Secretos, pleitos e intrigas. Los últimos años del pastor Edgar López Bertrand, conocido como Hermano Toby, estuvieron envueltos en una serie de pleitos, de acusaciones por corrupción y de riñas con sus hijos por su joven esposa Gabriela Guadalupe Flores, quien en ese entonces tenía 19 años.
Los hijos de López Bertrand, conocido como Hermano Toby, no estuvieron de acuerdo con esa relación. Se opusieron desde un inicio. Pero el Hermano Toby no solo siguió su noviazgo con Gabriela, sino que, cuatro años después, se acompañó con ella. Y, un año después, se casó. La boda se celebró el 17 de diciembre de 2016.
López Bertrand, de 77 años de edad, nombró a su joven esposa directora ejecutiva de todas las empresas: iglesias, colegios y otros negocios. Esa decisión hizo enfadar a sus hijos, sobre todo a Edgar López Bertrand Junior, conocido como Toby Jr.
Gabriela comenzó a administrar las empresas. En varias ocasiones, el Hermano Toby le dijo que ella era sus ojos dentro del Tabernáculo. Asegura que su esposo desconfiaba de Toby Jr. Sobre todo porque, desde que ella comenzó a administrar las empresas, descubrió una serie de irregularidades que apuntaban a graves actos de corrupción.
Los roces se intensificaron. Toby Jr. comenzó a moverse para anular a Gabriela. Esos choques provocaron que la salud del Hermano Toby se agravara. Esta información r está consignada en un expediente judicial que se encuentra en tribunales de justicia de San Salvador en el que se acusa a Toby Jr. por expresiones de violencia contra de la mujer.
En ese expediente, Gabriela relata los pleitos que ha tenido con los hijos de su esposo, sobre todo con Toby Jr., desde que comenzó la relación y, sobre todo, desde que se casó con él y asumió la dirección de las empresas.
El presunto envenenamiento
En septiembre de 2017, la salud de Edgar López Bertrand, conocido como Hermano Toby, había empeorado. Los enfrentamientos con sus hijos, quienes estaban en desacuerdo con su último matrimonio, eran constantes.
Su esposa, Gabriela Flores, asegura que se dedicó a cuidarlo. No solo lo acompañó al médico en diferentes ocasiones, sino que contrató a un equipo de enfermeros para que le suministraran los medicamentos. Pero los hijos del Hermano Toby creían que Gabriela estaba con él únicamente por interés. Pensaban que sus actos no eran sinceros y que lo único que le interesaba era quedarse con la herencia.
Los problemas continuaron. El Hermano Toby y su joven esposa dejaron de asistir a los cultos que dirigía su hijo Toby Jr. Gabriela recuerda que las acusaciones en su contra se intensificaron.
“En septiembre de 2017, no recuerdo la fecha exacta, llegamos a la casa con mi esposo. Veníamos del hospital. Yo bajé con todas las recetas médicas a platicar con el enfermero para explicarle de la forma en cómo había estado consumiendo la medicina. Fue entonces que Gina López Bertrand, hija de mi esposo, me comenzó a gritar de forma alterada. Me dijo que yo venía de una familia de delincuentes, que yo estaba tratando de envenenar a mi esposo, de intentar matarlo. Me dijo que ellos nunca estuvieron de acuerdo con mi matrimonio, que yo debería de irme, que dejara el hogar, que tuviera hijos. Sus palabras fueron que los dejara en paz, que yo estaba joven y bonita y que cualquier hombre me haría caso. Parte de las acusaciones eran que yo quería robarme la herencia de ellos”.
En noviembre de 2017, pocas horas después que el Hermano Toby falleciera, sus hijos llegaron a la casa de su esposa Gabriela Flores y le pidieron la clave de la caja fuerte. Querían saber lo que su padre, el pastor general del Tabernáculo Bíblico Bautista, había dejado guardado.
Gabriela les pidió tiempo. Les dijo que no era el mejor momento. Pero los hijos insistieron. Fue entonces que ella abrió la caja fuerte.
El Tribunal Primero de Instrucción finalizó este miércoles la audiencia preliminar. Toby Jr. y su madrastra llegaron a un acuerdo. Sin embargo, no se brindaron mayores detalles aduciendo que el caso tiene reserva.
El Hermano Toby falleció el 29 de noviembre de 2017. La noticia generó un fuerte impacto en redes sociales. El entierro estuvo repleto de feligreses.