El Salvador
martes 26 de noviembre de 2024

Los pleitos de Toby Jr. con su joven madrastra

por Redacción


Los últimos años del pastor Edgar López Bertrand, conocido como Hermano Toby, estuvieron envueltos en una serie de pleitos, de acusaciones por corrupción y de riñas con sus hijos por su joven esposa. En un juzgado de San Salvador hay una acusación contra Toby Jr. por expresiones de violencia contra la mujer. La acusadora es una joven de 26 años que se casó con López Bertrand un año antes de su muerte.

Seis años antes de morir, el fundador del Tabernáculo Bíblico Bautista, Edgar López Bertrand, inició una relación con una joven de 19 años llamada Gabriela Guadalupe Flores.

Los hijos de López Bertrand, conocido como Hermano Toby, no estuvieron de acuerdo con esa relación. Se opusieron desde un inicio.

Pero el Hermano Toby no solo siguió su noviazgo con Gabriela, sino que, cuatro años después, se acompañó con ella. Y un año después se casó. La boda se celebró el 17 de diciembre de 2016.

López Bertrand, de 77 años de edad, nombró a su joven esposa directora ejecutiva de todas las empresas: iglesias, colegios y otros negocios. Esa decisión hizo enfadar a sus hijos, sobre todo a Edgar López Bertrand Junior, conocido como Toby Jr.

Gabriela comenzó a administrar las empresas. En varias ocasiones, el Hermano Toby le dijo que ella era sus ojos dentro del Tabernáculo.

Asegura que su esposo desconfiaba de Toby Jr. Sobre todo porque, desde que ella comenzó a administrar las empresas, descubrió una serie de irregularidades que apuntaban a graves actos de corrupción.

Los roces se intensificaron. Toby Jr. comenzó a moverse para anular a Gabriela. Esos choques provocaron que la salud del Hermano Toby se agravara.

La información anterior está consignada en un expediente judicial que se encuentra en un juzgado de Paz de San Salvador en el que se acusa a Toby Jr. por expresiones de violencia contra de la mujer.

En ese expediente, Gabriela relata los pleitos que ha tenido con los hijos de su esposo, sobre todo con Toby Jr., desde que comenzó la relación y, sobre todo, desde que se casó con él y asumió la dirección de las empresas.

“Antes de casarnos ya teníamos un año viviendo juntos y cinco años de ser novios. Luego de casarnos, empecé a trabajar en la Misión Bautista. Mi primer cargo fue de asistente de presidencia. Luego de cinco meses, mi esposo me ascendió a CEO (director ejecutivo de la empresa) de la misión”, relata.

“Dentro de mis responsabilidades no solo estaban cuestiones administrativas de la iglesia, sino que tenía obligaciones personales de mi esposo y sus empresas. Mi esposo me nombró CEO para poder tener él un mejor control y representación en la iglesia. En palabras textuales, él me dijo que quería tener ojos dentro de la misión, porque de cierta manera ya estaba retirado y no estaba enterado de todo lo que pasaba en la misión, solamente firmaba contratos, compraventas de grandes de inmuebles y eventos grandes, pero no se involucraba en la parte administrativa ni financiera”, agrega.

Gabriela continúa detallando que mientras se desempeñó como CEO de las oficinas administrativas del Tabernáculo resolvió diferentes problemas que habían dejado las administraciones anteriores.

Asegura que renegoció deudas y despidió a parte del personal, sobre todo a quienes habían estado ligados a casos de corrupción y robos.

“No hubo nadie más en el puesto del CEO hasta mi entrada. Mi esposo lo creó cuando decidió que yo formara parte de la administración financiera. Yo solo veía números, pero no tuve acceso a cuentas ni firmas”.

“Mi esposo era la persona que tomaba las decisiones. Era el presidente. En ese momento, el señor Edgar López Bertrand Jr, conocido como Toby Jr., reaccionó de forma negativa. Siempre me cuestionaba y discriminaba. Él era el secretario de la misión y de la junta directiva… se encargaba de la parte operativa”.

“Mi esposo sospechaba de anomalías dentro de la institución y por ello delegó esas funciones en mí. Pues ninguno de sus hijos era parte de la administración. Cuando mi esposo me nombró CEO, ninguno de sus hijos lo aprobó, y, días antes, su hijo Toby Jr. se proclamó como el administrador de la misión, y ese fue el primer desacuerdo que tuvo con mi esposo y conmigo. Pues ninguna de las esposas anteriores había formado parte de la administración”.

“Toby Jr. dudaba de mi capacidad para desarrollar el cargo de CEO, pero fue gracias a la experiencia que tuve al administrar negocios pequeños que pude apoyar a mi esposo. Me encargaba de todas las unidades de negocio que se derivan de la institución: iglesia, colegio, cafetería. Ante la demanda de tanto trabajo se necesitaba más ayuda. Es por ello que mi esposo contrata a mi hermana Emperatriz. Cuando eso ocurrió, sus hijos se acercaron a mi esposo alegando por qué contrataba a mi familia y no a sus familiares”.

Gabriela asegura que, en 2016, su hermana Emperatriz fue nombrada administradora financiera del colegio Luz de Israel y que inmediatamente identificó anomalías en el manejo de los fondos.

“Ella propuso sistematizar la operación. Con el sistema y el inventario que implementaron era más fácil detectar fugas. Al momento de instalar los sistemas empezó el conflicto entre mi esposo y su hijo Toby Jr.  Un ejemplo del conflicto fue por las pérdidas que reflejaba la Librería”.

“Se hicieron varias auditorias sorpresa para todas las áreas administrativas y se enteraron de las anomalías que eran desconocidas por mi esposo. Aquí empiezan los roces laborales entre mi hermana, mi esposo y mi persona. Su hijo comenzó a discriminarme. Hacía comentarios denigrantes.  Decía que no se veía bien que la esposa de su padre ostentara el cargo de CEO y que su hermana tuviese el cargo de administradora. Utilizó expresiones denigrantes hacia mi persona como que yo debería estar en la casa de adorno, haciendo énfasis que no tenía el conocimiento para desarrollar mi cargo y mis responsabilidades”.

“Un momento que recuerdo perfectamente y el cual después fue objeto de riña en mi contra es cuando mi esposo culpó a su hijo Toby Jr. de ser responsable de ciertas anomalías por la fuga de dinero… Se descubrieron, entre otras cosas, líneas de teléfono falsas y problemas con AFP”.

“Comenzaron, a partir de ese momento, los ataques verbales de Toby Jr. En 2016, en un culto, dijo que la felicidad solo me iba a durar 2 o 3 años… Me acusó de falsa. En cada oportunidad que tenía hacía comentarios al personal administrativo tratando de desacreditar mi trabajo, alegando que solo tenía apariencia física pero no inteligencia, que mi esposo debería dejarme en casa como adorno. Hacía comentarios sarcásticos que yo no tenía una carrera profesional”.

“Posteriormente, y por estas conductas reiteradas, mi esposo decide que no debíamos asistir a los cultos de su hijo… Mientras la salud de mi esposo iba empeorando, Toby Jr. comenzó a involucrases en mi vida personal, familiar y laboral. Empezó a despojarme de mi oficina y de mis cosas personales y privadas. Sacó mis cosas sin autorización. Me cerró la oficina que también era de mi esposo. Perdí acceso a la información, a la administración, no solamente en la iglesia, sino en los negocios de mi esposo. También comenzó a cuestionar mis gastos en las tarjetas de crédito”.

“Cuando empezamos a negociar con mi esposo una deuda millonaria que tenía la iglesia, una persona envió una carta anónima diciendo que mi esposo estaba destruyendo la iglesia desde el momento que se había casado conmigo y que apoyaban la administración de Toby Jr. Mi esposo se enfadó y le afectó mucho a su salud. Mi esposo me recalcó que la persona que estaba dañando la iglesia era su hijo Toby Jr.”.

“En una ocasión, ante muchas personas y parte del personal administrativo, se convocó a una reunión. Este fue el detonante de la salud de mi esposo. Él me dice que nos vayamos lejos, que la iglesia le pagará lo que le debe. Mi esposo empieza a tener más roces con su hijo por sus comentarios hacia mí. Esto marca el estado de salud de mi esposo. Fue un detonante. Aquí es donde me dedico a cuidarlo a tiempo completo”.

LEA MAÑANA SEGUNDA ENTREGA: Los hijos del Hermano Toby acusaron a su joven esposa de intentar envenenarlo para quedarse con la herencia.