Dionisio Arístides Umanzor Osorio, alias El Sirra, reconocido cabecilla de la Mara Salvatrucha (MS-13), tendrá que continuar purgando una condena de 33 años de prisión en aislamiento total en el Penal de Máxima Seguridad de Zacatecoluca, en La Paz. Así lo notificó el Centro Judicial Isidro Menéndez, después de conocer que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) decidió archivar una demanda contra El Salvador que él presentó.
El Sirra fue condenado en septiembre del año 2000 a 33 años tras ser encontrado culpable por los delitos de homicidio, secuestro y daños agravados.
El cabecilla pandillero fue recluido en el penal conocido como Zacatraz en 2009, luego que un tribunal de vigilancia penitenciaria determinara que continuaba ordenando ilícitos, como homicidios y extorsiones, desde prisión.
Sin embargo, en 2012, y como parte de los beneficios de “la tregua” pactada entre el gobierno de Mauricio Funes y los cabecillas de las principales pandillas del país, MS13 y Barrio 18, en sus dos facciones Sureños y Revolucionarios, dio como beneficios la salida del régimen de máxima seguridad a El Sirra, internándolo en el penal de Ciudad Barrios, en San Miguel. El cabecilla fue favorecido con una serie de privilegios, entre los que están fiestas, comidas de restaurantes e incluso salidas del sistema carcelario con escolta policial.
Al finalizar la tregua, en 2014, los cabecillas de las pandillas, incluyendo a El Sirra, fueron obligados a volver al régimen de Zacatraz.
“El Sirra” ya no quiere estar solo. Al menos eso se interpretó en la medida cautelar solicitada a al CIDH en 2016, tras sufrir un año de aislamiento.
Su demanda pretendía condenar al Estado salvadoreño “por estar vulnerando altamente los derechos de los privados de libertad y más aún del señor Umanzor que sufren el mismo trato en el centro penal de máxima seguridad de Zacatecoluca”, indica.
Además describen las condiciones de encierro que soporta: “Umanzor ha sido encerrado en una celda especial, llámese de aislamiento; castigo o calabozo extremadamente pequeñas sin visibilidad en ningún lado y con orificios pequeños de entrada de aire”, indica la demanda interpuesta por la abogada del pandillero.
El Sirra sufre padecimientos cardíacos y de la cabeza, como psicológicos, dicen tras denunciar que no cuenta con asistencia médica pertinente.
A pesar de todos estos señalamientos, el CIDH negó la petición del cabecilla y decidió cerrar el caso.
“El organismo consideró que no hay fundamento para aplicar medidas cautelares o para continuar con el caso”, indica un comunicado publicado por el Centro Judicial Isidro Menéndez, luego que Cancillería notificara sobre la resolución del organismo internacional.