El Salvador
jueves 9 de enero de 2025

La historia no contada del decapitador del centro

por Redacción


En los primeros reportes se dijo que Ronald López había asesinado y decapitado a su víctima; y que luego había abusado sexualmente del cadáver. Pero eso último nunca fue consignado por los agentes que llegaron a la escena. Tampoco por los fiscales. Además, la víctima no era un vigilante privado.

El reporte que los policías escucharon por el Operador de Emergencias era brutal: un hombre había sido decapitado en una desolada calle de San Salvador.

Los agentes se dirigieron a toda prisa al lugar indicado. Cuando llegaron no solo encontraron el cadáver de un hombre decapitado, sino a otro hombre sentado sobre la acera con la camisa bañada en sangre. Tenía la mirada perdida. Era la una de la madrugada del 5 de abril.

Los agentes se le acercaron y le pidieron que se pusiera de pie. Lo hizo. No se resistió. Uno de los policías le exigió los documentos de identidad, pero este aseguró que no los portaba. Cuando le preguntaron su nombre respondió sin titubeos que se llamaba Ronald Alexander López Hernández.

En seguida lo arrestaron. Le pidieron que diera el nombre de un familiar para informar sobre la detención, pero este dijo que no tenía a nadie. Le preguntaron si pondría un defensor y este respondió que no.

Los policías se trasladaron con el detenido a una cervecería. Ahí entrevistaron a un hombre de avanzada edad. Hablaron durante varios minutos.  Hicieron apuntes en una libreta y luego se fueron a la delegación central.

Por la mañana comenzaron a circular en redes sociales fotografías de Ronald. Las imágenes eran impactantes: tenía la camisa empapada de sangre y la mirada extraviada.

Los primeros reportes consignaban que Ronald había asesinado y decapitado a un vigilante del centro de San Salvador; y que luego había abusado sexualmente del cadáver. Pero eso nunca fue consignado en el reporte de la Policía Nacional Civil (PNC). Tampoco en la investigación de la Fiscalía General de la República (FGR).

En el acta policial, los agentes que llegaron a la escena del crimen únicamente apuntaron los siguientes datos: el victimario estaba sentado a escasos centímetros del cadáver decapitado. La víctima estaba en ropa interior y tenía el pene, que también había sido cortado, en la mano derecha.  En el pavimento había un corvo ensangrentado. También anotaron la dirección de la escena: Tercera Calle Poniente, entre la 16 y 19 Avenida Norte.

En el expediente fiscal no hay más detalles. Únicamente se ratifica la relación de los hechos que elaboraron los agentes del Sistema de Emergencias 911 que atendieron el caso.

Por la mañana, cuando Ronald López fue presentado ante los medios de comunicación aún vestía la camisa ensangrentada. El inspector jefe de la Policía, Álvaro Díaz, dijo que era un peligroso delincuente que le había quitado la vida a una persona que trabajaba honradamente.

La víctima

La víctima no era un vigilante privado como se dijo en un primer momento. Era un contador con discapacidad auditiva y de lenguaje: no escuchaba ni hablaba. Su nombre era Rogelio Cabrera Gómez, de 63 años de edad.  Así consta en el expediente fiscal.

De hecho, cuando los agentes capturaron a Ronald, se trasladaron a una cervecería y conversaron con un hombre que se identificó como el dueño del negocio.

Este mismo hombre es el único testigo con el que cuentan los fiscales del caso. En su declaración aseguró que tenía 12 años de conocer a la víctima porque era su contador.

Detalló, además, que Rogelio lo visitaba una vez al mes para elaborar la declaración del Impuesto del Valor Agregado (IVA). Nunca se entretenía. Revisaba la documentación y se iba.

Explicó que el día del crimen,  Rogelio llegó a la cervecería como a las cinco de la tarde y que se retiró entre las ocho y nueve de  la noche.

Agregó que horas después llegaron los policías y le mostraron la fotografía de un hombre que identificó en seguida: era su amigo Rogelio.

Además observó a un joven con la camisa ensangrentada que era custodiado por los agentes. En seguida supo que su contador había sido asesinado.

El pasado 7 de abril, Ronald fue llevado al Centro Judicial Isidro Menéndez y fue acusado por el delito de homicidio agravado. Pero lo que sorprendió fue que en declaraciones a la prensa dijo una serie de frases inconexas y palabras incoherentes.

SEGUNDA ENTREGA: En la audiencia inicial, el abogado defensor le solicitó al juez un peritaje psicológico y psiquiátrico para constatar si el victimario entiende sobre una conducta ilícita. Pero antes de esa solicitud ya había un documento policial que indicaba que Ronald “hablaba incoherencias”.