Al menos 22 familias del mesón 201 del barrio Modelo tuvieron que colgar pancartas y banderas blancas como señal de auxilio ante sus necesidades: desde el inicio de la cuarentena domiciliar por el coronavirus (COVID-19) han pasado duros momentos y, sobre todo, hambre.
Estos habitantes de la localidad ubicada en San Salvador afirman que los alimentos se les han terminado, no se vieron beneficiados por el subsidio de $300 entregado a familias afectadas por las medidas de aislamiento domiciliar, mientras que niños y ancianos son los más afectados por la falta de comida, medicinas, insumos para bebés, como pañales, e incluso agua potable.
Pero barrio Modelo no es el único lugar en el que los habitantes más necesitados han tenido que recurrir a esta estrategia para pedir auxilio. Este martes, varias viviendas de Altavista izaron banderas blancas improvisadas, camisetas o cualquier objeto que hiciera de pancarta para exponer su necesidad de alimentos. En las últimas horas, recibieron alimentos de parte del Gobierno.
Pero en el mesón del barrio Modelo la situación también es bastante precaria. Sus habitantes se caracterizan por ser vendedores ambulantes, uno de los sectores informales afectados por las medidas para evitar la propagación del COVID-19 en el territorio nacional.
Ante la imposibilidad de salir a vender, han estado encerrados sin otra forma de percibir ingresos.
«Nosotros toda la cuarentena hemos estado encerradas, no tenemos víveres, no tenemos nada de nada, y si hemos salido es porque la libra de frijoles y arroz que teníamos se nos agotó», denunció Mercedes Ventura, una de las habitantes del mesón 201, quien reconoció que se pusieron de acuerdo para llamar la atención de las autoridades.
Añadió que ante la complicada situación económica, «uno solo (pidiendo auxilio) es mentira, así que teníamos que unirnos para que se vea que sí necesitamos. Pueden entrar a ver que no tenemos nada en las cacerolas. Se nos arruinó toda la venta, no nos salió el bono, no nos salió nada y hemos estado encerradas toda la cuarentena, no hemos recibido ninguna ayuda», reclamó.
Afirmaron que lo que más les urge, además de alimentos básicos como arroz o frijoles, son pañales y leche para los bebés que viven en la zona, donde no solo falta agua, como denunciaron, sino también hay problemas en el suelo donde están los cimientos de sus habitaciones.
Por su lado, Wilfredo Villalta, otro de los habitantes del mesón 201, lamentó que el sector laboral en que ellos se desempeñan está paralizado desde el 21 de marzo, fecha en que las autoridades ordenaron el régimen de aislamiento domiciliar a nivel nacional.
«Aquí la mayoría somos vendedores ambulantes y no tenemos ni para pagar los cuartos, los debemos», reveló este hombre que solía comercializar dulces de bus en bus antes de que el coronavirus golpeara en el país.
«Estamos pasando una situación crítica, ya nos acabamos los centavos que teníamos. Hemos estado desde que comenzó la cuarentena viendo cómo podíamos hacer. Nadie ha venido a decirnos algo o recibido los $300, somos vendedores informales, yo vendo dulces en los buses y eso me ha afectado mucho», agregó Villalta sobre su caso.
Las 22 familias han convivido así con la incertidumbre de una enfermedad que ya contabiliza 1,037 casos en el país, lo que los vuelve también un sector vulnerable a la enfermedad ante la falta de insumos de desinfección, higiene y agua.
Pero los habitantes del mesón 201 también están expuestos a pasar hambruna, problemas de salud por la falta de agua potable e incluso están en condiciones de insalubridad ya que escasean pañales para bebés y otros insumos de limpieza general.
Es por eso que admitieron que era necesario tomar medidas y, en particular, una acción que ya se vivió en zonas pobres de países como Guatemala y Colombia, donde la falta de alimentos obligó a sus pobladores a colgar banderas de auxilio en las entradas de sus casas.
«Decidimos salir todos para que vinieran a ver, somos 22 familias y todos necesitamos, miren… hay tiernitos (bebés)», admitió Mercedes Ventura a los medios de comunicación que llegaron ante su llamado de emergencia.
Su esfuerzo ya generó los primeros frutos, ya que representantes de la Alcaldía de San Salvador y del Gobierno entregaron este miércoles víveres a los habitantes de una zona que evidencia el impacto económico del COVID-19 en El Salvador.
El país se mantiene en un estado de emergencia ante la pandemia desde el 14 de marzo y el Gobierno decretó una cuarentena domiciliar a nivel nacional el 21 de marzo. Desde entonces, empresas, vendedores informales y diversos rubros se han visto paralizados y expuestos a perder todos sus ingresos, lo que lleva a que surjan casos como los del barrio Modelo.