Desde el pasado lunes el Juzgado Especializado de Sentencia para una Vida Libre de Violencia y Discriminación contra la Mujer, de San Salvador, desarrolla el juicio contra Mario Alberto Huezo Portillo, quien es acusado del delito de feminicidio agravado en perjuicio de su compañera de vida, la periodista Karla Turcios.
A lo largo del juicio al menos 40 testigos han declarado contra Huezo Portillo. “La acusación está sustentada totalmente en prueba pericial, testimonial y vasta”, aseguró la fiscal del caso el pasado lunes.
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Un psiquiatra del Instituto de Medicina Legal (IML) reveló este jueves que tras practicar la autopsia psicológica, determinaron que la víctima “era objeto de violencia económica, así como que el imputado tenía una conducta dominante, celoso, pasivo agresivo y controlador. También había manipulación por parte del detenido”.
Por su parte un perito de la Fiscalía General de la República (FGR) declaró y ha sido quien le dio seguimiento mediante las cámaras de vigilancia al caso. El perito aseguró que las placas del automotor coinciden con las expuestas en las imágenes tomadas el día que el presunto feminicida abandonó el cadáver de la periodista en el kilómetro 92 y medio de la carretera Longitudinal del Norte.
Se espera que en las próximas horas la jueza que lleva el caso diga cuándo dará el fallo contra el imputado.
De acuerdo con las investigaciones realizadas por la Fiscalía, Huezo Portillo asfixió a su compañera de vida cuando intentaba dormir, por lo que no opuso resistencia. Tras cometer el crimen, el imputado introdujo el cuerpo de Karla Turcios en su vehículo y condujo con este hasta Santa Rosa Guachipilín donde lo abandonó.
Lo que acaparó la atención del Ministerio Público fue que posterior a la muerte de Turcios, Mario Huezo brindó una serie de entrevistas, algo inusual en este tipo de hechos. Lo que hizo sospechar que él había asesinado a su compañera de vida.
Además, la Fiscalía reveló que Huezo no contaba con un trabajo y que la única que aportaba al hogar era la periodista. Huezo sin embargo se la pasaba en redes sociales, chateando y en videojuegos.