina.